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Cedric Collins sabe mejor que nadie lo que es vivir con culpas y cargar con fantasmas del pasado, pero lo que no sabe es que durante diez años vivió exiliado en otro continente, lejos de su familia, por una vil mentira. No obst...
El testamento de su padre fue muy claro y conciso, una pequeña muestra de lo manipulador que Eugene Collins podía llegar a ser incluso después de su muerte, puesto que ahora, Cedric, su hijo mayor, después de haber vivido exiliado diez años en Londres por culpa de la amante de su padre, tenía la obligación de regresar a Manhattan, casarse con la hija mayor de la mujer que le arruinó la vida y cuidar de la menor.
Sonrió con ironía.
¿Quién lo diría?
Tenía que casarse con Hope, quien lo engañó vilmente y le rompió el corazón al decidir apartarlo de su lado haciéndose pasar por muerta durante diez años.
Diez malditos años en los que se condenó por una muerte que ni siquiera sucedió.
Apretó la mandíbula con ira contenida y clavó la vista en todas las cajas que preparó para su mudanza.
Su padre se encargó de proteger estratégicamente a las hermanas Smith mediante su testamento; sin embargo, ni siquiera eso rescataría a las castañas de todos los problemas que se les avecinaba. Si el plan de Eugene era mantener protegidas a las hijas de su segunda esposa después de su muerte, cometió un terrible error al dejarlas bajo su cuidado.
Su única prioridad eran William y Felicity, sus hermanos menores, las personas que tuvo que dejar después de que su padre los echara a su madre y a él de su casa para poder casarse con Gena. Lo demás no importaba; ni Hope, ni Joy, ni Gena, quien aún seguía en coma después del accidente que sufrió junto a Eugene.
Se sentó al borde de la cama y acarició su mentón, pensativo.
Para que sus hermanos y él pudieran obtener su herencia debía desposar a Hope Smith por bienes mancomunados y procrear un hijo en el lapso de dos años ya que de no ser así, toda la herencia terminaría en manos de Hope.
Algo que Cedric no permitiría.
Casarse era su única opción, pero en sus planes no estaba ser un esposo comprensivo y tolerante. Lo único que quería era vengarse de Hope por hacerlo el hombre más infeliz de la tierra durante diez años, por burlarse de él al hacerle creer que mató a la única mujer que llegó a amar de verdad en su vida.
Porque sí, ella no sólo le vio la cara de estúpido, sino que le rompió el corazón.
Inhaló con pesadez al sentir el deje de dolor que siempre lo atormentaba y ladeó la cabeza en modo de negación. Ya no era el mismo jovenzuelo que en el pasado solía suspirar cada vez que la miraba. El aprecio que le guardaba se esfumó cuando su padre, antes de morir, le confesó que Hope Smith estaba viva y que su deber era cuidarla.
¿Es que las Smith nunca saldrían de su vida?
A pesar de que él no necesitaba el dinero de su padre, puesto que su trabajo le había dado la oportunidad de valerse por sí mismo y generar su propia fortuna, sus hermanos no corrían con la misma suerte, por lo que abandonarlos era algo imposible. Ellos lo necesitaban para recuperar todo lo que esas mujeres pretendían quitarles.
Después de todo, su difunta madre siempre tuvo razón: las Smith sólo eran buenas buscando quedarse con lo que no era suyo y para conseguirlo siempre le sacaban provecho a su innegable belleza.
HAY MUCHAS COSAS QUE AL PARECER SUCEDIERON ENTRE HOPE Y CEDRIC, POR LO QUE NO ESTOY SEGURA DE QUÉ LADO DEBO ESTAR.
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