V. PATINAZO EN RINK-O-MANIA

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Mike y Will estaban de camino a buscar en los baños, pero yo sabía que no estaba allí. El baño estaría lleno de chicas, y Ce querría un lugar apartado en el que no hubiera nadie. Un lugar al que no pudiera entrar nadie, salvo unos pocos, y desde luego no nosotros. Caminé a hasta la puerta cuyo cartel rezaba "sólo personal autorizado", y, tras un par de vistazos alrededor para comprobar que nadie me veía, llamé a la puerta y abrí. 

Ce se sobresaltó. Estaba sentada en el suelo, llorando, tratando de limpiarse. 

-Tranqui. Soy yo. 

Ella apartó la mirada de la puerta a la vez que yo la cerraba. Me agaché a su lado y, sin decir nada, tomé el pañuelo que sujetaba con manos temblorosas. Lo pasé con delicadeza por su cara para eliminar los restos de chocolate mientras ella me miraba. Lamentablemente, no podría hacer nada por el vestido. 

Me senté a su lado. Seguíamos en silencio, ninguna de las dos hablaba. Ella acabó apoyando su cabeza en mi hombro, y lloró allí hasta que finalmente su llanto cesó. 

-¿Cómo estás? - pregunté solo entonces. 

-Enfadada. 

-Yo también. Si quieres…

-No hagas nada. No vuelvas a pegarle. No quiero que te metas en problemas por mi culpa. 

-Por tu culpa no, peque. Por la suya. 

-Da igual. 

Decidí no rebatir más. Tocaría aguantarse las ganas de estrangular a Angela. 

-Además - añadió, levantándose -, quiero aprender a defenderme sola. 

Se acercó a la ventana y apartó un poco la cortina para ver a través de ella. Me acerqué para mirar también, y lo primero que percibí fue que las lágrimas volvían a surcar sus mejillas. Miré lo que ella observaba tan atenta: al parecer, el chico de la cámara había conseguido salvarla, y ahora Angela y el resto de sus amigos - o más bien secuaces - veían el video. 

Ce se apartó de la ventana y se dirigió a la puerta. 

-Eh, ¿adónde vas? - pregunté. 

Tuve que seguirla corriendo fuera de la sala. 

-¡Angela! - llamó, acercándose. 

Yo corrí detrás, pero, para impedir que mi instinto me llevara a agredir a nadie, me mantuve varios pasos por detrás. El tío de la cámara la apartó al verme detrás de Ce. 

-Oh, oh. Mira quién está aquí- dijo Angela. 

-Está cabreada - indicó otro. 

Toda la situación me produjo una extraña sensación de deja vu. Sólo que, entonces, yo estaba detrás de Nancy, y ella discutía con la pandilla de Steve. 

-Me has estropeado el día - admitió Ce.

-Ah, no… ¿Te hemos humillado delante de tu novio? - preguntó Angela, burlona. Me mordí la lengua para no responder. 

-Quiero que me pidas perdón - exigió Ce. Angela la miraba con fingido interés -. Y quiero que le digas a mi novio que todo era una broma y que en realidad sí somos amigas. 

Decidí no decir nada al respecto de que yo misma había revelado ya su secreto. No parecía el mejor momento. 

-¿O qué? - la retó Angela, que estiró el brazo imitando a Ce -. ¿Nos vas a tirar puñales con la mirada? - ella y sus amigos se rieron y ella bajó el brazo -. ¿O vas a soltar a tu perrito guardián? 

-Que te den, Angie - intervine -. Pero hoy yo no pienso hacer nada. Has tenido suerte, creo.  

-Vaya - volvió su atención a Ce -. Qué pena que no puedas llorarle a tu hermanita. Tendrás que ir a llorarle a tu papi. Oh, espera, que tampoco puedes. 

-Uuh - soltaron sus amigos.

Y se alejaron entre risas. Aquello último no tenía nada que ver ahí. No tenían ningún respeto por nadie, y en esas últimas frases quedó demostrado. 

-Se han pasado - comenté -. Vámonos, Ce. Llamamos a Jonathan y volvemos a casa. Cenamos unas pizzas y todo mejorará. 

Pero ella no respondió. Quitó un patín a un chico que trataba de calzarse - algo por lo cual tuve que disculparme yo rápidamente antes de seguirla a toda prisa - y siguió a Angela y a su grupo. 

-¡Angela! - gritó. 

Cuando ella se dio la vuelta, Ce no perdió ni un segundo y la golpeó en la cara con el patín. Posiblemente con todas sus fuerzas. 

-¡Joder! - exclamé, y acabé corriendo el último tramo hasta llegar al lado de Ce. 

Angela había caído al suelo. Al incorporarse, vimos que le sangraba la nariz. Empezó a llorar y a chillar. Ce miraba la escena, inmóvil, con el patín aún en la mano. Se lo quité y lo tiré al suelo. 

A nuestro alrededor se había formado un corrillo de gente curiosa. Will y Mike se acercaron corriendo a nosotras. 

-Oh, qué fuerte - murmuró Will al ver a Angela. 

La sangre le caía desde el puente de la nariz hasta la barbilla, formando varios hilos rojos a lo largo de toda su cara. 

-Joder, Ce - dijo Mike -. ¿Qué has hecho? ¿Qué has hecho? 

-Ya vale, Mike. Ha sido culpa mía - admití -. Yo le enseñé a usar la fuerza, pero, joder, no me refería a esto… 










Un capítulo bastante corto, cuando lo hice juraría que me pareció más largo. Pero bueno. Me encanta esta escena JAJAJA

Gracias por leer♡

Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersWhere stories live. Discover now