Capítulo # 33

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Mientras tanto en cierto bar más conocido como el Caldero Chorreante, Neville miraba con lástima a su ex compañero de casa.

— Hoy fui a ver a mi hijos a Hogwarts y me encuentro con la desagradable visión de mi hija, mi princesa en brazos del hijo del mortifago Malfoy... Serpiente rastrera que se pasaba insultandonos a mi y a Hermione — y peor en frente de la dama de sociedad elitista, Narcisa Malfoy., quien se atrevió a gritarme ¿Quién se cree que es?

— Ron calmate — pidió Neville preocupado — si te hace sentir mejor, Scorpius es diferente a Draco, te aseguro que es un buen chico.

— ¡Draco!... ¡Draco! — gritó Ron sorprendido — ahora lo tratas como si fuera tu amigo ¿Qué le pasa a la gente?

Neville se estaba hartando de su inmaduro comportamiento, respiraba para evitar explotar y decirle sus cuatro cosas, pero Ron no paraba de quejarse.

— Sí, Ron — refutó Neville entre dientes — Draco es mi amigo y compañero — aunque no lo creas ha madurado, ya no cree en la pureza de la sangre — trata a todos con respeto y los estudiantes lo quieren mucho — y lo que respecta a tu divorcio, te recuerdo que tu lo solicitaste primero.

— Sí, es verdad no lo niego, tengo derecho a ser feliz, ya que Herms no supo hacerlo — respondió Ron, pero no recuerdo haber firmado esa maldita cláusula — peor ahora tendré que ir a la madriguera a verlos... Te imaginas mi madre tendrá su oportunidad para torturarme.

— Es lo menos que te mereces, después de la forma como peleaste tu felicidad — recalcó Neville haciendo comillas con los dedos — porque no simplemente te sentaste y hablaste de manera civilizada con Mione... — ¡No... Qué va! El mejor jugador de los Chudley Cannons tenía que primero pavonearse por todos lados con su amante, sin pensar que destruía el corazón de una valiosa mujer y de sus hijos ¡Eres un egoísta!

— ¿Por qué soy egoísta? — cuestionó Ron enfurecido — si ya había hablado con ella por más de una ocasión, pero ella se negaba a darme el divorcio — se excusaba diciendo que ella podía cambiar, pero nunca quiso cumplir mis fantasías.

— Sigues con eso, Ron — gritó Neville esta vez — eres un enfermo sexual — el matrimonio, es mucho más que solo sexo — espero que nunca te arrepientas de tu mala decisión y cuando Herms rehaga su vida no te metas.

Ron comenzó a reír a carcajadas ya que las palabras de Neville le hicieron gracia — ¿Quién querría estar con una mujer frigida, aburrida? ¿Qué se averguenza de su propia desnudez? — ¡por Merlín! — ayer la vi, no te niego que es hermosa, pero paso, prefiero mil veces a Amanda — ella si sabe lo que me gusta.

— Claro que sí y lo cumple a cavalidad, cierto — exclamó Neville — como regalarse a otros hombres o rogar por atención.

— ¿Cómo te atreves a dudar de su fidelidad hacia mí? — preguntó Ron enardecido — Solo yo tengo lo que tanto le gusta — pues ayer parecía que es otro es el que le quita el aliento — ya que persiguió a Draco unas calles abajo del Caldero y estando aquí le pidió o mejor dicho le rogó para que se quede entre sus sábanas — a buena hora Narcisa de manera educada la hecho del local.

— Eso es mentira — refutó Ron celoso — ellos fueron compañeros de casa, viste lo que quisiste — Estoy más que seguro que solo se acercó a saludarlo.

— Allá tú si quieres creerla inocente — aseveró Neville cansado — no quiero ser grosero, pero te ruego te marches de mi local, y no vuelvas — ya no son bien recibidos, ni tú ni tu novia aquí.

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