Capítulo 50

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Ya había pasado un mes desde que el doctor Cleveland le dio la buena noticia de que podría ver si recibía un trasplante de córneas, un largo mes que al parecer no hubo muy buenos resultados con la búsqueda del donante.

Suspiró, larga y pesadamente, pero la tristeza se evaporó cuando Cedric extendió su brazo para rodear su cintura y pegarla a su pecho.

—¿De qué sufres?

«De que aún no tengo una cita para ninguna cirugía».

Le había prometido a Cedric que no se desesperaría, pero ¿cómo podría conseguirlo cuando se moría de ganas de poder ver de nuevo?

Dios santo, podría pintar de nuevo, incluso tenía pensado concluir sus estudios para iniciar con una carrera universitaria, tenía tanto por hacer y no deseaba que el tiempo le jugara en contra.

—En que pronto te irás al trabajo.

La empresa de Cedric ya estaba en marcha y como era de esperarse estaba resultando ser todo un éxito, según tenía entendido ya tenían los próximos tres videojuegos que saldrían a lo largo del semestre y ahora estaban preparando sus campañas de lanzamiento.

Cuando ella viera de nuevo, podría serle de ayuda.

—Puedes venir conmigo si quieres.

Salir de casa no le sentaría mal, últimamente Joy se la pasaba todo el día afuera y Penélope la vigilaba cada segundo.

—De acuerdo.

Necesitaba un poco de aire fresco.

Visitar GoGamer CCL. era muy parecido a ir a un parque de diversiones, pensó Hope. Caminando por los largos pasillos de la empresa de su esposo podía escuchar las risas, la música y cómo las personas se divertían en el lugar.

—¿Por qué hay tanto ruido?

—¿Cómo les pido que creen algo divertido cuando están malditamente aburridos?

—Oh...

Ahora entendía las personalidades de Samuel y Jeremías, con el trabajo que tenían pocas personas podían sentirse aburridas.

—¿Quieres ir a mi oficina?

—Depende, ¿hay una rueda de la fortuna? —bromeó, no era como si él pudiera darle un tour por la empresa, por ahora eso era imposible.

Cedric carcajeó y se acercó a su oído.

—Temo que no, pero podría hacer que te diviertas tanto como en una.

Se sonrojó.

—Estamos en tu lugar de trabajo, sé más serio. —Le dio un golpe en el brazo, enojada.

—¿Qué hombre no quiere follar con su mujer en su oficina? —bufó con diversión al ver su sonrojo.

—Sigue así y tu mujer no volverá a poner un pie en esta empresa.

—De acuerdo, mejor guardo silencio.

Sonrió, ¿llegaría el día en que se cansara de la compañía de Cedric?

«Por supuesto que no».

Durante el resto del día escuchó con fascinación cómo organizaba a sus empleados y empleaba órdenes para que los proyectos fueran ejecutados adecuadamente, ahora entendía por qué era rico, su trabajo era su pasión y esa era la mejor sustancia para el éxito.

—¿Qué quieres cenar?

—Unos camarones no estarían mal —confesó, gustosa, y Cedric la ayudó a entrar al auto.

Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Where stories live. Discover now