Capítulo 21

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Después de tomar una larga ducha y prepararse para el día, Cedric observó la escasa ropa colgada de Hope junto a la suya, al final ni la llevó de compras ni tuvo la decencia de mandar a sacar su ropa para devolvérsela.

«Porque en el fondo quería que regrese».

Sí, eso era lo que quería, quería a Hope en su casa y justamente por eso mandó a llamar a sus hermanos a su despacho una vez que pensó todo con mayor claridad y ellos terminaron con su desayuno.

—¿Qué sucede, hermano? —interrogó Felicity algo apresurada, al parecer tendría una cita porque llevaba un corto vestido veraniego y su bandolera, sin mencionar que estaba bastante arreglada.

William observó a su hermana con algo de pena, él sabía lo que vendría a continuación y estaba muy seguro que Felicity no estaría de acuerdo con nada.

—Lo he estado pensando y he tomado la decisión de traer a mi esposa a la casa.

—¡¿Qué?! —chilló la rubia, horrorizada—. Pero ella...

—Ella no es su madre —decretó con firmeza, callándola—. Debo admitir que fuiste muy lista al tocar puntos bastante frágiles para mí, Felicity, pero eso no quiere decir que podrás manipular mi vida y mis decisiones.

Durante esas dos semanas se había sentido el hombre más miserable del planeta y ninguno de sus hermanos se preocupó por ese hecho, ellos seguían viviendo su vida como si él no existiera, algo que reforzaba la teoría de Samuel de que tarde o temprano ellos se irían y lo dejarían solo.

—No es manipulación, te estoy haciendo notar algo que claramente no estás dispuesto a ver —contraatacó ofendida y negó con la cabeza.

—Hope es muy importante para mí.

Era la mujer que amaba y ya era hora de que la pusiera como su prioridad.

—¿Y yo qué?, ¿estos diez años que estuviste en Londres hicieron que me quieras menos?

Estaba celosa y la entendía, siempre fue la consentida de todos, por lo que seguramente no era fácil para ella asimilar que ahora tendría otra mujer a su lado que requeriría toda su atención debido a su estado.

—Yo te adoro, Felicity, y justamente por eso te cité aquí, porque quiero que estés al tanto de lo que pienso hacer y dejes de comportarte cómo has estado haciéndolo con Hope y Joy.

—Pero no las soporto, ellas arruinaron nuestra familia.

—Fue su madre.

Para su sorpresa, William se mantuvo en silencio.

—¡Es lo mismo! Es lo que queda de Gena, debemos vengarnos.

—¡No puedo vengarme de la mujer que amo! —aseveró con firmeza, importándole muy poco que sus hermanos lo miraran con incredulidad, y meditó sus siguientes palabras para no sonar grotesco con Felicity—. Sí, la traeré de regreso porque odio no poder dormir con mi esposa, porque soy lo suficientemente afortunado por haberme casado con una mujer que amo y no seguiré renunciando a la mujer que se me ha privado por diez años.

—Es igual a Gena —soltó su hermana con impotencia y Cedric negó con la cabeza.

—Físicamente, porque mentalmente ella es otro mundo.

—Miranda es igual de hermosa, ¿por qué no con ella?

—Porque no, y punto.

Estaba harto de tener que discutir del mismo tema con Felicity, ¿por qué sentía tanta adoración por la castaña?

—No viviré bajo el mismo techo que ella —pateó el piso y Cedric sacó los folletos que en un principio trajo para otra persona.

—Si crees que no podrás hacerlo, te ofrezco esta segunda opción.

Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Where stories live. Discover now