Cap. 17

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17. 24 HORAS = 24 AÑOS (#4)

Giré hacia el pasillo que conducía hacia mi oficina pero me detuve en seco al percatarme del pequeño pero aglomerado grupo de cabezas rubias en torno al escritorio de Gaby.

—¡Luce! —gritó Gaby  tirando de mi mano hacia el frente— ¡Mira!

El grupo de chicas me abrió paso dejándome ver al final del pasillo, un bonito ramo de rosas rojas.

—¡Auh! ¿Quién demonios no le quita las espinas? —se quejó una de las chicas que se acercó a tocarlo, llevándose de inmediato el pulgar a la boca.

Rosas.

Rosas rojas.

Rosas rojas con espinas.

Me tensé al instante y comencé a hiperventilar.

—Y tiene una nota —chilló Gaby.

A pesar de ser hermosas y tener una bonita presentación con tarjeta blanca estaba segura de que aquello no era obra de ningún Woodgeth.

A mi mente llegaron los recuerdos de la ultima vez que Will intentó matarme.

Recuerdo que un enorme ramo de rosas rojas estaba tendido junto a mi cuerpo mientras trataba de forcejear con él para salir corriendo de ahí.

El ramo lo había comprado para nuestra primera cita en dos meses, habría sido un bonito detalle... si no me hubiera tratado de asesinar lastimándome con ellas.

En algún momento, después de gritarme lo zorra que era y tirarse sobre mi cuerpo en el suelo de mármol en mi pequeño departamento, Will tomó una de las rosas con espinas y la colocó con fuerza horizontalmente en mi boca, provocando que las espinas se incrustaran en mi lengua y labios, mientras trataba de luchar contra él.

Y ahora ahí plantada frente a Gaby tan cerca de las rosas rojas que tanto odiaba me entró una oleada de pánico al llevarme una mano a la comisura labial y sentir que una de las muchas cicatrices que Will había dejado en mi y que me decía que todo aquello era real.

Comencé a retroceder automáticamente.

—¿Luce estás bien? —preguntó Gaby con una mirada preocupada.

—Tal vez deberías de leer la nota —ofreció una de las secretarias rubias acercándose a mi con el ramo de rosas y la nota en exención.

Cerré los ojos y negué con la cabeza buscando apoyo en una de las sillas de oficina. —No.

—Pero, Luce... son tan hermosas —aseguró otra de las chicas.

—Lee la nota para nosotras —apremió otra.

—Llevártelo —le ordené a Gaby en un susurro sofocado sin perder de vista a la chica rubia que se aproximaba a mi con aquel horrible ramo de rosas.

—Pero Luce...

—¡ALÉJALO DE MI! —ordené en un grito desgarrador que borró absolutamente todas laa sonrisas en la sala.

Comencé a sentir un escalofrío recorrerme la espalda y las lagrimas aglomerarse. Entonces me eché a correr por el pasillo como damisela del siglo XVIII, lo cual solo fue ligeramente vergonzoso, pero no llegué muy lejos antes de topar con un par de cuerpos que se cruzaban en mi camino hacia el baño. Enserio, derribé al cartero, al hombre de paquetería, hice tambalear a Axel Woodgeth, creo que le torcí el tobillo a una rubia y finalmente me di de frente con un cuerpo grande y duro. Iba a caer sobre mi trasero en lo que prometía ser un golpe realmente duro pero unos brazos fuertes me levantaron antes de tocar el suelo.

Afortunado Desastre (LR #2)Där berättelser lever. Upptäck nu