Capítulo # 27

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Harry y Pansy estaban enredados en las sábanas, el trabajo del niño que vivió era tan demandante que casi no se veían en las noches, por las guardias e investigaciones, así que las tardes eran las horas que aprovechaban para amarse sin interrupciones.

Ya sin niños pequeños que cuidar, era más sencillo. James vivía con ellos, pero tenía que atender a "sus noxias" en su tiempo libre, dándoles tiempo extra a sus ancianos padres, como él les decía.

Ni tan ancianos, ambos rondaban los 36 años y a decir por mucho la madurez les trajo una muy sexy apariencia a ambos.

Harry besaba a su esposa, saboreando sus labios, cuello y sus morenos pechos que le sabían a chocolate y canela, era un adicto a ellos, como ya se lo había manifestado antes. Estaba en su tarea por repetir una vez más el ansiado orgasmo en su esposa, cuando entró por la ventana un imponente corcel, que era el Patronus de Ginebra, con un corto, pero decidido mensaje... "Te espero en mi casa, ya Luna y Daphne están aquí, no tardes "

Pansy resoplo cansada, y mirando a su marido le dijo pícaramente  — ¡En la noche no te me escapas, Potter!

Harry sonrió ante las palabras de su sensual mujer, salió de la cama para darse un baño, se secó y se vistió con magia. Al salir de la habitación se encontró con George que conversaba muy contento con Albus.

— ¡Hijo que sorpresa! — exclamó Harry ¿A qué hora llegaste?

— Hace unos minutos, primero fui a la madriguera a saludar a la abuela Molly, allí me encontré con el tío George, que me acompañó a la casa, porque dijo que tendrían una reunión en la Mansion Malfoy — explicó Albus.

— Sí, es verdad — aseveró Harry mirando su reloj, creo que vamos tarde — nos vemos al regreso hijo, para que nos cuentes todas tus aventuras — tu mamá esta en la recámara alistandose, ve a saludarla.

Albus asintió despidiéndose de ellos con la mano. Se dirigió a la recámara de sus padres. Para acomodarse en la puerta y admirar la belleza de su madre.

— ¡Estás muy guapa, mamá! Ese vestido azul realza tus bellos ojos — exclamó Albus con una gran sonrisa.

— ¡Hijo! — exclamó Pansy feliz — me alegra tanto que estés bien ¿Cuándo llegaste?

— Llegamos, mamá — respondió Albus — El tío Charlie y yo llegamos hace un par de horas, pero fuimos a la madriguera a saludar a la abuela Molly y a los tíos Percy y Bill que se encontraban allí.  Mi tío George se vino conmigo. Pero acaba de irse con papá.

— Sí ya sabes, la reunión con Narcisa — explicó su madre — te veremos luego, cielo y nos contarás todo — enviale tu Patronus a James para que pasen la tarde juntos.

— Sí, mamá — contestó el pelinegro.

Ginny estaba desesperada por la tardanza de Pansy, pero al dar la vuelta esta apareció por las llamas verdes — Ya estoy aquí — exclamó ¿Qué haremos para convencer a Granger de ir a la Mansion que tantos malos recuerdos le trae?

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Ginny estaba desesperada por la tardanza de Pansy, pero al dar la vuelta esta apareció por las llamas verdes — Ya estoy aquí — exclamó ¿Qué haremos para convencer a Granger de ir a la Mansion que tantos malos recuerdos le trae?

— Pero si ya no es la misma — rebatio Daphne — Narcisa en persona se encargó de la restauración de su mansión, después de la muerte de Lucius — y de ese oscuro salón ya no queda nada.

— Bueno, vamos — dijo Luna —
ya no perdamos más tiempo.


Hermione por fin pudo tomar su ducha tranquila, mientras bebía su botella de vino Cabbernet y rememoraba los últimos acontecimientos

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Hermione por fin pudo tomar su ducha tranquila, mientras bebía su botella de vino Cabbernet y rememoraba los últimos acontecimientos.

Recordaba la mirada de Draco, sus pequeñas arrugas que adornaban sus bellos ojos grises y su cabello rubio oscuro. Ya no era ese niño arrogante o el adolescente de mirada gris, ahora era un hombre atractivo y educado.

Cerró sus ojos imaginandose que le acariciaba el rostro y este tomaba su rostro para besarle los labios a conciencia. Suspirando dibujo una sonrisa en sus labios.

Estaba tan absorta en sus cavilaciones que no escuchó los ruidos de la chimenea, las cuatro brujas llegaron a su casa y en puntillas siguieron a Ginebra hasta la habitación de la castaña.

Allí la vieron con los ojos cerrados y sonriendo sola mientras mecia su cabeza de un lado al otro.

Momento que Pansy aprovecho para leer sus pensamientos, visualizando a su rubio amigo que la miraba con amor, mientras está lo acariciaba... Que sueños tan inocentes tiene esta Griffindor — pensó para si misma. Si supiera que Draco es todo, menos inocente.

— ¡Herms! — grito la pelirroja.

Causando que la castaña gritara en respuesta por el susto de ver a cuatro brujas en su baño y ella... ¡Desnuda!... ¡Por Merlín!

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