Capítulo 67: Promesas de amor

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—Xichen...sé que eso es difícil, pero si vuelves a entrar en crisis, ya no tengo energía para ayudarte...

El alfa exhaló, cerró los ojos e intentó controlar sus emociones. Pensó en lo que aún tenía a su lado, en su esposo, su Jingyi, en su hermano, su tío, las personas de su secta que estaban a su cargo, incluso en A-Yao que estaba sacrificándolo todo por él. Todos ellos lo necesitaban.

—A-Cheng, gracias por abrazarme esta noche. Por cuidar de mí. —Apretó más su abrazo en torno a su esposo.

—Soy tu esposo aún, de todos modos, es mi deber. —Murmuró Jiang Cheng sin poder enfrentarlo directamente.

El alfa notó esas tiernas mejillas rojas, no puedo evitar acariciarlas suavemente.

—A-Cheng, serás mi único esposo en esta vida. —Susurró en el oído del omega, que parecía querer huir de aquel momento tan meloso. —Y...yo seré tu único esposo ¿cómo piensas que permitiré que alguien más te tome como esposo?

Jiang Cheng levantó la mirada, apretó la mejilla de Xichen con fuerza como regaño.

—Lan Huan, no eres un buen actor... pensé que, si de verdad ya no te interesaba, entonces no te importaría si me caso con otro.

El alfa tomó su mano y entrelazó sus dedos.

—Quisiera decir que, si yo muero, tú puedes tomar otra pareja, pero...

Aquel comentario sonó un tanto oscuro, pero Jiang Cheng comprendía. Aun así, no creía que pudiera casarse con otra persona si Xichen moría. Por el contrario, se perdería así mismo, quizás se aferraría a su cachorro y a sus deberes como líder, pero dudaba poder pensar en algo como tener un nuevo alfa.

—Iré contigo. —Decidió.

—A-Cheng, si vas conmigo ...

Jiang Cheng sintió nuevamente el terror anidarse en Lan Huan. Para el alfa, Wen Ruohan simbolizaba peligro para su familia. Había pasado muy poco tiempo desde que se enteró de la verdad, por lo que no era fácil para el alfa desprenderse del trauma.

—Cuéntame, cuéntamelo todo. Si me lo dices, podrás controlar mejor tus emociones y decidiremos que hacer. —Propuso Jiang Cheng. —Dices que soy tu esposo y tu omega aun, entonces, esto es algo que decidiremos entre los dos.

Xichen exhaló nuevamente, apretó la mano de su omega. Necesitaba encontrar su ancla para que las emociones y el pánico que simbolizaba Wen Ruohan no le arrastraran nuevamente a perder el control.

—¿Meng Yao fue quien te contó eso? —Preguntó el omega.

— No.—Respondió para sorpresa de Jiang Cheng. —Quien me confesó la verdad fue mi tío. Dentro de la carta de A-Yao había un sobre más pequeño con la carta de mi tío.

Entonces no había duda de la veracidad de esos sucesos. Realmente, Jiang Cheng también se sentía indignado y ofuscado. Tantas muertes por una pasión enferma.

—Lan Qiren ¿siempre lo supo? —Preguntó

Las manos de ambos esposos estaban bien tomadas la una de la otra, sus cuerpos estaban muy juntos, así el calor del cuerpo del otro les mantendría estables.

—No, hace poco se enteró. Fue muy doloroso para él también. A-Yao descubrió la verdad en los registros de Wen Ruohan. —Comentó.

—¿Logró infiltrarse hasta ahí?

—Así es. Ni bien se enteró, robó los registros y se los mostró a mi tío.

Los ojos de Xichen volvieron a enrojecerse, nuevamente sus emociones parecían fuera de control. Jiang Cheng intentó empujar un poco más de su energía. Ante aquel gesto, Xichen se obligó a mantenerse estable.

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