XV. LOS HOMBRES MALOS

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-Quedaos en el coche - nos ordenó Hopper -. Sobre todo tú, T/n. No tardarían en relacionarte con Mike y con Once.

Dicho esto, salió del vehículo y cogió unos prismáticos para observar lo que ocurría en la casa. Nancy salió detrás de él; al fin y al cabo, quería enterarse, pues era su familia la que estaba allí.

Teníamos la intención de llegar hasta la casa y reunirnos con mis amigos y, por supuesto, con Ce. Pero, antes de llegar, habíamos visto mucho movimiento.

-Ya están aquí - había dicho Hopper -. Llegamos tarde.

Recuerdo que me entraron ganas de vomitar. Jonathan me estrechó contra él. Ahora, aparcados a una distancia prudencial de la casa, me seguía abrazando. Pensaba que lo harían, pero nadie, ni siquiera mamá, me reclamó el no haberle contado nada a nadie.

Mamá se giró para mirarme. Agarró mi mano y yo se la apreté, levantando la cabeza que apoyaba en el hombro de Jonathan para mirarla.

-Mi niña… - susurró -. Ni me imagino por lo que habrás pasado estos días…

-Jonathan ha estado cuidando de mí - respondí.

-Es lo que tengo que hacer - dijo él, quitándose el mérito, como siempre.

-Chicos, me alegro mucho de que estéis bien - afirmó mamá -. Os quiero más que a mi vida. Ahora vamos a meternos en un tema delicado con… todo esto. Quiero que tengáis mucho cuidado. Protegeos entre vosotros.

-Tranquila, mamá - contestó Jonathan -. No pasará nada.

-Y T/n - me llamó.

-¿Si, mamá?

-No vuelvas a ocultarme nada.

-No lo haré. Lo prometo.

Sonrió. Yo sonreí de vuelta. Hopper y Nancy entraron de nuevo al coche.

-Muy bien, tenemos que encontrarlos antes que ellos - informó Hopper -. ¿Alguna idea de dónde pueden estar?

Todos me miraron.

-No… no sé… podrían estar en cualquier sitio…

-¿Hay algún sitio al que vayáis para estar solos, que nadie conozca…? - preguntó mamá.

-Pues hay varios, pero…

-¿Pero? - me apuró Hopper.

-El desguace. Están allí.

-¿Segura?

-Al cien por ciento. Pero - abrí la mochila y saqué mi walkie talkie - si queréis, pregunto.

-¿Llevabas eso encima todo el rato? - exclamó Hopper, frustrado.

No hice caso a su queja y saqué la antena del walkie, para poder pulsar el botón y hablar.

-Mike. Dustin. Lucas. Chicos. ¿Hola? ¿Me oís?

Silencio.

-Chicos, por favor. Contestad, vamos. Mike, venga.

De nuevo, silencio.

-Chicos. Estoy con Jonathan, Nancy, mi madre y el sheriff Hopper. Lo saben todo. El Demogorgon, el Mundo del Revés, el portal, Ce… Os juro que no me he ido de la lengua, no sé cómo se enteraron, pero lo hicieron y yo solo les expliqué lo que sabíamos nosotros. La gente mala de la que hablaba Ce… os busca. Queremos ayudaros. Mike. Dustin. Lucas. Once… ¿Alguien?

-Aquí Mike.

-Y Dustin.

-Y Lucas.

-Y Once.

Solté un chillido de alegría.

-¿Dónde estáis? - pregunté.

-¡En el desguace!

Hopper arrancó a toda leche.

-Vamos para allá.

Para mi sorpresa, el sheriff fue primero a nuestra casa. Allí nos mandó bajar para, pese a mis protestas, ir él solo. Avisé a mis amigos por el walkie y entré en casa con mamá, Nancy y Jonathan.

Era ya de noche cuando oímos fuera el ruido de un motor y vimos los faros de un coche. Nos levantamos de golpe. Salí corriendo, los demás me siguieron.

-¡Chicos! - exclamé.

-¡T/n! - dijeron ellos a la vez.

Nos fundimos los cinco en un abrazo grupal.

-Estaba preocupada - dije.

Aunque no quería, me resigné a soltarlos del abrazo. Mike fue a abrazar a su hermana. Ce me miraba con curiosidad. Volví a abrazarla y ella correspondió, estrechándome con fuerza.

-¿Cómo estás? - pregunté.

-Bien. ¿Tú?

-Mejor ahora que estáis aquí.

Nos separamos. Clavó sus ojos en los míos.

-Has estado.

-¿Qué?

-En el… Mundo del Revés. Mike me lo dijo.

-Sí… es verdad.

-¿Ese vestido es mío? - interrumpió Nancy, señalando a Ce.

-Lo elegí yo - admití -. No te importa, ¿verdad? Le queda genial.

Nancy rio. Mamá nos llevó a todos a casa. Ce parecía insegura, asustada, así que le di la mano y, así, ella me siguió. Nos sentamos todos en el salón. Allí, los chicos nos contaron lo que habían descubierto, que, en realidad, no era nada nuevo.

-Vale, lo habéis explicado mejor que yo - admití.

-Mucho mejor - me picó Jonathan.

-Oye, qué - me quejé.

-¿Hay alguna posibilidad de que puedas localizar a Will, de que hablaras con él en ese… Mundo del Revés? - preguntó mamá a Ce.

Ella asintió.

-Ma, ya te dije lo que pasó en la sala de imagen y sonido.

-Ya, ya, pero quería preguntarle a ella..

-¿Y a mi amiga Bárbara? - interrumpió Nancy -. ¿Puedes encontrarla también a ella?

Ce asintió de nuevo. La sentamos delante de la mesa de la cocina. Le di mi walkie y ella lo dejó en la mesa, delante de ella. Todos la rodeamos.

-Vamos, peque. Tú puedes - la animé.

Ella cerró los ojos y se concentró. Del walkie empezaron a salir un montón de ruidos, pero ni rastro de Will o de Bárbara. La luz del techo parpadeó, y Ce volvió a abrir los ojos. Negó con la cabeza.

-Lo siento - dijo.

-¿Qué… qué ha pasado? - preguntó mamá.

-No los encuentro - respondió Ce con un hilo de voz.

La abracé.

-Respira, ¿vale? Tranquila. No pasa nada. No te exijas. Relájate. Ve al baño, lávate la cara, refréscate, y volvemos a intentarlo, ¿sí?

Me separé y la miré. Ella asintió.

-¿Vienes conmigo? - me pidió.

-Claro.

La acompañé al cuarto de baño. Me quedé fuera, apoyada en la pared, al lado de la puerta entornada a través de la cual oía el agua correr. De pronto, dejé de oirla y Ce salió. Me miró.

-La bañera - soltó.

-¿Le pasa algo a la bañera? - ella negó con la cabeza -. ¿Quieres… quieres bañarte? Puedo darte ropa limpia si…

-No.

-¿Entonces?

-Puedo encontrarlos. En la bañera.




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Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersWhere stories live. Discover now