Cap. 24

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24. EN PRISIÓN... OTRA VEZ.

Cuando los policías comenzaron a entrar supe de inmediato que me arrestarían... por mi mala suerte, principalmente.

Los policías esposaron al 10% de los presentes, incluyendo a Wendy, Liam, el Angry Playboy y al pobre y enorme Billy.

Y como si mi mala suerte no hubiese tenido suficiente material para regodearse, los policías decidieron meternos a los cuatro en la misma pequeña patrulla.

Primero entró Liam, escoltado por dos policías armados, no entiendo por que lo hacían, quiero decir, nosotros dos eramos los menos temibles de toda aquella bandálica sociedad. Le siguió Wendy esposada con las manos detrás de la espalda y luego fue mi turno, seguida por Billy y el hombre de la lycra.

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Liam y yo estábamos recargados en la pared de una pequeña celda en la prisión estatal, frente a nosotros se encontraba Billy sentado en un pequeño bote haciendo figuritas de sombras con las manos... y el hombre de la lycra estaba de pie frente a nosotros recargado en el extremo de la pared.

—Oye, Luce —llamó el hombre acercándose a mi con lentitud.

No llegó muy lejos.

Liam se despegó de la pared pero no avanzó ni un pasó cuando el hombre lo detuvo con un:

—Oye, tranquilo, solo quiero pedirle disculpas.

—Puedes pedirle disculpas desde el otro lado de la celda —ordenó mordaz con una mirada de hielo.

El  rodó los ojos y volvió a su sitio recargándose en la pared del otro lado de la celda.

Gracias al cielo uno de los policías le había dado un pantalón antes de entrar a la celda.

Wendy, sentada sobre un colchón pestilente en la pared lateral, osciló la mirada de forma escudriñante entre Liam y yo.

—Escucha Luce, lo siento...

—Anthuan —lo silenció Wen con una mirada de advertencia.

—Cállate —le gruñó a mi hermana— Yo no tenía idea de que no querías estar ahí...

—Anthuan...

—Wendy me dijo que estabas ahí en busca de diversión... ya sabes... de tipo... de tipo sex...

—Ya no sigas —supliqué con los ojos cerrados y la cabeza recargada en la pared.

—¡Anthuan!

—Me hiciste quedar como una especie de psicópata Wendy, y yo no soy así —aclaró Anthuan.

—Disculpa aceptada —respondí sin abrir los ojos. Estaba segura de que mi rostro tomaría el color de la Jamaica si lo hacía.

Silencio.

—¿Lucy? —llamó uno de los internos en la celda de al lado.

—¿Riley? —me acerqué a el frente sosteniéndome de los barrotes de metal.

—¡Lucita! ¡Miren chicos, es Lucy! —anunció Riley al resto de los internos.

De pronto todos los internos se pusieron de pie y me miraron desde sus celdas aferrados a las barras de metal.

—¡Luce, Willy necesita que le des una lección en el Bingo!

Reí con ganas.

—¡No necesito ninguna lección, esa chica no ganaría ni un tres en raya!

—¡Oooooh! —incitaron los presos.

—¿Eres nuevo por aquí Willy? No te había visto antes.

Afortunado Desastre (LR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora