Capítulo 40: Abandono

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—¡¿Cómo se atreve a tocarme?! No soy un juguete.

—¿Y yo lo soy?

No comprendía o quizás no deseaba entender toda esa gama de sentimientos que desfilaban en el otro alfa. Se sintió culpable por verlo tan afectado y no sentir ni un poco de dolor, solo irritación y ganas de liberarse de él. Las feromonas del alfa que antes le habían parecido atractivas ahora resultaban intoxicantes, poniendo todo su cuerpo en defensa y agresividad.

—Estuviste coqueteando conmigo estos últimos días, incluso permitiste que te besara y ahora estás persiguiendo a esa omega. ¿No se suponía que los Lan amaban una sola vez en la vida?

Notó un quiebre de desesperación en aquella voz. Debía asumir sus culpas.

—Dije que los alfas Lan solo tienen un omega en la vida, joven maestro Wen. Nosotros dos somos alfas, no aplica. Yo estaba confundido, pero ahora...

—¿Y ya no lo estás? ¿acabas de encontrar tu omega? ¿Es eso acaso?

Qiren también se sorprendió de esa conclusión ¿podía ser que Cangse fuera su omega destino? De solo pensarlo quedó maravillado. La historia del Lan An era a lo que la mayoría de miembros jóvenes de la secta Lan añoraban, era la historia más dulce que se les contaba de pequeños. Si bien eran rectos en las normas, su parte romántica se desarrollaba en torno al sueño de encontrar su pareja destinada, cuidarla y protegerla.

Pero eso no significaba que estaba bien lastimar los sentimientos de la otra persona. Porque entre Wen Ruohan y encontrar a su persona destinada, mil veces escogería el segundo camino, aunque no estuviera el éxito asegurado. Qiren tomó el colgante que Ruohan le había regalado. Lo acarició nuevamente, luego procedió a quitárselo del cinto y después, se lo tendió.

—Joven maestro Wen, fui demasiado impulsivo al aceptar su regalo. —Agachó la cabeza, aceptando su responsabilidad. — Así que se lo devuelvo. No creo poder corresponder sus sentimientos. La horquilla que hizo para mí no la tengo ahora, pero también se la devolveré. Tiene razón, tuve un comportamiento inmoral y dejé que sus ilusiones crecieran, si guarda un deseo de justicia en su corazón, aceptaré confesarlo a mi padre y recibir un merecido castigo.

Wen Ruohan dio un paso atrás. No esperaba ese resultado, pensó que había llegado al corazón de Qiren, quizás solo estaba confundido por la presencia de una omega hermosa. Pero en ese momento vio a un noble joven muy seguro de sí mismo.

—No lo aceptaré. —Terminó pro decir.

—Pero usted dijo...

—Aun no es tiempo. Nos queda un año de esta asamblea ¿verdad? Voy a hacer que te enamores de mí, que no te importe encontrar tu omega destino. —Aunque hablaba con firmeza, también había tristeza y desesperación.

Permitir que Ruohan siguiera albergando ilusiones no era correcto.

—No sé si Cangse es mi omega destino, pero ahora comprendo, estoy seguro que quiero esperar a que ella o él aparezca. —Replicó el menor, observándole sin miedo ni nerviosismo. —Solo deseo casarme y amar a esa persona. Joven maestro Wen, nunca podré corresponderle. Fue mi culpa permitirle albergar ilusiones, usted también debería de buscar a su omega destino.

Pero Ruohan no lo aceptó. Se retiró rápidamente para no escuchar que jamás sería aceptado. Eso no era posible. Estaba seguro que Qiren se estaba enamorando de él ¿de verdad era tan fácil dejarlo de lado solo porque una omega apareció? No aceptaría esa injusticia. A-Ren era suyo.

Los días siguientes, Cangse a veces parecía aburrida y comenzaba juguetear con sus pinceles o a escribir cosas que no eran sobre la clase. Qiren fruncía su ceño, pensando que no era lo que se esperaba de una discípula venida de Baoshan Sanren. Sin embargo, cuando el maestro para vengarse humillándola le preguntaba algo, ella sabía todas las respuestas. Probablemente, nada de lo que aprendiera era algo nuevo salvo las reglas de la secta. Y aun así su memoria era tan buena que lograba aprenderlas, solo cuando le pedían que explicase su razón de importancia ella solo sonreía. El maestro principal le mandó a copiar muchas veces. La joven maestra Yu se burlaba de ella, pues la señorita de Meishan no tenía ninguna nota desaprobatoria. Siempre aplicada y seria, pero a solas con su amiga le molestaba y respondía los comentarios con frases mordaces.

Betrayal LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora