Capitulo # 25

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Después que Amanda saliera del lugar, Draco se levantó para saludar a su madre, ambos rubios se abrazaron, Cissa extrañaba mucho a su hijo.

Se fue a Francia para olvidarse de lo vivido con Lucius en el juicio, su sentencia y posterior muerte.

Ahora volvía a Londres, porque sintió que su luto había terminado, era tiempo de volver para ayudar a su hijo, la noticia en los diarios franceses de la ruptura del matrimonio Weasley - Granger, fue una gran alegría para muchos que opinaban que la Jefa de Regulación de las Leyes Mágicas era mucha mujer para un simple jugador de Quitdich.

Peor aún no le perdonaban a la jugadora italo-americana, Amanda Fletcher ser la causante del desatino del pelirrojo. Así que muchos admiradores franceses de las Arpias ya no frecuentaban los estadios.

— ¿Madre deseas que pida la comida para ambos? — preguntó Draco sacando a su madre de sus cavilaciones — su silencio denotaba que su mente vagaba por otros lares.

Cissa abrió más sus ojos por la sorpresa y suspirando le dijo — sí, gracias hijo — ya sabes Londres me trae varios recuerdos.

Temprano estuve con Scorpius, Rose y Huguito — dijo enteenecida al nombrar al pequeño pelirrojo — tomamos helados, de una nueva Heladería en Honesdate, la situación fue muy jocosa y entretenida, luego converse con Rose.

La hija de Hermione es tan guapa como su madre, heredó su inteligencia y sus pecas. La pasamos muy bien hasta que llegó su padre, ya sabes lo necio que puede ser, pero Gracias a Merlín llegó la directora y todo se solucionó sin la necesidad de llamar a los aurores.

Draco escuchaba con atención a su madre, pero el simple hecho de escuchar que apareció Ron en la escena, no pudo evitar sentir fastidio, sabía por Hermione lo estúpido que fue al separarse de ellos y ahora llegaba a seguir incomodando a los chicos al colegio... ¡Qué se creía el zabahorio este!

— Madre cuéntame todos los pormenores de su aparición por Honesdate, como se comportó, que les dijo — pidió Draco desesperado.

— No te preocupes, hijo — McGonagal se encargó de todo — aseveró Cissa quitándole importancia.

Justo en ese momento aparecieron los platos de comida, Cissa aprovechó y tomando sus cubiertos empezó a degustar lo que tenía en su plato.

— ¿Por cierto has visto a la Sra. Granger? — preguntó Cissa curiosa — supe por Scorpius que citaste a ella y a  Ginny por un castigo.

Draco rodó los ojos exasperado, ya hablaría con el cotilla de su hijo al regresar al colegio — Sí las llamé a ambas porque sus hijos no llegaron a la clase, se habían quedado dormidos — aseveró.

— Pero no creo que Rosie merecierá semejante castigo, dudo que sea algo habitual en ella — retó Cissa.

— No, no lo es en absoluto, pero en Alexander era una situación repetitiva — explicó Draco — lastimosamente los tres se quedaron dormidos y no vi justo llamar solo a Ginebra — quería marcar un precedente para los demás alumnos.

— Osea que pagaron justos por pecadores — refutó Cissa molesta — no te das cuenta que puedes manchar el impecable historial de Rose.

— ¡Madre, por Merlín! — exclamó Draco irritado — ¿ahora serás la abogada de Rose también?

— Si, por supuesto — dijo Cissa arrogante — ella será una Malfoy, lo siento en mis huesos.

— Wow, madre no sabía que ahora practicabas la adivinación — se burló Draco — si quieres le habló a Minerva para que tomes el lugar de la profesora
Sibill Trelawney... Ya que ella está pronta a jubilarse.

— ¡Draco madura, por Merlín! — exclamó entre risas, Cissa, al cabo de unos minutos ambos reían alegremente.

Una vez terminaron de almorzar, Draco preguntó — ¿Madre, estás lista para regresar a tu casa? — ya Loren preparó todo.

— Si, hijo... Vamos —

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