VI. EL CAPULLO DE STEVE HARRINGTON

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Cuando volví a casa de Mike, los cuatro estaban en el sótano. Ce jugaba de nuevo con el walkie, sentada en el sofá, y los otros tres formaban un corrillo.

-T/n - Lucas me hizo una señal para que me acoplase a ellos.

-Diremos que hay club de imagen y sonido - dijo Mike. Me había perdido parte del plan, así que no sabía muy bien de qué hablaban, pero decidí no intervenir -. Eso nos dará un par de horas para la operación Bosque Negro.

-¿En serio crees que el bicho raro sabe dónde está Will? - preguntó Lucas.

-Se llama Once - me quejé.

-Confiad en mí - pidió Mike -. ¿Todo a punto?

-¿Todo? - repetí. Eso me pasaba por irme temprano y volver tarde.

-Sí, traigo los prismáticos, de Vietnam - dijo Lucas, enseñándonoslos. A continuación fue sacando el resto de objetos uno a uno mientras los nombraba, y los dejaba sobre la mesa -, un cuchillo del ejército, también de Vietnam, un martillo, un pañuelo de camuflaje y... el tirachinas.

-¿Piensas cargarte al Demogorgon con un tirachinas? - preguntó Dustin.

-Para empezar, no es un tirachinas cualquiera - se excusó Lucas -. Además, tío, el Demogorgon no es real, ¡es inventado! Pero si hay algo ahí fuera, le dispararé al ojo para dejarlo ciego.

-¿Dustin, qué has traído tú? - preguntó Mike.

Dustin vació toda su mochila encima de la mesa. Era comida.

-Ahora veréis - dijo. Y empezó a nombrar todos los alimentos.

-¿En serio? - se quejó Lucas.

-Necesitamos energía para el viaje - justificó Dustin -. Para resistir. Y, además, ¿para qué tenemos que llevar armas? La tenemos a ella.

Señaló a Once.

-¡Solo cerró una puerta! - exclamó Lucas.

-¡Con la mente! - respondió Dustin -. Venga, tío, ¡es una pasada! Imagina la de cosas chulas que podría hacer. Como...

Se acercó corriendo a Ce con un juguete del halcón milenario de Mike.

-Podría hacer volar esto. Eh - le dijo -. Concéntrate, ¿vale?

Lo soltó, y el juguete se estampó contra el suelo. Ce miró a Dustin, extrañada. Él volvió a repetirlo, y el resultado fue el mismo.

-Para, Dust, que la chiquilla no es un perro - dije, recogiendo el juguete -. Y deberíamos ir a clase ya, es tarde.

Lucas, Dustin y yo subimos. Mike se quedó hablando con Ce durante un rato, y en seguida subió también.

Quedamos en vernos después de clase. Ellos fueron a su colegio y yo, al instituto, otra vez. El día pasó de lo más normal. Rápido, incluso. Tenía ganas de volver a juntarme con Ce y los chicos.

Cuando el timbre marcó por fin el final de la jornada, salí corriendo y me subí a mi bici. Iba a irme, hasta que vi a Jonathan y decidí acercarme. Me bajé al llegar a su lado y caminé empujando la bicicleta por el manillar.

-¿Qué tal? - pregunté.

-Te veo feliz - dijo.

-He quedado con Mike y los chicos.

-Me alegro de que tengas buenos amigos.

Hablando, pasamos al lado del grupito de Steve. Los cuatro se nos acercaron, impidiéndonos seguir nuestro camino.

-Hola, tío - saludó Steve, en tono poco amistoso.

-¿Qué ocurre? - preguntó Jonathan. Puso un brazo sobre el mío y me empujó a mantenerme detrás de él.

Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora