Cap. 15

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15. 24 HORAS = 24 AÑOS (#2)

Caminé a paso decidido a mi oficina en la editorial con una horrible/maravillosa sensación de satisfacción y llenado estomacal al probar los 6 regalos de Liam... que al final de todos modos Quentin y Dorian se zamparon en mi ausencia de 5 minutos al baño.

Hasta ahora todos habían sido comida.

—Buenos días, Luce —saludó Gaby, mi secretaria con una sonrisa tan grande que creo que habría opacado al gato Cheshiere de haber estado junto a él.

—Buenos días Han.

Y justo cuando toqué la perilla de la puerta dispuesta a entrar y vivir otro aburrido día de trabajo sentí la respiración de la rubia Gaby sobre mi hombro.

—¿Pasa algo Gaby?

—Oh, no, no pasa nada —aseguró sin despegar la mirada expectante de la puerta frente a nosotras.

Opté por dejarlo pasar y abrí la puerta de la oficina esperando que un horrible payaso saltara de la nada a estamparme un pastel de vainilla en la cara, pero mi oficina estaba tan ordenada y silenciosa como siempre al llegar.

Miré a Gaby aún expectante con la mirada perdida en algún punto fijo detrás de mi. Seguí la trayectoria de su mirada y encontré otra elegante cajita blanca 40x40 sobre mi escritorio.

Sin poder evitarlo, sonreí.

—¡Ábrelo! —apremió Gaby.

Caminé obedientemente hacia el escritorio y retiré con cuidado la caja blanca dejando a la vista un elegante omelette con unos pequeños trocitos de naranja y kiwi acompañados por un café que olía de las mil maravillas. Al lado de la taza, igual que en los regalos anteriores, yacía una pequeña tarjeta blanca dentro de un sobre que apenas llenaba mi mano.

"Espero que disfrutes tú primer desayuno a los 24"

                                               -Liam.

Era su letra.

—¿De quién es?

No iba a sonreír como una idiota mientras revelaba su nombre. Me mordí el labio para reprimir esa sonrisa y miré los zapatos de Gaby que repentinamente se volvieron mas interesantes mientras admitía sin poder evitar que el rojo inundara mis mejillas:

—Liam.

________________________

—Esto es increíble —chilló Gaby— ¿Cómo es que no nos dijiste que era tu cumpleaños? —demandó molesta con las manos en la cintura y el ceño fruncido. Casi veía en sus facciones a mi madre.

Tomé un sorbo mas de café y me encogí de hombros. —No se me ocurrió, de todos modos no es como si estuviera desesperada.

—¿Cómo es que Liam sabía y yo no?

—No lo sé —respondí llevándome el kiwi a la boca—, yo no le dije nada. Debe de tener los datos de todos en alguna parte de su computadora ¿yo qué sé?

Gaby me fulminó con la mirada antes de programarse de nuevo a "modo felicidad" y sentándose frente a mi del otro lado del escritorio asaltó:

—Aún así es un bonito detalle —comentó releyendo la tarjeta— ¿Es tu primer desayuno?

Asentí.

—¿Y Liam como sabe que no has desayunado?

Me encogí de hombros y le tendí la mitad del omelette. A veces Liam era un poco criptico y extraño. Algo así como un ninja pero sexy y con menos agilidad.

Afortunado Desastre (LR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora