XVI. UN BAÑO DE AGUA Y SAL

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Once les repitió a los demás exactamente lo que me había dicho a mí.

-¿Cómo? - le preguntó mamá.

-Me ayuda a concentrarme, porque… 

-Elimina sus sentidos - terminé.

Ce asintió

-Como en un tanque de privación sensorial - indicó Dustin.

-Muy bien, ¿cómo hacemos uno? - preguntó Nancy.

-No lo sé - respondió Dustin -. Pero sé quién puede que sí.

-¡El señor Clarke! - exclamaron Mike y Lucas.

Dustin corrió a por el teléfono. Tras unos cuantos toques, el profesor respondió.

-Señor Clarke, soy Dustin (…) Sí, sí, es que… es que tengo una… ¡pregunta de ciencias! (...) ¿Sabe algo sobre tanques de privación sensorial? En concreto, ¿cómo se construyen? (...) Es diver. (...) Siempre dice que no dejemos de ser curiosos y que abramos todos la puerta a la curiosidad. (...) ¿Por qué no quiere abrirme esa puerta de la curiosidad?

Parece que en ese momento Dustin consiguió convencer al profesor, pues nos pidió lápiz y papel para apuntar y se sentó a la mesa. Cuando colgó, señaló a mamá y le preguntó:

-¿Todavía conserva aquella piscina infantil? 

-Eh, creo que sí… sí - respondió ella.

-Sí - confirmé.

-Bien, pues sólo nos falta la sal. Mucha sal.

-¿Cuánto es mucha sal? - preguntó Hopper.

Dustin miró un momento el papel en el que había apuntado las cosas.

-Setecientos kilos - respondió.

-¿Dónde vamos a conseguir tanta sal? - preguntó Nancy.

-En la escuela había - señalé -, al menos cuando yo iba. Para la nieve.

-Sigue habiendo - afirmó Hopper.

-Pues vamos.

Ayudé a mamá a buscar la piscina y, una vez en el gimnasio de la escuela, ayudé a Lucas y a Dustin a montarla. Nos costó un poco, pero lo conseguimos. 

Mike y Nancy llegaron con una manguera que usamos para llenar la piscina de agua. Lucas controlaba la temperatura mientras Nancy se encargaba de darla más fría o más caliente con el grifo, dependiendo de lo que dijera Lucas.

Más tarde, Jonathan y Hopper trajeron la sal, y echamos todo en el agua. Mientras, Dustin y yo poníamos huevos sobre la superficie para comprobar que flotaban; si no, había que echar más sal.

También coloqué cerca mi walkie, lo suficiente para oírlo pero lo bastante alejado para que no se mojase. 

Mamá llegó con Ce. Esta se preparó y se metió en la piscina. Se tumbó, flotando, y estiró los brazos y las piernas. Al instante, las luces parpadearon. 

-Bárbara - dijo, tras un largo silencio en el que todos la mirábamos.

Las luces volvieron a parpadear, apagándose esta vez.

-¿Qué pasa? - preguntó Nancy.

-No lo sé - respondió Mike.

-¿Bárbara está bien? - quiso saber Nancy, preocupada -. ¿Está bien?

-Muerta - dijo Ce. Me estremecí -. Muerta. 

Nancy se cubrió la boca con la mano, afectada con el descubrimiento. Ce siguió repitiendo "muerta" una y otra vez, cada vez más alto, más asustada. Agarré su mano, mientras mamá y Hopper la tomaban por los brazos y los hombros. 

-Estamos aquí, tranquila - dijo mamá.

-Vamos, peque - la animé.

Ella me apretó la mano. Pareció calmarse. 

-Castillo Byers - dijo.

Se me iluminaron los ojos. Ese era el sitio que Will había construido, con mi ayuda y la de Jonathan, para pasar el rato y donde, a menudo, iba para pasar el rato.

-Will - habló Ce.

-Díselo, vamos. Dile que ya vamos - pidió mamá.

-Tu familia va a venir a buscarte.

-Daos prisa - la voz salió del walkie. 

Apreté yo también la mano de Ce en un acto reflejo, y conecté mi mirada con la de Jonathan.

-Dile que se quede donde está, que ya vamos - dijo mamá.

Ce se lo repitió a Will. No hubo respuesta. La señal del walkie se perdió, quedando solo estática, y Ce se levantó de pronto, asustada. La abracé.

-Ya está, peque. Ya está. Tranquila.

-Lo has hecho muy bien - aseguró mamá, abrazándola a ella con un brazo y a mí con el otro.

La sacamos del agua y le dimos una toalla para que no le entrase el frío. Me senté con ella y los chicos. Nadie decía nada, pero no hacía falta. Ce estaba tumbada con la cabeza apoyada en mi regazo, con los ojos cerrados, mientras yo pasaba mis dedos por su cara y por su escaso pelo, haciendo lo posible por que se relajase, recordando lo que hacía mamá conmigo cuando yo estaba triste (solo faltaba mi película favorita). 

Jonathan y Nancy entraron. 

-Os quedáis solos - dijo Nancy.

-¿Y Joyce y Hopper? - preguntó Lucas.

-Se han ido a buscar a Will - respondió Jonathan.

-¿A dónde vais vosotros? - preguntó Mike.

-Tenemos un asunto pendiente con el Demogorgon - indicó Nancy.

-¿T/n? ¿Vienes? - me ofreció Jonathan antes de que yo pudiera quejarme.

-¿Estaréis bien? - les pregunté a los chicos. 

-Claro - aseguró Dustin. Lucas y Mike asintieron. 

-Aunque a lo mejor deberíamos… - empezó Mike.

-No - interrumpió Nancy -. Vosotros no venís. 

-¿Peque? ¿Quieres que me quede? - pregunté, al ver que no decía nada.

Ella se incorporó y me miró.

-Puedes ir. Estaremos bien. 

-Muy bien.

Me levanté para irme, pero antes de poder hacerlo Ce me sujetó el brazo, haciéndome dar la vuelta.

-Somos amigas, ¿verdad? - preguntó.

-Claro que sí, peque. ¿Por qué?

Ce miró a Mike y él asintió antes de que ella volviese a centrar su mirada sobre mí. 

-Te… quiero, T/n - dijo.

-Yo también te quiero, Ce. 

Le di un beso en la cabeza y la abracé con fuerza. Los chicos se unieron. En aquel momento, ninguno sabía que aquel sería el último abrazo que nos daríamos los cinco en mucho tiempo. 

Tras eso, fui hacia Jonathan y Nancy, que nos miraban, sonriendo, consternados. Antes de irnos, me giré hacia mis amigos y lancé besos con la mano. Ellos sonrieron y sacudieron las manos a forma de "adiós". 

-¡Suerte! - gritaron.

-¡Tened cuidado! - exclamé de vuelta.

Seguí a Jonathan y Nancy hasta el coche y nos pusimos en marcha. Suspiré. Llegábamos al final. Aquello me emocionaba y me aterraba a partes iguales. Pero, pensé, hacíamos todo aquello por Will.





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Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersМесто, где живут истории. Откройте их для себя