Cap. 32

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32. JAMES Y UN POCO DE FLAN.

Cuando el auto aparcó frente a una enorme residencia a las afueras de la ciudad al centro de un enorme pastizal justo frente a un río de agua clara y brava, Liam abrió la puerta de América con la misma seriedad que le había caracterizado hasta el momento y Geneden se irguió de inmediato.

—¿Llegamos?

—Eso creo.

Nos apresuramos a salir del auto solo para toparnos de frente con todo el clan Woodgeth que salió a recibir a su familia.

—¿Qué hace ella aquí? —preguntó Sarah Woodgeth visiblemente ofendida por mi presencia en ese lugar.

—Ella viene a ver al abuelo —anunció Gene pasando de largo junto a su abuela.

—Por supuesto que no, él está muy ocupado.

—Se hará el tiempo —aseguró Liam tomándome del brazo sin un ápice de delicadeza para, prácticamente, arrastrarme dentro de la residencia.

—Auh —me quejé en vano.

—Espérame en la cocina —ordenó con frialdad una vez que llegamos al frente de esta, abriendo la puerta.

—¿Por qué tengo que esperarte en la...? Uy, pasas, tomate tu tiempo —concedí tomando un puñado de pasas para mi a lo que Liam respondió cerrando la puerta detrás de si con una evidente carencia de delicadeza.

Después de un par de minutos en los que me dediqué a matar el tiempo comiendo pasas en soledad, se me ocurrió una idea brillante.

En aquella enorme cocina debían de tener todo tipo de ingredientes, en realidad solo me tomó un par de minutos reunir todos los necesarios.

Batir, mezclar, colocar, hornear... no tengo idea de cuanto tiempo estuve dentro de la cocina (considerando que tenían un horno express) pero sé que el Flan de Mascarpone me quedó excelente... o al menos se veía excelente.

Esperé a Liam un poco más pero para ser honesta me desespero con facilidad, así que no es exactamente una sorpresa que poco tiempo después hubiese tomando los dos platos con porciones equitativas de Flan de Mascarpone y acercándome sigilosamente a la puerta me hubiese propuesto salir...

Pero al abrir la puerta pude percatarme de que fuera se encontraban todos los Woodgeth reunidos en la enorme estancia. Estaba segura de que ni de broma iban a dejarme entrar a ver a James, mucho menos dejarían que le llevara algo de Flan de Mascarpone y pensé que incluso podrían considerarlo algo grosero al ser una de las recetas familiares mejor guardadas, jugandole la competencia a Coca-cola Company.

Entonces se me ocurrió otra idea brillante... de acuerdo, tengo que admitir que realmente no fue muy brillante.

Abrí la ventana al fondo de la cocina y calculé la altura de caída. Metro y medio. Iba a doler pero sobreviviría... o eso esperaba.

Coloqué los pequeños platos con Flan en la esquina de esta enorme ventana cuadrada y comencé la acción sacando una pierna por esta. Quise estirarme y tocar el suelo antes de sacar el otro pie pero era inútil, mi pie no medía 1.50m así que desistí casi al instante y comencé a girar mi cuerpo para sacar el otro pie. De pronto mi pie dentro se atascó entre el horno de microondas y la pared; comencé a tirar con fuerza tratando de entender como demonios es que fui a meter el pie ahí, pero fue inútil, estaba demasiado al fondo y mis piernas ya comenzaban a separarse.

Me quedé un par de segundos colgada a la pared como araña de lado con medio cuerpo dentro de la cocina. Hasta que sucedió lo inevitable. Mi pie comenzó a resbalar mientras le suplicaba a todo lo bueno que no me permitiera caer de golpe. Pero fue justo lo que sucedió.

Afortunado Desastre (LR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora