Capítulo 18

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Cedric revisó el historial que le envió su wedding planner —dado que la boda debía seguir en pie porque era lo que se necesitaba para cobrar la herencia de su padre— y aceptó todos los gastos que se efectuarían para la comida, la decoración y la música.

—Y a todo esto, ¿cómo se siente organizar una boda sin la novia? —inquirió Samuel, pegado a su ventana, y Cedric cerró la carpeta con indiferencia.

Llevaba más de dos semanas sin saber de Hope y ciertamente la sensación era simplemente horrible; sin embargo, dejarse llevar por el sentimentalismo ya no era una opción ahora que su hermana le había abierto los ojos.

Felicity tenía razón, su relación con Hope jamás podría ser y ya era hora de que lo entendiera.

—Es bastante cómodo, aunque de todas formas ella no podría aportar mucho.

—¿Al menos Hope sabe que se casará en dos semanas?

—Reagan ha estado en contacto con ella, por lo que supongo que está al tanto de todo.

—Se vio hace unos días con Joy, ¿no le hiciste ninguna pregunta?

—No lo creo necesario.

—¿En serio? No es mi mujer y vivo atormentado preguntándome cómo vive, dónde vive y cómo hace para seguir viva estando sola y ciega.

Sus movimientos cesaron y lo amenazó con la mirada, ¿acaso pretendía asustarlo para motivarlo a salir en su búsqueda?

—Sé lo que planeas y no servirá.

—Por Dios, Cedric, ¿de verdad no harás nada por averiguar cómo vive?

—Damon está con ella, no le falta nada.

—¿De verdad? Porque si no mal recuerdo, es esposa de un Collins multimillonario e incluso así no pide ni un solo centavo. ¿Por qué con ese hombre sería diferente?

Porque Hope confiaba en Damon y no era tan estúpida como para pasar penas cuando tenía a alguien que podría ayudarla sin problema alguno.

—¿No la extrañas?

Claro que la extrañaba, pero...

—Lo nuestro nunca podrá ser.

—Es tu esposa, claro que puede ser. Es más, ya está siendo, pero tú te rehúsas a aceptarlo.

—Mis hermanos la odian, no la quieren de regreso.

—Tus hermanos se irán y te dejarán solo una vez que reciban su dinero, Cedric, tienes que abrir los ojos.

—Es demasiado complejo y no lo entiendes, agradecería que dejes de atormentarme. ¿Por qué no eres como Jeremías, quien se mantiene al margen de todo?

Samuel enderezó la espalda y lo miró con fijeza.

—Admito que ella me preocupa.

—Deja de ser altruista, Hope está bien, de ser diferente, ya me habrían llamado, ¿no te parece?

Su amigo lo miró con incredulidad.

—¿Por qué carajos te llamarían cuando no tienes ni la más mínima intención de hacer algo bueno por ella?

—Porque soy su esposo —espetó con obviedad y su amigo negó con la cabeza, decepcionado.

—¿De verdad invitarás a Miranda a la boda? —Cedric reservó su respuesta—. Solo espero que cuando decidas abrir los ojos, no sea demasiado tarde para ti.

Por el rabillo del ojo observó cómo su amigo salía de su oficina, ofuscado.

¿Cómo se atrevía a pensar que Hope no le interesaba?

¡Claro que le importaba!

Pero no había nada que él pudiera hacer, Hope y él no nacieron para estar juntos y estaba harto de pensar tanto en esa verdad y tener que aceptarla. Su madre murió por su culpa, su familia se separó por culpa de ellas y ahora eran como una plaga que parecía no querer salir de su vida.

Acarició su anillo de bodas y se lo quitó sin remordimiento alguno para guardarlo en el cajón de su escritorio.

Por un determinado momento se dejó llevar por sus sentimientos, por el amor que sentía y estuvo dispuesto a formar una familia con ella; no obstante, las cosas ahora eran diferentes y lo único que le interesaba era tener un hijo con Hope, liberar la herencia y vivir sin atadura alguna.

Si ella quería quedarse con su hijo; perfecto, así sería. Él se encargaría de entregarle pensiones mensuales y cubriría las necesidades de su hijo, sin permitir que Hope disfrutase de su fortuna.

Felicity tenía razón, ella era como su madre y brindarle un destino tan acogedor no sería lo correcto, ¿verdad?

Con ese pensamiento siguió trabajando en su siguiente videojuego y como de costumbre se pasó la mayor parte del día encerrado en su despacho. Esa era la única forma en la que se aseguraba de no salir tras de ella.



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Déjame quererte *Almas perdidas* (EDITADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora