Capítulo 20

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Guillermo terminó de servir las tres tazas de café y antes de dirigirse hacia los hermanos Collins sonrió por lo bajo, disfrutando con creces de la situación. No tenía la menor idea de lo que había hecho Samuel para hacer reaccionar a su ahijado, pero se sentía en deuda con él.

—¿Fue una noche difícil? —Les entregó sus tazas y tanto Cedric como William gruñeron.

—Tu edificio podrá ser lujoso, pero los pasillos no son el lugar más cómodo para dormir.

William aún no podía creer que su hermano se hubiera rehusado a volver a su casa y hubiera preferido quedarse a dormir en la puerta del departamento de Guillermo con tal de recibir información de Hope cuanto antes.

Por un momento se atrevió a pensar que él estaba sobrellevando bastante bien su separación con Hope, pero ya le había quedado claro que fue un iluso egoísta, que Cedric estaba sufriendo a causa de la presión a la que él y su hermana lo sometieron el día que decidió echarla a los brazos de otro hombre.

—¿Por qué no me dijiste que trabaja como cantante y dama de compañía? —Cedric estaba tratando de mantenerse lo más sereno posible, sin embargo, la idea de haberla expuesto durante dos semanas a ese trabajo lo estaba enloqueciendo.

—Porque nunca me preguntaste cómo se gana la vida.

Cerró los ojos con fuerza.

—Eso quiere decir que durante diez años ella se ha dedicado a eso.

—Ciertamente —asintió Guillermo, pensativo—. Aunque no solía ser dama de compañía, ahora que la recontrataron ella se puso nuevas metas, quiere ingresos más altos para recibir a Joy el día que ustedes decidan echarla y bueno... ahora recibe dinero por compartir unas cuantas copas con algunos clientes.

—¡Debiste informarme de esto! —explotó, sintiendo un nudo en la garganta, y su padrino ni se inmutó.

—Tú debiste preguntar, Cedric. Joy lo sabe, Samuel lo sabe y yo lo sé, si ella realmente te hubiera importado, seguramente tú también lo sabrías.

Quiso gemir de dolor, ¿cuántos errores más pensaba cometer con Hope?

—Cedric quiere verla, supongo que podrás llevarlo con ella. —Las palabras de su hermano lo tomaron por sorpresa, pero no se atrevió a mirarlo—. Si tienes que traerla de regreso, no dudes en hacerlo.

William estaba aprobando a Hope, le estaba dando su permiso para llevarla a su casa —aunque ciertamente eso era lo que menos importaba, porque también era su casa y él decidía quien vivía en ella y quien no— y aunque aún faltaba Felicity, Cedric no estaba seguro de querer negociar ese punto.

Hope debía volver cuanto antes.

—Puedo llevarlo, pero es demasiado temprano. Hope sigue descansando.

—Son las ocho treinta. —Su hermano frunció el ceño.

—Tú madrugas porque tu trabajo termina a las siete de la noche, el de Hope empieza a esa hora y finaliza bastante tarde.

Empuñó las manos, sabía que ella no se acostaría con alguien por dinero, algo en su interior se lo decía, pero... maldición, la idea de que ella se desvelara por atender a otros hombres lo angustiaba.

—Dime donde vive —quiso saber y Guillermo enarcó una ceja.

—Prefiero llevarte.

—¿Por qué? No quiero esperar, quiero verla ahora mismo.

—Porque está en los dominios de los gemelos Hanks, escoltada la mayor parte del día, no podrás entrar ahí y sacarla como si nada, nadie te lo permitirá.

Al menos ella sí contaba con una protección decente, algo que hasta ahora él no pudo darle.

—Tienes que ayudarme a sacarla de ahí.

—Ese es el problema, Cedric. —Sus miradas se encontraron—. Dudo que Hope quiera seguirte nuevamente. —La convencería, haría todo lo que estuviera en sus manos para que viniera nuevamente con él—. Si bien Damon no me lo confirmó, sé que la humillación que sintió a causa de tus hermanos fue muy grande, tanto que está dispuesta a hacer lo que sea con tal de recuperar a Joy y darle una vida estable.

—Yo también estoy dispuesto a hacer lo que sea con tal de darle una vida estable.

Se incorporó con suficiencia.

—¿En serio?, ¿y cuánto tiempo durará eso? Porque solo necesitaste una reunión familiar para echarla de tu casa.

El músculo de su mandíbula palpitó.

—¿A qué hora podrás llevarme con ella?

—Iremos a las ocho de la noche.

—¡Eso es mucho tiempo! —golpeó el mesón de su cocina y el hombre enarcó una ceja, retándolo a continuar con sus quejas para que así solo aplazara su encuentro con Hope.

—El tiempo necesario para que hables con tu caprichosa hermana y le informes lo que tienes pensado hacer.

Maldición, nadie le dijo que lidiar con una adolescente sería tan difícil.

Llegó a su casa hecho furia y no se presentó en el desayuno, no tenía deseo alguno de ver a Felicity ni a Samuel, debía reacomodar sus ideas y tomar una decisión definitiva de una vez por todas.


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Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Where stories live. Discover now