XII. EL LABORATORIO

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Entre tanto golpe y sacudida, de pronto sentimos algo en el techo. Dio un paso, otro… se acercaba. Sí, se acercaba al hueco de la escalera.

No pudimos taparlo antes de que se asomase, y Max chilló, aterrada. Instintivamente me puse delante de ella para protegerla y evitar que aquella cosa le pudiera hacer daño. Steve no tardó ni medio segundo en ponerse delante de mí.

-¿Tienes hambre? ¡Pues cómete esto! - le gritó al bicho, sujetando el bate en alto delante de su cara.

De pronto, se dio la vuelta, rugió en otra dirección y se marchó como si nada. Para nuestra sorpresa, todo se quedó en silencio, interrumpido solo por algunos rugidos a lo lejos, que cada vez se iban volviendo más lejanos.

-¿Se… se han ido? - pregunté, atónita.

-Voy a mirar - dijo Steve.

-"Vamos" a mirar - repetí -. Ni de coña vuelves a salir solo.

Le seguí, siempre detrás de él, y él sujetando el bate firmemente entre las manos. Los chicos vinieron detrás de mí, y ni siquiera intenté pedirles que se quedaran atrás. Fuera no había nada.

-¿Qué ha pasado? - preguntó Lucas.

-No lo sé - respondió Max.

-Steve los ha espantado - contestó Dustin.

-No. Imposible - dijo este -. Van a alguna parte.

-¿Qué puede hacérseles más apetecible que un grupo de adolescentes? - preguntó Dustin.

-Un laboratorio en el que hay un portal interdimensional abierto - respondí, sin pestañear, mirando a un punto fijo.

-Joder, ¿estás segura? - preguntó Lucas.

-Es lo único que tiene sentido.

-¿Y qué hacemos?

-Por ahora nada. Marcharnos de este sitio, para empezar - decidí.

-¡Estás sangrando! - me avisó Max.

Miré hacia el brazo que Max señalaba. La ropa estaba desgarrada y había algo de sangre alrededor, como por un arañazo.

-Déjame ver - pidió Steve, preocupado.

-No es nada - aseguré -. Uno de ellos debió arañarme. Oh, mierda.

-¿Qué pasa?

-La sangre los atrae - recordé.

-Pues esperemos que sigan ocupados con ese portal - dijo Max.

Steve me limpió y me vendó la herida con el botiquín para emergencias que habíamos metido en su mochila. Durante el camino de vuelta, fuimos hablando de Dart. Les explicamos lo que había pasado, y en cuanto Lucas se enteró de que Dustin no se había encontrado a Dart por casualidad, empezaron a discutir, interrumpiendo la marcha.

Escuché un ruido. Miré a Steve, que al parecer lo había oído también. Se acercó y apuntó con la linterna en la dirección de la que venía.

-¡Eh, chicos! - llamé.

Los tres se callaron y miraron en nuestra dirección. Steve empezó a caminar hacia el bosque. Dustin y Lucas no dudaron en seguirle.

-Eh, eh, tíos, ¿por qué vais hacia el ruido? - preguntó Max.

-Vamos, Max - dije, cogiéndola de la mano para tirar de ella y que nos siguiera -. Es peor si te quedas sola.

En seguida nos unimos al grupo. Al igual que en el desguace, había una espesa niebla que nos dificultaba la visión. Lucas miró a través de los prismáticos.

Stranger Things // La Tercera de los Hermanos ByersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora