Capítulo # 35

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— Ellos ya deberían pensar en sus retiros, no en tener más hijos — refutó Fred II molesto.

— ¿Por qué? — preguntó Lili esta vez muy curiosa — nuestros padres son jóvenes y tienen dinero — porque no podrían tener más.

— Mira pelirroja, te explicó — rebatio Alex serio al fin — los bebés son bonitos, pero quien termina cuidándolos somos nosotros en nuestras vacaciones y eso... No es justo.

Lili bajo la cabeza y refutó — Yo no he cuidado a nadie, recuerda que soy la última de 3 hermanos — y a decir verdad, si me gustaría un hermanito.

— Yo no puedo opinar al respecto — razonó Rose — mi mamá es joven y puede querer rehacer su vida — su nueva pareja querrá tener hijos.

Esas palabras resonaron en la cabeza de Scorpius, si papá se casaba con Hermione, automáticamente Rose y él serían hermanastros, tendría además un nuevo hermano. Serían 3. ¿Para qué más?... Stuart continúa por favor — pidió.

— Eso es todo, amito — respondió el elfo.

Scorpius entrecerro los ojos molesto, conocía tan bien al elfo mayordomo que sabía que había algo más escondido ahí. ¿Qué me escondes? — preguntó.

El elfo ni siquiera se inmutó. Si los amitos no desean nada más, me retiro. Desapareciendo con un plop.

Allí se quedaron los amigos conversando alegremente en la sala común de Slytherin, hasta la hora del almuerzo.


Hermione cumplió su palabra

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Hermione cumplió su palabra. Primero envío una lechuza a Minerva para solicitarle le conceda visitar hoy a sus hijos. O en su efecto que los niños vinieran a casa, porque el lunes no habría clases.

Minerva en persona buscó a Neville para pedirle que enviará a los niños Weasley, con un pequeño maletin a su oficina, para que vayan a visitar a su madre.

Scorpius le dio una sobredosis de besos a Rose para que no lo olvide, y regrese antes de que muriera de la pena. No exageres bebe — dijo Rose, solo será un día. Scorpius no dijo nada solo apretó más su cuerpo al suyo y la besó a conciencia. Tú no entiendes... Yo te amo — refutó al fin.

Rose y Hugo se dirigieron a la oficina de la directora, está tomó polvos flu para llevarlos en persona a la casa de Hermione. Al verlos, ella abrió los brazos para recibirlos y allí se quedaron un largo rato.

— Rose, por favor puedes dejarme sola con Hugo — pidió Herms.

— Por supuesto, mamá — respondió la pelirroja — estaré en mi cuarto por si deseas hablar conmigo después.

Hermione guió a su hijo hacia su habitación, para tener una charla más íntima.

— ¿Cómo estás, mi amor? — preguntó Hermione preocupada

— La verdad mami, estoy triste — dijo Huguito — papá ya no nos quiere.

— Sí, por supuesto que sí — refutó su madre —  nunca lo dudes, él los ama mucho, solo que no sabe cómo demostrarlo.

— No, mamá... El no nos quiere — recalcó Hugo — si nos quisiera te respetaría a ti, pero cada vez que se enoja por algo te insulta delante de quien sea — el sábado lo hizo delante de la abuelita Cissy, te llamó frijida.

Hermione hiperventilaba del coraje, tenía ganas de ir a verlo y lanzarle un AVADA al estúpido de su ex, por inmaduro y cabeza hueca.  Pero por su hijo debía calmarse.

— Tú conoces a tu padre — recalcó Hermione — él es necio y terco, pero los ama con su vida.

— Mami, puedo hacerte una pregunta ¿Después del divorcio, vas a rehacer tu vida? — preguntó Huguito curioso — y si tu pareja te pide hijos ¿Los tendrás?

Hermione lo miró sorprendida. Su niño le hablaba como un hombre maduro, aceptaba su decisión y le daba el derecho a rehacer su vida.

— Gracias hijo, te amo — respondió Herms enternecida — ¿Y tú quieres un hermano?

— Aún no, mamá — respondió Hugo con naturalidad — solo quiero un papá que me quiera y que sepa jugar ajedrez mágico.

Hermione sonrió y abrazó a su hijo.

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