Capítulo 45

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Una noche más y tendrían que dejar París y Cedric no quería que ese viaje concluyera, alejarse de su casa, del trabajo y de Gena fue como un soplo de aire fresco, si no fuera por los estudios de Hope, habría sugerido alargar el viaje.

A ella le habría encantado quedarse más tiempo.

—Te prometo que te traeré de regreso —susurró, acariciando su brazo desnudo mientras observaba el cielo estrellado, hacerle el amor en la terraza fue simplemente maravilloso y la idea de que algún día ella pudiera apreciar ese panorama lo motivaba a emplear todo lo que tenía para ayudarla a recuperar la vista.

—Puedes llevarme donde quieras.

—Pero a ti te gusta París, ¿no quieres volver?

Ella carcajeó roncamente.

—No veo, Cedric. —Sus palabras no fueron emitidas para herirlo, pero de todas formas le dolieron—. No es el lugar lo que me enamora, eres tú. —Besó su pecho, enamorándolo cada vez más—. Así me lleves al lugar más insípido en el mundo, yo lo amaré si tú eres mi guía.

Los ojos le ardieron, algo en su interior no le permitía sentirse tranquilo, la culpabilidad lo carcomía por dentro y la sensación empeoraba con el pasar de los días. Debía decirle la verdad, confesarle lo ocurrido, pero no tenía la valentía de hacerlo.

No quería perder lo que consiguieron, no quería que toda la magia se echara a perder.

—Hay algo que quiero decirte.

—¿Qué es?

Las palabras no salieron de su garganta y agradeció que su celular empezara a sonar. Era la clara señal de que todavía no era el momento. Con mucho cuidado apartó su brazo y estiró el cuerpo para contestar la llamada, en otra circunstancia la habría ignorado, pero ahora necesitaba una distracción para que Hope olvidara sus palabras.

—¿Bueno?

La observó por encima del hombro y ella arrugó el entrecejo por el largo silencio que se suscitó después de que él recibiera esa impactante noticia. La garganta se le cerró, sin ser capaz de emitir palabra alguna y Hope apoyó la mejilla en su mano, esperando que dijera algo.

—¿Todo bien?

Él se sentó en silencio.

Ella hizo lo mismo.

No, nada estaba bien.

—¿Cedric?

—Lo entiendo. —Recuperó la voz, pero el efecto de la noticia aún corría por sus venas y aceleraba sus pulsaciones a una velocidad impresionante.

—¿Qué sucede, mi amor? —Lo abrazó por los hombros, besando su espalda y en vez de tranquilizarse, su estado anímico empeoró.

—Gena ha despertado. —Las palabras apenas y fueron un suspiro, pero ella las escuchó muy bien—. Debemos volver a Manhattan cuanto antes.

Estaba perdido.


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Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Where stories live. Discover now