Capítulo 8

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Lo correcto hubiera sido llamar a Joy, de haberlo hecho, no estaría caminando de un lugar a otro, angustiado, mientras Hope tomaba un baño.

Diablos, estaba sola y ella no conocía el espacio con exactitud.

¿Qué tal si se caía o se lastimaba?

—¿Hope? —Tocó la puerta, otra vez, y escuchó un largo suspiro del otro lado del baño.

—Estoy bien.

—¿No crees que ducharte te está tomando mucho tiempo?

Estaban siendo los peores veinte minutos de su vida.

—¿Te parece?

Achicó los ojos, ¿estaba jugando con él?

Porque de ser así, no le parecía nada gracioso.

Se suponía que debían ir al distrito más cercano antes de las ocho de la noche, ¿por qué no salía del baño?, ¿podría ser que estuviera retrasando todo a propósito?

La regadera se apagó y dio un paso hacia atrás, regañándose a sí mismo por ser tan paranoico.

Tenía que relajarse, ¿por qué estaba tan nervioso?

Le tomó unos minutos abrir la puerta, pero el aire regresó a sus pulmones al verla cubierta con el albornoz del hotel y una toalla envuelta en la cabeza. Ella no tenía ni un rasguño y al parecer había disfrutado su baño con creces.

—La próxima vez procura que tu ducha dure cinco minutos —farfulló y sujetó su mano para guiarla a la cama.

El vestido que su hermano eligió era bonito y recatado de un tono color crema y un corte princesa que seguramente le llegaría hasta la mitad del muslo, perfecto para que ella se sintiera cómoda con la prenda.

—¿No necesitaremos testigos? —inquirió mientras él miraba un punto fijo en la pared y ella se ponía su ropa interior.

—Mis amigos nos ayudarán.

—¿Por qué tu hermano debe cuidar a Joy? No tengo buenos recuerdos de él.

Cierto, William era el principal encargado de todos los abusos que Hope sufrió como becada antes de que él decidiera hacerla su novia.

—Créeme que es la mejor opción por el momento.

Jeremías estaba un tanto encaprichado con Joy y Samuel era demasiado voluble como para que ella lo manipulara. William sabía perfectamente cómo controlar a la mocosa y no era para menos, ellos sí llegaron a convivir un par de años.

—Déjame reunirme con ella, Cedric, te doy mi palabra que me casaré contigo.

Él confiaba en Hope, pero Joy... ella era muy rebelde para su gusto.

—Le diré a William que la mantenga cerca, una vez que todo sea válido, podrás reunirte con ella.

—Está bien —musitó con tristeza y escuchó cómo bajaba el cierre del vestido—. ¿Podrías ayudarme?

Contó hasta diez y sólo así se volvió hacia ella, para verla con el lindo vestido puesto.

Parecía un ángel, y aún no podía creer que estuviera viva.

La rodeó rápidamente y retirando su melena, subió el cierre con bastante facilidad. Sonrió con orgullo al ver que no había fallado en sus tallas.

—Quiero peinarme —comentó de pronto, tomándolo por sorpresa, y la guio hacia la cómoda.

Una vez que la dejó sentada en el asiento, fue por sus zapatillas y le ayudó a ponérselas.

Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora