Cap. 37

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37.

Convencer a Liam de que nos acompañara fue tan sencillo como convencer a Quentin de estudiar para sus exámenes, a Wendy de bajarle dos rayas a la falda o a Dorian de respetar los letreros de comida en la nevera.

—¿Puedes adelantarte Gene? Ayudaré a Liam.

—Ok.

Geneden se bajó del auto y caminó entré los chacos de agua abriéndose camino hasta la puerta donde fue bien recibida por Katy y Mery.

—Es nuestro turno —advertí antes de bajar del auto y dirigirme hacia la puerta de Liam para ayudarle a bajar.

Abrí la puerta y me topé con su mirada fulminante y su característico ceño fruncido. Si no se me estuviera congelando el trasero ahí afuera seguramente me habría parecido un gesto de lo mas cómico.

—Puedo caminar perfectamente —aseguró.

—No estoy segura, te tambaleaste hasta el auto y casi te caes de cabeza sobre el capote fuera de tu casa.

Se puso de pie molesto deteniéndose de la puerta. Su mandíbula se tensó mientras su mirada permanecía en el asfalto mojado. No importa la fuerza o autosuficiencia que Liam tratara de demostrar, él necesitaba ayuda.

Pasé mi cuerpo debajo de su brazo derecho y con el izquierdo traté de detener un poco su espalda colocándome su brazo derecho sobre el hombro para equilibrarnos.

—Ya te dije que no necesito ayuda.

—Y que no bebiera en aquella fiesta con John, y que no girara a la derecha, y que no peleara con aquel vago fuera del aeropuerto, y un montón de cosas mas en las que no te he escuchado. Ya deberías de estar acostumbrado.

Él masculló alguna frase ininteligible entre dientes antes de comenzar a dar sus primeros pasos.

Y una mierda, Liam pesaba como el infierno pero ya no podía hacerme a un lado sin más. Tenía que mantenerme firme.

—¡Katy! —grité.

Katy salió de inmediato abriendo la puerta para abrirme paso hacia el interior de la casa.

—¿Geneden puede quedarse contigo? —pregunté mientras conducía a Liam hacia las escaleras.

Nunca deseé con tanta fuerza vivir en una casa de una sola planta o una casa rodante de una sola habitación como ese día con todo el peso de Liam sobre mis hombros.

Miré a Dorian con un ruego contenido en la mirada,  a lo que mi amigo respondió de inmediato ayudándome a tomar a Liam del otro brazo. Ahora, juraba, mi mejor amigo también iba a traer el hombro magullado.

—Por supuesto —respondió Katy— ¿Y Liam se quedará con Quentin?

—No, se quedará conmigo —anuncié esperando la oleada de reprimendas que seguramente se iba a venir a continuación.

—¿Qué? —preguntó Katy con los ojos tan abiertos que incluso Dorian la examinó de lejos

—Por supuesto que no —se opuso John que hasta el momento no había notado en la sala.

—Se queda conmigo —dijo Quentin concordando con el resto.

—He dicho que se queda conmigo —anuncié escuetamente mientras Dorian me ayudaba a subirlo al primer escalón.

—¿Ya viste como viene? —recriminó John señalándolo despectivamente con la palma en exención. Mientras tanto, mi alma luchaba por no salirse de mi cuerpo a cada tirón en el que el pecho de Liam se balanceaba hacia adelante advirtiendo una caída que, finalmente, era mas bien librada por la fuerza de mi mejor amigo— No vas a quedarte con un borracho.

Afortunado Desastre (LR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora