Cap. 1

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1. JUEZ.

La sala del juzgado era fría y sofocante, el sol apenas se asomaba por los pequeños espacios intermedios en las persianas y el juez, un hombre calvo a finales de los cincuenta con mala pinta y expresión enfadada, no dejaba de mencionar leyes, consecuencias, explicaba nuestra situación al parlamento y sobre todo, luchaba por mostrarse imparcial.

Nuestro juicio estaba a punto de iniciar gracias a América Pitz y su maldita lengua larga... Y mira que sé que soy la persona menos indicada para hablar de la inoportunidad de las palabras pero esa mujer se había ganado un lugar en mi infierno personal al cumplir cada palabra de su amenaza cuando decidí no renunciar a la editorial.

-Llamo a Lucinda Evangeline Webber Kepton al estrado -dijo el juez.

Quentin soltó una risita contenida. -Evangeline.

-Cierra la boca -espeté entre dientes antes de acercarme a la pequeña plataforma y tomar asiento detrás de una rejilla de madera... Como si fuera un criminal.

-Señorita Webber... ¿jura decir la verdad y nada más que la verdad?

Pues la verdad es que no tenía opción de respuesta. Es como cuando vas a la casa de algún conocido y su comida sabe a pies, entonces te pregunta "¿Qué tal la comida?" y tu cierras los ojos, asientes y elevas el pulgar en aprobación porque realmente no debes decir otra cosa. O cuando tu hermana te pregunta si se ve gorda con el vestido de graduación.

-Sip.

-Voy a pedirle con todo respeto que tome la situación con la seriedad que demanda el caso.

-Soy seria...

-Sip no es una respuesta seria...

Hice un gesto desdeñoso con la mano. -Solo quítele la "p".

Los presentes en la corte rieron leve y el abogado en contra sonrió victorioso al acercarse a mi.

-Señorita Webber como ya sabe soy el abogado Loera en defensa del menor. Voy a hacerle un par de preguntas.

Asentí.

-¿Es verdad que el día Martes 12 de Noviembre a las 7:45 am usted ocasionó un accidente automovilístico cerca de la calle Browler?

-Am... Pues si, pero yo...

-¿Y es verdad que ocasionó un incendio en la propiedad del conocido señor Woodgeth el 18 de Diciembre a las 2:45am del año anterior?

-Si, pero es que yo...

-Señorita Webber, mis fuentes me informan que además fue participe de una pelea en Brow Hill entre el señor Woodgeth y el conocido periodista John Lewis ¿Estoy en lo correcto? -inquirió mientras se paseaba de un lado a otro por la corte con las manos unidas detrás de la espalda destacando aún más entre la multitud con el aspecto profesional que emanaba.

Su cabello era negro azabache y sus ojos de un intenso café chocolate. Parecía oscilar entre los 27-29 años y tenía que admitir que era increíblemente atractivo... Siempre tuve cierta debilidad por los hombres de traje.

-Si, es cierto pero...

-Tengo informes sobre la conducta agresiva que usted ha llegado a inspirar en el muchacho...

-¡Yo no le inspiro violencia! -grité con violencia.

Al guapo abogado alzó una ceja y se plantó frente a mi mirándome directo. -Le voy a pedir que no me interrumpa señorita Webber.

-Le voy a pedir lo mismo señor Loera -respondí a su mirada desafiante.

-Orden -llamó el Juez golpeando el pequeño martillito de madera sobre el escritorio-. Continúe -le dio luz verde a Loera.

Afortunado Desastre (LR #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora