Afortunado Desastre (LR #2)

Cap. 59

59. AMSTERDAM/LONDRES

Me despedí de Van Gogh con un movimiento de la mano y avancé sintiéndome culpable por abandonarlo en un sitio en el que quizá nadie iba a volver a tomarlo en cuenta.

Aunque Liam parecía estar a medio paso de burlarse de mí, caminé hacia él tratando de mantener la frente en alto.

El resto del camino se me fue evaluando las calles de la ciudad, Liam habían conseguido un auto para llegar al aeropuerto de Schiphol, lo cual agradecía sinceramente, pues con aquella lluvia ligera no me apetecía caminar hasta el aeropuerto, entre los canales.

El Schiphol ofrecía un ambiente cálido y acogedor al interior de sus inmediaciones. No tardé demasiado en adaptarme al agradable ambiente, a pesar de que a mi alrededor se mezclaban un montón de lenguas diversas.

Cuando cruzamos por la taquilla, Liam frenó de golpe y señaló la pantalla que mostraba los vuelos de la aerolínea.

—Que suerte. Hay un vuelo a Londres en una hora —meditó Liam.

—Sí, que suerte —resoplé. Honestamente la suerte que tuvieran las demás personas me venía importando un pepino. Mientras la mía siguiera siendo una mierda poco podía importarme lo demás.

—¿Alguna vez has hecho alguna estupidez sin pensarlo demasiado? —preguntó con la mirada fija en la pantalla. Creó que un sexto sentido debió de advertirle por psicopaestecia que mi mirada y mi ceja arqueada ya se habían hecho presentes, pues al instante me miró y sonrió—. Tienes razón. A veces olvido con quien estoy hablando.

Rodé los ojos y volví la vista al frente.

Liam soltó una palabrería en neerlandés antes de girarse hacia mi y declarar.

—Espero que no hayas hecho planes para hoy.

—¿Por qué?

Mi único plan había sido llegar a dormir y comer comida Americana, de esa que no contiene carne cruda y tarda mas de dos días en digerirse por completo.

—Porque nos vamos a Londres.

—Que gracioso.

—Hablo en serio.

Busqué alguna señal de diversión en sus facciones pero al no encontrar mas que seriedad y convicción, el miedo me llegó.

****

—Liam, de verdad no creo que sea una buena idea —repliqué por enésima vez, mientras tiraba de una bolsa de mano con fuerza al subir al avión.

—¿Y a quién le importa? Una idea no tiene que ser buena para que podamos hacerla —dijo con un brillo diferente en la mirada.

—Esto va a tener serias consecuencias. Debíamos de llegar a las 5 ¿Cuándo llegaremos?

—Mañana. ¿Quieres dejar de preocuparte?

—Consecuencias, Liam, consecuencias —recordé, sentándome en el asiento de la ventana.

Liam sonrió. —Ya lidiaremos con eso después.

—Nos van a matar... Te van a matar.

América iba a hacernos pedazos, la madre de Liam iba a descuartizar nos, Katy y Dorian iba a colgar mi cabeza en la puerta de la entrada.

—Deja de preocuparte. Iremos a Londres.

Me mordí el labio instintivamente. Ni debía de alegrarme aquello, ¡pero qué demonios! ¡iba a conocer Londres!

Una sonrisa se escapó de mis labios.

—¡Iremos a Londres!

Liam rió con simpatía y sorpresivamente uno de sus pulgares rosó mi mejilla fugazmente.