Capítulo 37

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Era poco normal que Hope se sintiera tan ansiosa, cualquiera pensaría que estaba exagerando; sin embargo, no podía dejar de juguetear con sus manos mientras las manijas del reloj parecían burlarse de ella.

Cedric había salido para encargarse de unos asuntos que requerían de su atención en cuanto a la nueva sucursal de su empresa y a pesar de recibir la propuesta de ir con él, Hope prefirió declinarla, por lo que se encontraba totalmente sola en el salón principal de su casa, esperando por el regreso de su hermana.

Joy no era becada, no tenía que sentir miedo de que pudieran hacerle algo en su primer día de clases, pero incluso así no sentirse alarmada era casi imposible. De pronto el teléfono sonó y Penélope apareció para contestarlo, si bien no podía verla giró el rostro en su dirección.

—Casa de la familia Collins, ¿con quién desea hablar? —Presionó los cojines del sofá—. ¡¿Cómo?! —Rápidamente se incorporó—. Oh por Dios, de acuerdo, sí, ahí estaremos. Llamaré al señor Collins cuanto antes.

—¿Qué sucedió? —preguntó ni bien cortó la llamada.

—Felicity y Joy tuvieron una pelea y fueron enviadas al hospital.

La sangre se le congeló, ya decía ella que tanta paz por parte de la rubia no podía ser para algo bueno.

¿Qué diablos tenía esa niña en el cerebro?, ¿cómo una persona tan joven podía ser tan mala?

¡Joy ni siquiera la molestaba!

—Debemos ir —susurró con un hilo de voz, temiendo lo peor.

—Pero Cedric...

—Lo llamarás en el camino, no me quedaré a esperarlo.

En esta ocasión Penélope decidió obedecerla y mientras el taxi avanzaba hacia el hospital, Hope no podía dejar de temblar por los nervios. Esa fue la razón por la que despertó tan inquieta esa mañana, realmente hizo bien en no aceptar ir de viaje con Cedric, dejar a Felicity y a Joy juntas hubiera sido un terrible error.

—Aló, Cedric. —Penélope logró contactarse con su esposo—. Debes ir al hospital, llamaron de la escuela de las chicas para informar que tuvieron una pelea y ambas fueron enviadas al hospital. No, sólo me dijeron eso, no sé qué pudo suceder.

Ella sabía qué pudo suceder; fue Felicity quien atacó a su hermana.

Si bien amaba a Cedric, no estaba dispuesta a tolerar esa actitud tan insolente e inmadura por parte de su cuñada.

¡¿Es que Felicity nunca sentaría cabeza?!

—No, está conmigo, no quiso quedarse.

Le pareció escuchar un «Mierda» del otro lado de la línea y la llamada se cortó.

Cedric sabía lo que estaba pensando, lo que estaba sintiendo, por lo que seguramente la situación lo alteraría en exceso.

—Préstame una llamada —pidió de pronto, reconociendo que esta vez no se quedaría tan tranquila.

Entró a esa casa con nuevas reglas e ideas, por lo que no dejaría que nadie manipulara la situación a su antojo viéndole la cara de estúpida.

—¿A quién quieres llamar?

—A Damon.

Ella no podía ver, por lo que podrían burlarse de su persona, pero su amigo jamás dejaría que alguien se aprovechara ni de ella ni de su hermana.

Llegaron al hospital e inmediatamente preguntó por su hermana, Cedric aún no había llegado, lo que le permitió reunirse con la maestra que estaba custodiando a Felicity mientras terminaban de atender a Joy.

—¿Qué sucedió, Felicity?, ¿cómo es posible que terminaras con la muñeca fracturada? —lloriqueó Penélope, como si no supiera que todo era culpa de ella, y la rubia se quedó en silencio.

—¿Por qué mi hermana sigue siendo atendida? —preguntó con un hilo de voz y la maestra se incorporó para ponerse a su altura.

—Me temo que Joy sufrió un golpe muy fuerte en la frente y están suturando la herida.

Jadeó, ¿su hermana terminaría con una cicatriz en el rostro?

—Pero ¿qué pasó?, ¿cómo pudo suceder algo así?, ¿qué le hiciste a mi hermana? —escupió desesperada y nuevamente Felicity guardó silencio.

—Al ser el primer día de clases dejamos que los estudiantes disfrutaran de un nado libre, no contábamos con que la señorita Collins iniciaría una pelea que terminaría en un terrible accidente.

—¡Felicity! —jadeó Penélope, horrorizada, consiguiendo que Felicity se incorporara de un salto.

—Nana fue un accidente. —Su voz estaba quebrada, ella estaba llorando—. Yo no quería que las cosas terminaran así, Joy se resbaló y ambas caímos y... —Quizás no veía, pero sabía perfectamente donde estaba, por lo que estrelló su mano en su mejilla.

—Estás muy equivocada si crees que podrás hacer con mi hermana lo que se te venga en gana —escupió con rabia, agradeciendo que Penélope no interviniera por ella, pero los vellos se le pusieron de punta al oír una tercera voz que conocía muy bien.

—Mi hermana está siendo atendida por un golpe en la frente debido a que a tu hermana se le ocurrió iniciar una pelea en la clase de natación —masticó sus palabras, sintiendo la impotencia a flor de piel, y un tenso silencio se cernió entre ellos—. Si algo llega a sucederle a Joy, te juro que no me importará nada.

La amenaza fue clara y contundente, ni todo el amor del mundo haría que perdonara ese acto tan ruin.

—Hermano...

—Silencio —ordenó Cedric, enfurecido—. ¿Qué fue lo que sucedió? —le preguntó a la maestra, quien incómoda por la situación le dio la respuesta que él quería.

—Efectivamente, señor Collins, no hace mucho recibí una llamada del director y después de observar las cámaras, todo indica que fue su hermana quien atacó a la señorita Smith provocando el accidente. —Sollozó con pesar, tenía que ser una maldita broma—. Felicity será expulsada de Albert Meyer School, la escuela no apoya los actos violentos entre los estudiantes y el director quiere reunirse con usted lo antes posible.

 Felicity será expulsada de Albert Meyer School, la escuela no apoya los actos violentos entre los estudiantes y el director quiere reunirse con usted lo antes posible

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Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Where stories live. Discover now