¿Qué pasa?

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Para Jamie aquella semana había transcurrido como quien pasa sus días de vacaciones en la selva, completamente solo. Por supuesto que un sitio así jamás se está solo, y ese era el problema.

Damon iba y venía por la casa siempre con el mismo gesto de inconformidad en el rostro, el cual Jamie trataba de ignorar. Y no porque de no hacerlo se fuese a sentir mal; Entendía muchas cosas, y se prometió hacer lo posible para que Damon se encontrara feliz, pero no, soportar una de sus rabietas infantiles no estaba en sus planes. . .

Por extraño motivo no era así, y eso que tendía a soportarle un montón de cosas.

Como aquella vez donde Jamie tenía todo listo para bañarse, y ante el silencio de la habitación ajena se aproximó al cuarto de baño lleno de confianza.

Por supuesto que no estaba poniendo atención, iba tarareando cierta canción de "The Smits" que paseaba por su mente desde temprano.

Abrió la puerta del baño, y, después de que el vapor le irritase cada centímetro de piel, se lo encontró allí, bajo toda el agua calientita que Jay se había tomado la molestia de preparar.

Ni siquiera le costó trabajo admirar únicamente aquellas iris verdes que le regresaban un gesto tranquilo:

—Hey, ¡Jay! — Exclamo cual niño: —Ah, uhm. . . ¿no quieres acompañarme?— Recibió en tono infantil mientras el agua aun caía sobre sus hombros.

—¡Te odio, Albarn!— Jamie evitó enojarse. Como fuese, saliendo del baño le daría un ataque de risa debido al aspecto de su novio... —No, no quiero acompañarte, tírate de un puente, o algo...— Reclamó un tanto molesto, con un tanto de actuación.

Damon solo alcanzó a lanzarle tantita agua caliente.

Bueno, Jamie si rio, y lo pasó por alto, aun y con que el bañarse temprano le regalaba una hora más de sueño, la cual le serviría al día que seguía a ese.

La vez del cereal.

Aquella donde su cereal optó por servirse una generosa cantidad de la fibra sabor manzana, de la cual apenas quedaba rastro en la bolsa.

Temprano, con prisa, y en la necesidad de desayunar algo que le hiciera aguantar hasta entrada la mañana;

Pasó por el pequeño comedor a la cocina, apenas apreciando que Albarn se encontraba allí;

Abrió el cajón donde se suponía se encontraba la caja de su cereal favorito, y no hubo rastro. Bueno, Damon era desordenado, seguro que buscando una cosa dejó aquello a segundo plano.

Pasó exactamente tres minutos buscando su desayuno, hasta que, rendido, asomó la cabeza para cuestionar a su novio; No tuvo que abrir la boca. Allí, sobre la mesa, no solo estaba la caja, sino el plato de Damon lleno de su desayuno.

—¡Damon! — Reclamó, saliendo completamente de la cocina: —¿Por qué no estás comiendo de tu cereal? — Ah, porque Damon decía que no le agradaba el sabor de la fibra. Que él prefería algún cereal con mucha azúcar, y chocolate, y eso corría a cuenta de Jamie, puesto que realmente no le costaba nada, y porque parecía hacerla de mamá en el supermercado. De allí también podía salir otro ejemplo.

—Me acabé el chocolate, y ahora sabe extraño— Respondió como si no notase el tono de molestia de Hewlett. Este bufó sonoramente, antes de volver a la cocina.

Y no, la taza de café no le duró ni dos horas.

Pero, como fuese, todo eso al final terminaba divirtiéndolo, ya que Damon lucia realmente tierno, y hasta pequeño cuando hacía ese tipo de cosas

You can blame me -Jamion-Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt