Capítulo 13

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Después de despachar a Miranda, quien por suerte fue escoltada por Samuel y Jeremías hacia el hotel Rivers, William decidió regresar a su alcoba y relajar la tensión que tenía acumulada en el cuerpo.

¿Cómo pudieron olvidar a Miranda?

Era de lo más normal que la castaña reaccionara de una manera violenta y poco convencional, puesto que, al menos para él, estaba más que claro que bebía los vientos por su hermano y haría lo que fuera para poder quedarse con él.

Sintió algo de pena por la muchacha; no obstante, no era un imbécil y sabía de primera mano que Miranda sólo era un reemplazo de Hope y pudo confirmarlo esa tarde al verlas juntas.

Cedric sólo buscó una mujer que se pareciera a Hope y la tomó como su amante. Fue práctico e inteligente, aunque suponía que en sus planes nunca estuvo enamorar a Miranda.

Ladeó la cabeza, fuera como fuera, su hermano estaba locamente enamorado de su esposa y eso no podría cambiarlo nadie, ni siquiera el odio que él sentía por su madrastra y el apellido Smith.

—Will... —Detuvo su marcha cuando su nana le habló, se oía alarmada.

—¿Sí?

Penélope era como su madre, por lo que jamás podría ignorarla.

—Cedric me pidió que atendiera a Hope, pero estoy preocupada por Joy, no me dejó curarle las heridas y me arrebató el botiquín alegando que lo haría ella misma, pero tú sabes que...

—Es demasiado cobarde como para limpiar sus heridas —suspiró con cansancio y blanqueó los ojos—. De acuerdo, yo me encargaré de ella.

Ni siquiera Felicity le daba tantas obligaciones como Joy, esa niña era demasiado fastidiosa. Frunció el ceño al ver que su nana salía corriendo hacia la alcoba de su hermano y no muy seguro de querer entrometerse, se dirigió a la alcoba de Joy.

Tocó antes de entrar.

—No quiero ver a nadie.

Ingresó a la habitación y gruñona giró sobre el asiento de su cómoda para regañarlo. Pudo percibir la tensión en sus hombros al verlo ahí.

—¿Qué quieres? —Observó sus manos, tenía un algodón humedecido con alcohol en las manos.

—Penélope me envió.

—No quiero nada, puedo hacerlo sola. —Regresó su atención al espejo para evaluar el estado de su largo cuello, y enarcó una ceja.

—¿En serio? —Cerró la puerta—. Esto quiero verlo.

La mano de Joy tiritó y antes de que pudiera posar el algodón en su cuello, William se lo arrebató.

—Acabemos con esto rápido, llevo horas manejando y quiero dormir.

—Auch... ah, ah, ah... —Evitó reírse al oír sus quejas—. Arde, arde, sopla un poco. —Empezó a golpearlo en el hombro y le cumplió el caprichito con el fin de relajarla—. Me duele mucho —lloriqueó, zapateando en su lugar.

—Nada de esto estaría pasando si hubieras sido menos cavernícola.

—Ella empezó. —Terminó de limpiar sus heridas y las evaluó un poco.

En un principio, se molestó mucho cuando Cedric castigó a su hermana, pero todo indicaba que era un castigo que se merecía.

¿Desde cuándo la rubia actuaba como una salvaje?

—No era tu problema, no debiste meter...

—¿Qué no era mi problema? —Se alarmó al oír su voz quebrada y rápidamente levantó el rostro.

Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن