Capítulo 34

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Hope admitía que el trago, los celos y sus fantasmas en cuanto a la perspectiva que Cedric tenía de su madre le habían jugado una mala pasada, cometió un terrible error al sacar conclusiones apresuradas y armar un escándalo por algo tan insignificante como los celos de su esposo, unos que ella conocía muy bien y no debieron sorprenderla.

No obstante, a pesar de su error, sentía que no merecía ser llevada a la suite del hotel como un costal de papas sobre su hombro.

—Me estás avergonzando —siseó, dándole otro puño en la espalda.

—¿Qué no es normal que el novio cargue a la novia?

—Pero no así —chilló exasperada, dándole más golpecitos—. Ah —jadeó cuando la reacomodó, e hizo un mohín con los labios.

—No te muevas mucho, querida, podrías resbalar de mi hombro.

—Me siento tan humillada, al menos cárgame como corresponde.

—No lo creo, me gusta acariciar tu trasero. —Pasó su mano descaradamente por ahí y el calor trepó por sus mejillas.

—Cedric, compórtate. —Ingresaron al ascensor—. Alguien podría vernos.

—Tú tranquila, sólo fueron unos cuantos cientos pares de ojos.

Ay no... en su vida se había sentido tan abochornada, ¿qué dirían de ella? Lo más probable es que pensaran que terminó emborrachándose porque para los demás Cedric era perf...

—Uy, lo siento, ascensor lleno —soltó de pronto, informándole que algunas personas querían entrar—. Hay un novio desesperado de tener a su esposa entre sus brazos y no les puedo garantizar discreción en el ascensor.

Las mejillas le hirvieron al tiempo que algunas personas emitían risillas perversas. El sonido de unos flashes la hizo tensarse y no levantó el rostro, sopesaba que el día de mañana esa foto sería la portada de muchas revistas y no la foto en la que se veía pulcra y divina caminando hacia el altar.

Maldición.

Su trasero saldría en primera plana.

El ascensor se cerró y odió con creces que no la bajara.

—¿Es en serio, Cedric? —gruñó y este se rio por lo alto.

—¿Qué sucede, mi amor? Pienso llevarte en mis brazos hasta nuestra cama nupcial.

Todo su cuerpo se estremeció, podría ser que ellos por fin...

—Estás algo tomada y necesitas dormir.

—No, ni de broma. —Se sacudió, ella quería su noche de bodas—. Dijiste que hablaríamos.

—Y eso haremos.

Se cruzó de brazos, claramente no hizo una buena elección de palabras. Guardó silencio hasta llegar a su habitación y no fue hasta que Cedric la sentó en la cama que se incorporó y lo empujó por el pecho.

—Diablos, el alcohol te pone agresiva —gruñó y Hope respondió de la misma manera—. ¿Qué sucede?, ¿qué te molesta ahora?

—No dormiré en esta cama.

—¿Ah sí? —Podría jurar que enarcó una ceja y se rio en su cara.

—No volveré a recostarme en una cama contigo si no haces tu tarea. —Señaló su pecho con el dedo índice y maldijo en silencio al oír su risotada—. ¡No es broma, Cedric! Estoy harta de esperar, estás siendo cruel conmigo.

Él no podía besarla, tocarla y luego hacer de cuenta que todo estaba bien cuando su cuerpo sufría los altos y bajos de sus decisiones.

—¿Puedes decir que me quieres o me amas?

Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Kde žijí příběhy. Začni objevovat