Capítulo # 15

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A los pocos minutos de la llegada de Draco, hicieron aparición Blaise y su esposa, acercándose a sus amigos para saludar, tomando asiento a lado del rubio, este que no se había dado cuenta que habían sillas pares, una vez se sentaron los mismos de siempre, faltando solamente el cuatro ojos, no le cuadraba para quien sería la silla vacía que justamente estaba a un lado suyo.

Bajo la cabeza resoplando, comenzaba ya a hiperventilar, porque odiaba que le arreglaran citas a ciegas, cuando se levantó como resorte para abandonar la reunión, las llamas verdes le revelaron lo que ni en sus sueños más locos podría imaginar.

La castaña llegaba del brazo de Potter, con su falda de tubo color negro y su blusa de mangas largas que la hacían lucir una esbelta figura, y que decir de los tacones aguja de 15 cms, que le daban una estatura interesante, a pesar que el llevara más de 20 cms de alto.

Se quedó como idiotizado mirándola contonear las caderas y sonriendo a los presentes.

— ¡Herms!!... — gritaron al mismo tiempo, Luna y Ginny emocionadas ¡Viniste!... Amiga te extrañamos mucho.

Los caballeros presentes y cierta dama pelinegra al ver la reacción de Draco se reían y movían sus cabezas jocosamente. Excepto uno, que como siempre tardaba un poco más en cogerle el hilo a las locuras de los Sly.

Mientras las amigas se abrazaron y cuchicheaban alegres, Theo se levantó de la mesa, para guiar a Hermione a su lugar. Al llegar se giró hacia Draco y con un asentamiento de cabeza lo saludó — ¡Buenas tardes, profesor Malfoy! ¡Cómo está usted?

— Muy bien, sra. Granger — respondió en el mismo tono, Draco a pesar que su mirada divertida prometía que pronto dejaría el formalismo.

— Vamos... ¿Qué fue eso? — preguntó Blaise con cara de aburrido — aquí olvidense de los formalismos y las etiquetas — además Herms ahora es una dama soltera y Draco un viudo millonario, pero aburrido.

— ¿Yo aburrido? — preguntó Draco más rojo que el cabello de Ginny — explicame a que viene ese comentario tuyo.

Blaise levantó las cejas, sacó unos lentes con marco dorado de su saco y un pequeño librito negro, y haciendo amago de leer le dijo — lo digo y lo confirmó... — Primero nunca sales con nadie... — Segundo si te invitamos no vienes... —Tercero, todos los presentes creemos que ahora eres gay, ya que ninguna mujer te gusta, ni muggle ni bruja ya que según tú ya no crees en los standares de la sangre.

Draco se quedó sin palabras, mirando alternativamente a uno y otro para terminar fijando sus ojos en Pansy — ¿Tu también crees lo mismo que los demás?

— No, por supuesto que no — respondió Pansy fastidiada y los demás tampoco — recuerda que Blaise es un bromista empedernido y ya que le diste la palabra, no desperdició el momento.

— Dejen el drama y pidamos el menú — aseveró Harry, muero de hambre — después de comer puedes matar a Blaise.

Draco derrotado tomó el menú para pedir su orden, estaba concentrado decidiendo, cuando sintió la caricia  delicada de los dedos de Hermione en su hombro, se giró y le preguntó — dime Hermione ¿Necesitas algo?

La castaña nerviosa abrió su cartera y sacó un pañuelo limpio y bien planchado para luego extender su mano hacia el rubio —  tomalo por favor — dijo — fuiste de gran ayuda, y tu gesto me alivio un poco.

Draco movió la cabeza en silencio — y yo te dije que no lo quiero — susurró bajito solo para que ella lo escuchará — que ya tengo muchos, así que guardalo en tu cartera para que lo utilices cuando lo necesites — y si en algún momento necesitas mi pecho para llorar o solo para sentirte protegida y apoyada, me envías un Patronus o una lechuza y yo iré a ti.

Hermione sonrió ruborizada, asintiendo en silencio —  no negaría que le gustaba  ese nuevo Draco cariñoso y despreocupado, pero su cercanía la ponía muy nerviosa.

Ginny que no se le escapaba nada, codeo a Theo y a Blaise, quienes cómplices sonrieron.  Luna le ganó la palabra a su marido y apretando su mano le susurró — sólo es cuestión de tiempo.

Los platos fueron apareciendo uno por uno, al igual que los cubiertos, servilletas y las copas de agua y vino de acuerdo a las peticiones escogidas. Todos comieron en silencio, a pesar de que a ratos y viendo la cercanía entre Draco y Hermione, las chicas dejaron salir... Unos suspiros de felicidad. Al menos para Pansy, que conocía bien a su rubio amigo, rogaba a Merlín que por fin fuera feliz en compañía de su único y secreto amor.

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