Capítulo 39: Plan completado

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—Yo la vigilaré, Mingjue, ayuda a A-Yao. Lider Nie, lo mejor es que vaya a ver cómo se encuentra Huaisang.

El líder Nie no procesaba todo lo sucedido. Por primera vez estaba sin palabras y solo asintió, regresando hacia donde se encontraba Huaisang. Mignjue levantó a Meng Yao empapándose con la sangre que provenía de él. Apretó los dientes, su cuerpo estaba tembloroso, asustado por que su omega muriese o perdiese al cachorro. Meng Yao apoyó su cabeza en su pecho y perdió el conocimiento.

Los sanadores Lan estuvieron ocupados revisando y atendiendo a todos los heridos. Madam Nie fue puesta en la cárcel junto a todos sus colaboradores. Esta vez sellaron su boca, vendaron sus ojos, y la tuvieron totalmente encadenada, vigilada por los discípulos más fuertes de la secta Lan.

Aún tenía su núcleo sellado, pero aparentemente sus seguidores se habían colado para liberar a su ama por medio de la ayuda de sirvientes comprados.

—Joven maestro Meng. —Llamó el sanador.

Meng Yao recobró la conciencia. Observó a Mingjue y se tensó. Luego recordó la sangre bajar de entre sus piernas. Llevó su mano a su vientre, asustado.

—No se preocupe, el cachorro es bastante fuerte. —Se apresuró a responder el sanador. — Parece que la medicina que estuvo tomando realmente lo fortaleció. Aún está ahí, pero debe tener descanso absoluto y es mejor si recibe la energía del alfa padre. Eso fortalecerá la energía del cachorro y la suya rápidamente.

Dejó una prescripción médica para el omega muy detallada con la cual se esperaba mantener saludable a madre y cachorro. El sanador se marchó dejando a su líder y Mingjue presentes. Xichen suspiró entre aliviado por que el omega estuviera fuera de peligro, pero tenso por la mirada de su amigo. No podía saber qué sentiría este, tenía miedo que una escena como la cachetada que le dio a Meng Yao se volviese a repetir.

—Joven maestro Meng, sabes que aquí recibirás toda la atención. —Sintió la pesada mirada de su amigo encima. — Umm, yo los dejaré hablar, si necesitas ayuda solo debes llamarnos.

Mingjue rodó los ojos. Estaba shokeado, pero tenía las cosas en claro.

—Xichen, no le haré daño ¿Qué clase de ser inhumano me crees? Ese cachorro es mío. —Declaró, con una pizca de orgullo que intentaba no creciera más.

—Hermano, recuerda que no puedes causarle estrés. Intenta hablar con él amablemente.

Xichen se retiró de la habitación. El silencio incómodo se extendió por varios minutos.

—Entonces...esperas a mi cachorro. —Empezó Mingjue. Nuevamente estaba dividido. Al sentir fuera de peligro a Meng Yao y su hijo, los sentimientos por su madre se colaban enturbiando esa sensación de felicidad innata por ser padre.

El pequeño omega se acurrucó entre las mantas y envolvió su vientre con sus manos como si quisiera mantener cálido aquel lugar.

—Así es.

Sin tener nada que retuviera su aroma era evidente para Mingjue que ese cachorro era suyo, así que no fue una pregunta sino una manera de asimilar la situación.

—¿Por qué no me lo dijiste? —Intentó que su voz no se enturbiara, pero se sentía herido.

—Tenía miedo. —Suspiró. — No sé cómo tu madre se enteró y ya vez casi nos mata.

—Dicen que compró a uno de los sirvientes que servían a Hausiang, supongo que los escuchó.

—Que patético ser descubierto así. —Suspiró, acarició levemente su vientre.

Betrayal LoveWhere stories live. Discover now