Cap. 35

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35. UNA PERSONA NORMAL.

Las gotas de lluvia caían con lentitud sobre el frío césped que rodeaba la lapida de James Woodgeth, la prensa estaba a las afueras del panteón alejada por la innumerable fila de policías tratando de abrirse paso a empujones para tratar de tomar el mejor angulo de los Woodgeth. La rabia me sabia a metal liquido subiendo por la garganta. Ni siquiera en un momento como aquel se les permitía ser simplemente una familia en luto normal, con todo aquel alboroto el minuto de silencio se limitaba al radio de tres metros que formábamos los presentes. Y la expresión de Lia advertía problemas, apretaba los puños con tal fuerza que los nudillos le quedaron blancos y tenia una mirada asesina clavada en la lapida gris frente a nosotros.

Fue difícil. No pude ir al funeral de James, no lo consideré apropiado pero no podía faltar al entierro.

Las ropas negras, y las miradas firmes de los Woodgeth me hicieron dudar de la situación, se mostraban tan fuertes e impasibles que resultaba difícil creer que estaban en el entierro de un padre y marido. De toda la familia yo parecía la mas quebrantada con los ojos rojos, la nariz roja, las mejillas hinchadas y el parpadeo continuo para evitar soltar los litros de lagrimas que estaba reprimiendo.

Al terminar el entierro supe que debía marcharme antes de que la prensa comenzara a hacer preguntas aglomeradas pero no podía irme sin hablar con Liam, por alguna extraña razón sentía la eminente necesidad de echarle los brazos al cuello y llorar a moco tendido con el jefe. Lastima que fuera una roca.

Localicé a Liam frente a un hombre de mediana estatura que parecía todo menos abatido por la perdida, hasta podría apostar el hígado de Wendy a que estaba emocionado.

Me acerqué a paso decidido y esperé detrás de Liam a que el hombre terminara de hablar.

—... las acciones de la editorial, creemos que podría considerar su venta en el lapso de un año, como habrá visto los ingresos en los últimos meses dejan mucho que pensar a estas alturas de...

—No tengo ningún interés en discutir contigo el estatus económico de mi empresa.

:O

Me entraron unas ganas inmensas de aplaudirle a mi jefe.

—Entiendo que en estos momentos no quiera hablar, entiendo su perdida...

Liam rió seco y sin ganas clavando la mirada en el vacío sobre el hombro del hombre. —¿Enserio?

—Por supuesto, James era un buen amigo, pero considero que no le habría gustado ver como su hijo se permite un momento de debilidad en un estado tan critico para la empresa, su padre era un hombre...

Liam tomó el cuello del saco de aquel hombre y tiró de el cerca  hacia arriba dedicándole una mirada cargada de odio.

—No te atrevas a hablar de mi padre como si lo conocieras, imbécil.

Ok. El sujeto era un idiota y se lo merecía pero no podía quedarme ahí contemplando como la prensa sacaba su nueva nota.

Coloqué la mano en su brazo asombrándome al instante de la enorme tensión en sus músculos. Demonios, enserio quería acabar con aquel pobre empresario ambicioso.

—Liam, espera...

—Vamos Liam, eramos amigos, tu padre siempre ha sido...

—He dicho que cierres la maldita boca...

Mierda.

—Liam, no es necesario —aseguré aun con la mano en su brazo al percatarme de como las miradas de los presentes se volvían hacia nosotros. Incluso pude ver a América de reojo cubriéndose la boca y estallando en lagrimas junto a la señora Woodgeth.

Afortunado Desastre (LR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora