Capítulo 11

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El camino de regreso le resultó bastante silencioso y extraño; y es que, si mal no recordaba, Cedric nunca cedía el volante y ahora era William quien estaba manejando.

¿Por qué?; no tenía la menor idea, lo único que tenía claro era que Samuel y Jeremías los estaban siguiendo en otro auto.

Asomada a la ventana, dejando un gran espacio entre ellos, porque Joy estaba en el asiento de copiloto, Hope se frotó los brazos. Aún faltaba una hora de viaje y sospechaba que, si no encendían la calefacción del coche, se congelaría.

—Prende el calefactor, Will —pidió Cedric y Hope clavó las uñas en sus brazos al sentir la cercanía masculina.

No le gustaba que la gente invadiera su espacio.

—Esto te ayudará a calentarte. —La cubrió con un manto.

—Gracias.

—Y esto —tiró de ella y la instó a apoyarse en su pecho—: te hará sentir más cómoda.

Su fragancia era deliciosa y no quería apartarse de su calor, pero algo en su interior le decía a gritos que se apartara y le pidiera respetar su espacio. Sus tiernos gestos podrían jugarle en contra más adelante, puesto que en el fondo no comprendía qué podía esperar de Cedric.

—Esto no es cómodo, Joy, mira al frente —ordenó el castaño, irritado, y la comisura de su labio tembló.

—No vayas a aprovecharte de mi hermana, Cedric.

—¿Cómo tú te aprovechaste del frigobar y el mini...?

—De acuerdo, no hay razón para seguir hablando de eso. —¿Hablar de qué?, ¿qué pasó con el frigobar del hotel?

—Siéntate bien, Joy, me estás distrayendo.

Si bien era una orden, jamás pensó que William pudiera emitir una en un tono poco hiriente y con las palabras justas.

Presionó la camisa de Cedric bajo el manto al sentir como su mano se deslizaba suavemente por su cintura y cerró los ojos con fuerza, permitiendo que sus dedos acariciaran la piel desnuda de su vientre.

Definitivamente, esa ropa no le gustaba.

Él intentó alargar su mano por una ruta peligrosa y rápidamente la sujetó con firmeza, dejando en claro que no era el momento ni el lugar para que él pretendiera tocarla como solía hacerlo en el pasado.

Por suerte, Cedric comprendió la situación y después de entrelazar sus dedos, la acurrucó contra su pecho. A partir de ese momento, Hope terminó totalmente rendida y no fue consciente de nada hasta que unos gritos la hicieron regresar paulatinamente a la realidad.

¿Qué estaba sucediendo?

Las voces se oían lejanas y ya no estaba junto a Cedric, sino recostada en el asiento del auto.

—¿Joy?

No recibió una respuesta, así que optó por sentarse con prisa.

—¿Cedric, William?

Nada.

—¡¿Cómo pudiste hacerme algo así, Cedric?! —El grito femenino la llevó a estirar el cuello y palmeó la puerta, decidida a abandonar el auto aun sabiendo que no era lo más sensato.

—¡Tú sabías que él iba a casarse! —Joy se oía enfadada—. Ni siquiera deberías estar aquí.

—¡A ti nadie te habló, intrusa! —Había dos voces femeninas que desconocía—. Dile que se calle, hermano.

Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora