Capítulo # 88

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Por más hermetismo que Harry y su personal mantuvieron sobre el hallazgo, Pucey se enteró que buscaban a Donovan e hizo una pequeña visita a cierto lugar. 

Después del asesinato contra el Lord Oscuro, Borgin y Burkes se hizo guarida de ex mortifagos en los sótanos del lugar. 

Pucey se cubrió con capucha su rostro para no ser reconocido por toda la escoria del lugar, sin embargo, así se negara, era conocido como el abogado muerte, siempre defendiendo a los magos peligrosos. 

Avanzó entre la escoria hasta llegar a un rincón poco transitado y se sentó frente a Donovan, quien jugaba solitario mágico, pero al sentir la presencia de este levantó apenas el mentón y con mirada oscura cuestionó - ¿Qué quieres de mí, abogado muerte? 

De ti nada, solo vengo a abvertirte que los aurores te buscan por el asesinato de Davis y la complicidad en el secuestro de la SS… ahora Jefa de Regulación de Leyes Mágicas - refutó con asco Pucey. 

-¡Aún impera en ti la supremacía de la sangre! - exclamó burlón Donovan - es graciosa la muchacha, aunque no es mi tipo. 

-¿Entonces porque quisieron secuestrarla? - preguntó el abogado 

-¡Eso no es tu problema! - Ahora si terminaste con tu "favor" retirate, quiero estar solo. 

Pucey salió sin mirar atrás, pero antes de llegar a la salida, desapareció envuelto en humo negro. 

Mientras terminaba la partida, el ex mortifago recordó su misión entre otras cosas… 

Flash Back 

Donovan salió de Azkaban en el mes de Junio, en compañía de Pucey, quien valiéndose de sus relaciones, consiguió que le devolvieran su varita. 

Luego de resolver el papeleo en el Ministerio, un viejo elfo llamado Cárter, se apareció ante él y después de hacer una reverencia le dijo - Amo Donovan, mi amo Edward lo está esperando, acto seguido lo tomó del brazo desapareciendo juntos del lugar. 

Cuando se dio cuenta estaban en las afueras de una casa con doble entrada, la entrada principal tenía una gran puerta de roble con la parte superior de vidrio para visualizar a los visitantes, mientras que por la parte de atrás, estaba cubierta por abundante madreselva, esa entrada llevaba a las mazmorras. 

Como invitado entró por la puerta principal, siendo guiado por Cárter hasta llegar al ala Sur de la casa, allí estaban los aposentos de su amigo, Edward Fletcher, quien lo esperaba sentado en un artefacto muggle, llamado silla de ruedas. 

Esa parte era otro mundo, pisos de madera envejecida, retratos de sus antepasados, mesa de roble en el comedor y una bien abastecida cocina. 

-¿Cómo estás, Donovan? - preguntó Edward algo seco, pero se notaba que estaba contento con tenerlo ahí. 

-Veo que tu locuaz sonrisa y semblante serio no ha cambiado estos últimos años - refutó Donovan sarcástico. 

Edward hizo una mueca sonrisa y suspirando respondió - ¿Cómo esperas que bailé de emoción sino tengo piernas? 

-¡Bueno por lo menos no sufriste encerrado 17 años en Azkaban, soportando la crueldad de los aurores! - exclamó Donovan 

-¡Te parece que yo no he sufrido! - exclamó Fletcher - mi hija es igual a su madre, obsesiva, su corazón es más negro que de nuestro Lord. 

-Lo bueno es que me visita poco. Y ahora tiene un nuevo juguete, que es nada más y nada menos que uno de los héroes de guerra, te imaginas que tan cerca estamos de cumplir nuestra última misión. ¿La recuerdas?

-¡Claro que si! - he rogado a Circe y Morgana me permitan vivir para cumplirla - aseveró Donovan, pero aún falta que salga Davis.

- Quiero pedirte algo, se que no soy de mucha ayuda para esta misión, así que te pido que aceptes que Amanda tome mi lugar - pidió Fletcher con cautela - no es cobardía, solo no creo ser útil por mi falta de movilidad.

Donovan se lo pensó un poco, sopesando las posibles situaciones, y mirando a su amigo, movió la cabeza en señal de aceptación.




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