Dilo serio

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—Ándate, Damon, no vamos a ir a ningún lado si sigues así...—

—¿Así? ¿Así como, mi cielo?— Inquirió tierno despejando la mirada del gran -gran- mapa que tenía entre manos. Bueno, posiblemente era anticuado hacerlo, y por el mismo motivo Jamie rezongaba.

—Saca ya la dirección, nos vas a perder—

—Nada de eso, Jay, ¿Qué dijiste antes de ándate? — El rubio enmarcó una ceja antes de mirar de reojo apenas moviendo un poco la cabeza al dibujante, que creaba una mueca de desaprobación infinita. Rodó los ojos bajo esos parpados cerrados, mientras mostraba la evidente presión entre sus dedos y el volante.

No lo iba a repetir, no se dignaría a hacer eso aunque jamás llegarían a aquel sitio en el que sería la celebración del compromiso de su hermano. Si llegaban muy tarde seguro que mataría a Damon, ya había planeado como, en su mente.

Tenía horas manejando sobre aquella calle vacía; El sol pegaba, le lastimaba los ojos, le hacía sudar mínimamente, pero las palabras a su lado no dejaban que se concentrara hasta que le dijo que no necesitaba de la ayuda del vocalista para llegar al sitio.

De allí que el mismo sujetara aquel mapa al revés, y comenzara a decir una sarta de tonterías que Jamie aun sin saber que lo eran no se atrevía a tomar en serio.

—¡Bien! Bien, está bien. Si necesito de tu ayuda, ¿de acuerdo? — Escupió con desesperación divertida para el músico; Sonrió, dejó un beso en la mejilla ajena y acomodó el mapa como se debía. Aclaró su garganta antes de indicarle a Jamie: Sigue derecho.

El castaño resopló, quedándose en silencio. Como fuese, no dudaría mucho con eso, Damon siempre encontraba la forma de hablar. Buscaba seguro en su mente un sin fin de opciones hasta dar con la que creía sería la que más conversación les haría tener. Era un camino largo, como fuese, y de alguna forma debía entretenerse; Jamie le había impedido llevar algún instrumento.

Una buena opción, al menos para Damon fue aclarar un par de puntos con su compañero, pero no fue hasta que abrió la boca para hablar cuando reconsideró por enésima vez la idea.

—¿Y ya te ha dicho como es ella? — Inquirió con ternura, con una vocecita frágil cargada de inocencia de niño. Hewlett negó. No quería pensar en eso. No quería hablar, y tampoco quería que el cantante lo hiciera, y no en ese momento especifico, sino en la fiesta.

—Creo me has perdido— Interrumpió de la nada; Hewlett lo admiró unos tres segundos con la seguridad de que no se estrellaría contra algo al frente. —¿Ajá? — La curiosidad le picaba; ya, que dijese lo que tenía en mente, como fuese sabía que se trataba de una cosa boba, y no por no preguntar Damon se la iba a guardar.

—Ajá...

—¿Y planeas decirme como, o voy a tener que leer tu mente otra vez? — Inquirió enmarcando una ceja. Lucia muy duro, y serio, casi intimidante.

—Lee mi mente, resulta más sencillo lidiar con tu indiferencia de esa forma—

—Bien, estás pensando que yo, tu dueño, amo, dios de todo lo bueno, y justo, rey del arte y las acuarelas, te hace el hombre más afortunado de todo el mundo— Remarcó con prepotencia fingida que Damon captó bien, y demostró cuando le dio un empujón amistoso al chico, seguido de una risa sarcástica, fingida en todo sentido en el que se podía fingir.

—Eso ni siquiera tiene que ver en el por qué me perdiste, Hewlett— Rezongó Albarn, confundido ante la serie de palabras que ya se le habían cruzado en mente, haciéndole casi olvidar de lo que hablaban; de no ser porque en la mirada del dibujante aun captaba algo de curiosidad habría dado el tema por visto, sin siquiera pensar por la tarde en el. Seguro que se habría quedado como una tontería más en su mente.

You can blame me -Jamion-Where stories live. Discover now