Cap 63 (CAPITULO FINAL)

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×Capitulo Final×

Miré el reloj fuera de la tienda.

12:30

No sabía de quién demonios había sido la flamante idea de casarlos a las 12:30, pero aquel ser, tenia todo mi odio en ese instante.

Corrí entre los edificios, sintiendo la desesperación y la adrenalina al máximo.

Varias veces quise detener algún taxi, pero las calles estaba llenas de transeúntes cargados de bolsas y difícilmente habría logrado conseguir uno a tiempo.

Así que corrí.

Mis pies dolían, mis pulmones quemaban, todo mi cuerpo demandaba oxigeno, demandaba descanso. Pero no podía parar, había una inercia dentro de mí, una fuerza propulsora que me impulsaba a seguir. Quizá era miedo, tal vez valor, no lo sabía, sólo necesitaba llegar a la iglesia y comprobar que Liam aun no se había casado. Cada minuto contaba.

Cuando una idea brillante llego a golpearme la cabeza como las pelotas del equipo de fútbol universitario, me detuve en seco y contacte a Katy.

«Gana tiempo, estoy de visita»

Esperaba que aquello fuera suficiente. Que mi mejor amiga fuera capaz de impedir aquello y se me diera el tiempo necesario para actuar.

—¡Auh! —gritó un hombre cuando, en mi huida, lo derribé a él y a sus cajas de cartón.

—¡Perdón, yo lo pago! —grité sin detenerme.

—¡Ay! —gritó otro hombre al que derribé por girar la cabeza para disculparme con el otro— ¡Pisaste mi fruta!

—¡Lo siento, también pagaré eso!

Corrí sin detenerme hasta llegar a la iglesia, donde el enorme reloj marcaba las 12:40 y las campanas resonaban a la par de los gritos jubilosos de los invitados que vitoreaban a la pareja que salía de la iglesia tomada de la mano, saludado al resto del mundo.

Un nudo se asentó en mi estómago, un sudor frío me recorrió la espalda y las lágrimas habían comenzado a aglomerarse nuevamente.

Erguí la cabeza y preparé mi mejor cara para darles las felicitaciones al nuevo matrimonio, tratado de llamar a mis piernas tambaleantes al orden, cuando Katy respondió:

«¿Dónde demonios estás? ¡Ya fingí tres calambres en el pasillo principal! No puedo hacer más ¡date prisa

Fruncí el ceño y levante la mirada hacia la feliz pareja.

Una bonita novia pelirroja sonreía con felicidad a su publico, un hombre de cabellos oscuros tomaba a su esposa de la cintura para plantarle un simbólico beso de unión.

Mujer feliz, mujer amable, sí, definitivamente aquella no poda ser América Pitz.

Giré hacia el letrero en verde que indicaba con letras blancas que era una idiota y que moviera mi estúpido trasero porque estaba e la calle «Eiffel» y no en la calle «Baltimore»... Está bien, lo de moverme fue mi propio aviso, pero lo tenía bien merecido.

Si no estuviera tan corta de tiempo, me habría detenido a golpear mi cabeza en repetida ocasiones contra el bonito faro fuera de la iglesia.

Emprendió la huida nuevamente, esta vez con fuerza renovada. Es increíble lo que un par de minutos de descanso pueden hacerle a un cuerpo cansado. No se si fue el miedo o la re-oxigenación, pero mis piernas se movían mucho más rápido.

Afortunado Desastre (LR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora