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Hola, Upper East Siders, es esa época del año otra vez cuando el simple acto de descender por una escalera significa que eres mujer. Así es, baile de debutantes. Y por lo que hemos odio, han habido cambios en a alineación.
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Esa mañana estaba dirigiendome junto a Nate y Chuck hacia el estudio de danza en el que practicabamos el baile del cotillón. Siempre me había parecido una estupidez este evento. Presentar a las mujeres en sociedad como si fueran un objeto en busca de aprobación, sabiendo que si no impresionan a viejos ricos, probablemente se conviertan en nada. Parece una subasta de personas... Sin dudas, es algo de la riqueza que no logro comprender.
— ¿Oigan, Blair les ha mencionado quién va a escoltarla? —preguntó Nate casualmente.
— ¿Por qué? —cuestionó Chuck—. ¿Estás teniendo fantasías húmedas con tu ex?
— ¿Qué? —frunció el ceño—. No.
— No quieras engañarnos, conozco esa mirada, Archi —reí, chocando su hombro.
— No, pero es que cada vez que la veo, hay algo diferente en ella. Es más alegre, más simpática. Ella es menos... Blair.
— O también puede ser que es más Blair que nunca —alcé las cejas.
— ¿Sí hay cierto brillo en ella, no? —indagó Chuck, sonriendo con complicidad.
¿Puede ser más evidente? Resulta que todavía siguen viéndose, manteniendo su... no sé qué a escondidas. Charles no quería decírselo a nadie, por Nate. Personalmente creo que, además del caos que puede ocurrir, no está listo para enfrentar la realidad de sus emociones. Blair no era una más del montón y no quería admitirlo.
— Papá está rehabilitándose, y ya no tengo esa presión en mí. Y ahora puedo ver a Blair claramente y eso... No sé qué pasa, creo que la extraño —Nate titubeó.
Mi mejor amigo y yo nos miramos de reojo. Que Nate quiera regresar con Blair es un gran problema en este momento.
— Tú no la extrañas —negó Chuck.
Finalmente llegamos al estudio, así que entramos y a los minutos empezamos con el ensayo. El baile era elegante y ridículo. Por suerte, nuestros padres nos habían mandado a lecciones de baile de salón desde pequeñas, así que era fácil.
Chuck sería mi escolta, para sorpresa de nadie. No es por arrogante, pero no hubo falta de propuestas, todo lo contrario. De hecho, en un momento sentí que era la Graduación, ya que un chico me envió dos docenas de rosas a mi casa para que lo eligiera como escolta. No sé si es tierno o deprimente, teniendo en cuenta que no lo elegí... La realidad es que, además de que no le encuentro la fascinación al cotillón, prefiero estar con alguien que signifique algo para mí. Sin preocuparme de ser amable, dar esperanzas o prometer cosas que no cumpliré. Ir con Charles es la mejor decisión porque, además de que ya conoce exactamente cómo soy, podemos divertirnos aún estando en ese lugar.
Volviendo al ensayo, pude sentir la tensión entre Blair, Nate y Chuck a metros de distancia. Odiaba estar en el medio de estas cosas. En algún momento explotaría la verdad y no iba a ser bueno para nadie.
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Serena van der Woodsen, para que tu invitación acaba de llegar. Con algunos compromisos. Sal ya, sal ya, dónde quiera que estés.
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Ya era otro día. Esa tarde, me encontraba sentada en mi cama, terminando de ponerme los zapatos para dirigirme al penthouse Waldorf para tomar el té. Mientras tanto, conversaba vagamente con Nate. Había estado comportándose sospechoso, así que fue solo cuestión de tiempo para que confesara lo que estaba sucediendo.
— Iré con Blair al cotillón.
Me enderecé automáticamente.
— ¿Qué? —casi grité—. Creí que iba a ir con el príncipe Theodore.
— Iba, logré convencerla para que vaya conmigo —podía escuchar su sonrisa.
— Wow... Entonces realmente la extrañas.
Es mucho peor de lo que pensaba.
— Sí, bueno. Ir juntos es algo de lo que hablamos desde los diez años. Creo que es como tenía que ser —carraspeó.
— Sí, sí, obviamente —respondí, recorriendo la lista de contactos en mi teléfono.
— Aunque se está comportando extraña conmigo... Hoy llegó tarde a la prueba de mi traje y no soltó el teléfono.
Hm. Me pregunto por qué.
— Todo indica que cambió, no creo que sea necesariamente malo.
— No lo sé —contestó inseguro—. Debo averiguar qué pasa.
— Suerte. Tengo un té que atender en su casa. Y no, no me voy a involucrar en nada de lo que estás pensando —informé seria.
— Adiós —carcajeó.
Colgué, suspirando mientras escribía un mensaje.
Mensaje para Chuck:
Debo contarte algo.
Salí de mi habitación luego de tomar mi bolso, bajando las escaleras rápidamente. Mi teléfono sonó cuando llegaba al final.
Mensaje de Chuck:
Noticia vieja. Me estoy encargando.
No sé si me tranquiliza o me asusta.
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Visto: Nate Archibald aprendiendo que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde y lo encuentra otro.
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Mi madre y yo llegamos al penthouse, siendo recibidas rápidamente por Cece, la abuela de Serena, quien tambien era la directora del cotillón. Siempre hace una reunión de té unos días antes, para poder hablar al respecto. Aunque en realidad solo es una excusa para juntarse a contar chismes y cuánto dinero derrocharon en sus últimas vacaciones. Aunque hay comida, que es lo más importante.
— Ashley, querida —me saludó con un beso en cada mejilla.
— Cece, estás radiante —sonreí, sosteniéndole las manos.
— Ya lo sé —rodó los ojos.
Reímos. A pesar de que Cece es bastante despiadada, elitista y pólemica, no puedo negar que ciertamente me agrada. No es como las demás socialites de su edad, remilgada y correcta, que actuan como si los errores de su pasado no hubieran sucedido. Creo que al menos Cece sabe que negando la realidad no hace que sea menos real, algo admirable.
Pero mi buen ánimo fue destruido completamente cuando una persona apareció, parándose justo en frente de mí.
— Oh, él es Carter Baizen —dijo Cece, una sonrisa orgullosa tirando de sus labios mientras posaba una mano en su pecho—. Será el escolta de Serena para mañana en la noche.
— ¿Qué haces aquí? —le pregunté directamente a Carter, sin ocultar mi disgusto.
— ¿Ustedes ya se conocían? —Cece preguntó confundida.
— Sí, íbamos a la escuela juntos... hace un par de años —respondió Carter, sin quitarme los ojos de encima.
— Por desgracia —murmuré, moviendo mis ojos—. Me sorprende que Dan no vaya a escoltar a Serena —le comenté a Cece.
— Daniel está ocupado... obligación familiar —explicó sin mucho interes.
Bueno, eso es raro.
— Aquí están —se acercó Blair—. ¿Listos para el té?
•••
La tarde recién comenzaba y yo no veía la hora de irme. Carter no paraba de mirarme, recibiendo una mirada de odio de mi lado. Mientras tanto, todas mostraban fascinación por sus aventuras taaan riesgosas. Por favor. Me daba rabia. El tipo no aceptó el dinero de sus padres y escaló una montaña con una cámara, ¿qué es lo increible en eso?
— ¿Es en serio que volviste? —le preguntó mi mamá.
Sí, ella también parecía amarlo.
— ¿Volviste? —cuestionó Dan—. ¿En dónde estabas?
Por algún motivo que desconozco Dan estaba ahí, cosa que era más extraña todavía. No va a escoltar a Serena, es el único hombre allí además de Carter... no tiene sentido su presencia, pero no indagué mucho. Me dediqué a ser lo más invisible que podía.
— ¿Dónde no estuvo? —contrarrestó Kati—. Desconoció a sus padres y se fue.
— Todos los saben —agregó Is, igual de maravillada—. Gossip Girl incluso tiene un mapa de "Visto" de Carter Baizen.
— Wow, un mapa —Dan murmuró.
— Lo sé... rebasé los límites —Carter contestó, haciéndolas reír. Yo viré los ojos—. Les agradezco a mis padres por darme otra oportunidad.
Intenté ocultar mi disgusto, bebiendo un sorbo de té y cubriendome con la taza, pero mi expresión de molestía no pasó desapercibida por Carter.
Sabe que estoy odiando esto, y eso le encanta.
— Carter vio el error de sus acciones y resurgió como un fénix de sus cenizas, Serena —Cece le comentó sonriendo.
— Sí, ya lo veo, abuela.
— Bueno, no todos fueron errores, pero...
— Tu madre me dijo que tuviste un pequeño apuro en Dubái —comentó Lily.
— Me encanta Dubái, ¿te quedaste en Burj Al Arab? —preguntó Blair emocionada.
— No, estuve en el Palm Island.
— Dubái está sobrevalorado —opiné, hablando por fin, para luego darle una mordida a un macaron.
— ¿Sabes algo qué no lo está? El bombardeo del príncipe —contestó, obteniendo la atención de todas nuevamente. Yo solo continué masticando—. Y también fui a cazar faisán con el jeque cuando estuve allí...
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Esto acaba de llegar: Se dice que se forma una guerra fría entre el Chico Solitario y una sangre azul. Jamás pensamos que diríamos esto, pero nuestra apuesta está con el muchacho de Brooklyn.
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Finalmente era el día del cotillón, pero eso no significaba que las cosas fueras menos dificiles. Mientras esperabamos que se haga la hora para entrar, Nate, Chuck y yo nos quedamos en el patio delantero del Palace, conversando para perder el tiempo. Ya pasamos por la tortura de las fotografías, pero la tranquilidad no duró mucho.
Resulta que Gossip Girl había publicado un vídeo de Carter saliendo de la casa de B hace una hora, insinuándo que los dos estaban ocultando algo. Raro.
— ¿Carter Baizen sale con Blair? —Nate cuestionó incredulo.
— Cuando nos reunimos a beber té no parecía sospechoso con ella. De hecho, se encargó en molestarme sin descanso —recordé, casi igualando el enojo que sentí.
— Carter nos engañó a todos —Chuck alzó los hombros—. Blair cree que está reformado. Obviamente juega con ella para enfurecerte, Nathaniel.
— Pues está funcionando —se cruzó de brazos.
— Solo hay que esperar a tenerlo en un lugar público, y que todos los que creen que ha cambiado vean la verdad —dijo Chuck—. Así nos vengaremos de lo que les hizo... Y de lo que le hace a Blair.
Entrecerré los ojos. ¿Por qué Chuck de repente está tan interesado en vengarce de Carter? Ya sé que lo odia, pero creí que ya no estaba interesado en él después de la estafa del poquer. Hay algo que no sé que lo vuelve sospechoso...
— ¿Y eso cuando va a pasar? —bufó Nate.
Fruncí los labios, retrocediendo en el lugar hasta que mi espalda se apoyara en la gran columna que se encuentra en la entrada. Justo cuando moví la cabeza pude divisar a Carter entrando al hotel, dejando su abrigo en la puerta mientras se peinaba con las manos.
— Bueno, presiento que será antes de lo que crees —contesté, obteniendo las miradas curiosas de los dos.
Solo espero que esta noche no se convierta en un escándalo.
•••
— ¡Hola, bienvenidos al cotillón de beneficencia anual y baile de debutantes! —habló la presentadora, dándole inicio.
Nos encontrabamos en las escaleras, esperando a que llegara nuestro turno para pasar al frente. Kati fue la primera en ser presentada, y así fueron pasando una tras otra.
— Ashley Chanel Clayton, hija de Patrick y Laura Clayton, acompañada por Charles Bass —ambos pasamos al frente, parándonos al lado. Mi postura era perfecta, para nada vaga como hace unos segundos—. Ashley planea ser miembro en la clase de Columbia de 2013, contribuir en organizaciones ambientalistas y convertirse en una referente del Upper East Side.
Sonreímos cuando se dispararon los flashes de las cámaras. Todo era tan artificial que dolía.
— Bueno, yo por esa presentación largaría los millones —murmuró Chuck. Lo miré frunciendo el ceño—. Comportate como una dama, Chanel.
— Cierra la boca, Bartholomew —solté entre dientes, sonriendo tanto que mis mejillas dolían.
Luego de un minuto, entrelazamos nuestros brazos para salir del foco de atención y dejar pasar a la siguiente pareja. Me aseguré de pellizcarle el brazo a Chuck mientras tanto.
— Serena Celia van der Woodsen, escoltada por Carter Baizen —ambos subieron las escaleras hasta el centro—. Serena aspira a acostarse con todos los millonarios que pueda hasta sentar cabeza... —los murmullos empezaron, al mismo tiempo que la risa de nuestros compañeros se desataron—. ¡Dios mío! —gritó la mujer, siendo consciente de lo que había leido.
Yo tapé mi boca, sin poder creer lo que ocurrió. Serena parecía disfrutarlo, ya que reía junto a Carter sin preocuparse. Y, cuando tuvieron que marcharse, se tomó el tiempo para dedicarles una mueca irónica a su madre y abuela, que la miraban estáticas.
Tomó unos minutos más terminar con el resto de las presentaciones, sin ser interrumpidos por otro incidente. El momento de sacar a relucir nuestras habilidades de baile llegó despues, así que nos reunimos todos nuevamente en la pista, para darle comienzo a la coreografía que venimos practicando sin descanso. Comencé junto a Chuck, susurrando comentarios graciosos mientras bailabamos, hasta que tuvimos que cambiar de pareja.
Giré bajo en brazo alto de Chuck, siendo entregada a mi nuevo acompañante.
— Y ahora, para alguien con un solo pie izquierdo —dijo Carter, sonriendo de esquina a esquina-
— ¿Qué demonios quieres? —bufé, sin ganas de ocultar mi resentimiento—. ¿No te bastó con el rechazo de ayer?
— Solo quería disculparme... Estás muy hermosa hoy —me dio un vistazo, moviendo su mano más abajo de lo que debía en mi cintura.
— Si piensas que con eso dormiremos juntos, olvídalo —alcé las cejas.
— Wow, eres más inteligente de lo que pareces —guiñó un ojo, haciéndome girar.
Fui entregada a un nuevo acompañante. Y esta vez, de mejor gusto. Aunque Nate no parecía estar muy metido en lo que hacíamos, ya que continuaba mirando sobre mi hombro con una expresión desdeñosa.
— ¿Qué pasa, Archi?
No respondió nada. Seguimos moviéndonos, hasta que quedamos cerca de Chuck, quien oportunamente se inclinó para decirle algo al oido. De todos modos, fue lo suficientemente alto como para que yo pudiera oír.
— Él le dijo lo que le hará después.
A pesar mi confusión, no tuve tiempo para hacer preguntas. Despues de escuchar a Chuck, Nate me soltó bruscamente para comenzar a caminar, parándose al lado de Carter, quien se encontraba bailando con Blair. Lo tomó de la camisa para enfrentarlo.
— Ella no sabe quién eres, pero yo aún no lo he olvidado —bufó, dándole un golpe directo al ojo.
Y así, comenzaron los golpes, jadeos y gritos desesperados. La música se detuvo al instante.
— Nate, ¿qué haces? —cuestionó Blair, completamente descolocada.
— ¡Ella es mi novia! —gritó Nate, tirado en el suelo sobre Carter.
Me sentía impotente allí, viéndolos repartir golpes, ¿pero qué se supone que haga? No iba asumir el papel de creerme importante para lograr separarlos, así que me dediqué a mirarlos, apretando los dientes mientras esperaba que alguién se metiera. Y por suerte la seguridad no tardó en aparecer.
— Llévenlos afuera —ordenó Cece.
•••
Todo era un completo desastre. La noche ya venía en caida con el arrebato de Serena en su presentación, pero la pelea de Nate y Carter volvió al cotillón aún más bizarro.
De todas formas, el show tiene que continuar. Así que, mientras los demás bailaban en la pista, yo bebía una copa de champán, parada en la esquina del salón mientras escuchaba a The Pierces cantar Secret en vivo.
— ¿Has visto a Blair? —preguntó Chuck, apareciendo de la nada.
— La vi subiendo la escalera —contesté. Él asintió, comenzando a caminar—. ¡Ey!
Suspiré, viéndolo alejarse con tanta rapidez que pareció como si nunca hubiera estado aquí.
— Parece que tu escolta te dejó sola, tal vez necesites uno nuevo...
Giré la cabeza para mirar a la persona que pronunció esas palabras.
— ¿No te cansas de acosarme, Carter?
— Me encanta que te hagas la difícil —me contestó sonriendo.
Saber que disfruta ser un dolor en el trasero solo lo vuelve más fastidioso.
— No me hago la difícil, soy difícil.
— ¿Si? —cuestionó escéptico—. Porque escuché totalmente lo contrario.
— ¿Así que estuviste escuchando cosas sobre mí? —pregunté riendo, recibiendo un asentimiento de su parte—. Bueno, ¿qué más escuchaste?
— Que desde que te enseñé mis trucos, te volviste la más codiciada de la ciudad
— Oh, ¿entonces te debo mi encanto?
— La estudiante superó al maestro. Pero creo que tienes tus propios encantos. ¿Por qué no me los enseñas? —se acercó más.
— ¿Cómo? —fruncí el ceño.
Ya sé a qué se refiere, sé perfectamente a dónde quiere llegar... pero es tan divertido actúar como si fuera una chica inocente e ingenúa. Los hombres son tan idiotas que su ego aumenta cuando se creen más inteligentes que tú, que tienen poder sobre ti. Pero lo que no saben, es que mi proposito no es aumentar su ego para hacerlos sentir mejor porque soy servicial; es la satisfacción que me produce saber que son tan estupidos que rogarán por un gramo de mi atención, pero se creerán que consiguieron tenerme por ser superiores.
En realidad, la jefa soy yo.
— Conozco un bar que te va a gustar mucho —terminó de acercarse, invadiendo completamente mi espacio personal—. Sirven el martini de tu forma favorita.
— Por favor, creo que me enseñaste demasiado como para saber que jamás llegaríamos a probar el martini —reí, bebiendo el resto del champán.
— ¿Por qué no seguimos teniendo esta charla de códigos en un lugar más privado? Me gusta mucho el hotel de tu papi, es muy elegante —comentó arrogante.
Yo solo sonreí, para luego alejarme unos metros de él, solo para hacerlo sufrir un poco. Despúes de dejar mi copa sobre una mesa, giré la cabeza para mirar sobre mi hombro, encontrándome a Carter observando de antemano. Seguía parado en el mismo lugar, esperando una orden como un perro perdido. Y eso aumentó mi sonrisa.
— Resulta que el hotel también brinda un excelente servicio —murmuré coqueta.
Carter imitó mi mueca, acercándose con pasos calculados, deslizando uno de sus brazos en mi cintura. Y así empezamos a caminar. Las pocas personas que seguían allí no estaban prestando atención, probablemente estaban chismeando sobre la pelea de hace un rato. Tampoco es que me interesaba.
Es interesante lo delgada que es la línea entre el amor y el odio. A pesar de no estar ni cerca de sentir cariño por Carter, su molesta presencia durante estos días y sus constantes ataques lograron el resultado él que esperaba. Me avergonzaría si me importara. En su lugar, prefiero aprovechar los privilegios. O hacerlo disfrutar de los suyos, mejor dicho.
— Una última cosa —me detuve frente al elevador—. Seguro oíste que no me ato con nadie, y es totalmente cierto. Esto no significa que seas especial, ¿bien? No gastes el tiempo pensando que eres diferente a los demás —lo vi asentir. Sonaba un poco cruel, pero conozco a Carter y sé que es aún peor—. De acuerdo —las puertas se abrieron—. Ahora que está todo dicho...
Entré al elevador, tomándolo de la camisa para atraerlo adentro también. Soltó un ruido de sorpresa que inmediatamente fue callado por el ataque mi boca. Con mi mano libre presioné el botón para cerrar las puertas, totalmente a ciegas. Carter gruñó cuando le mordí el labio inferior.
— Hm, me encantan las chicas que toman el mando —musitó, apretando su agarre en mi cintura.
— Solo cállate, ¿quieres? —pregunté, volviendo a unir nuestros labios.
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Visto: Chuck Bass ha perdido algo que nadie sabía que tenía. Su corazón.
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Estiré mis piernas en la cama, dándome la vuelta en el lugar para acostarme de costado hacia la mesa de noche. Allí estaba mi teléfono, recordando la promesa mental que había hecho de averiguar que sucedió con Chuck. Estaba muy alterado la última vez que la vi.
Mensaje para Chuck:
¿Estás bien? Desapareciste de la nada. Me debes una explicación, escolta.
Carter se movió a mi lado, girando para apoyarse contra mi cuerpo otra vez. ¿Quién hubiera sabido que Baizen es un necesitado de atención? Iba a reír, pero mi teléfono sonó llamando mi atención.
Mensaje de Chuck:
Estoy yendo al aeropuerto. ¿Quieres venir?
Lo medité por unos segundos. Mis padres no iban a darse cuenta que me fui hasta mañana. Él me necesitaba... bueno. No tuve que pensarlo mucho tampoco.
Mensaje para Chuck:
De acuerdo. Ven a buscarme en veinte. Le diré a Clara que prepare mi equipaje.
Una vez que envié el mensaje dejé el teléfono sobre la mesa otra vez. Luego salí del lío de sabanas, colocando mis pies en el piso para levantarme de la cama y comenzar a buscar mi ropa esparcida en la alfombra de mi suite. Estaba terminando de abrochar mi sostén cuando escuché los quejidos de Carter mientras se movía en la cama.
— ¿Qué haces, preciosa? —preguntó, sentándose contra el respaldo—. Vuelve a la cama.
— Tienes que irte —avisé seria, buscando mi tacón derecho.
¿Justo ahora debo perder mis zapatos?
— ¿Tan rápido te deshaces de mí? —casi sonaba ofendido—- No recuerdo haberte enseñado que seas tan cruel.
— Tengo que irme de viaje —informé, viendo su torso desnudo con más detalle mientras me acercaba—. Sabes, soy una persona muy solicitada —bromeé, apoyando mis rodillas en el colchón.
— Ahora entiendo por qué —sonrió, colocando una mano en mi cuello para darme un beso.
No lo detuve. Dejé que continuara acercándo mi rostro mientras me besaba con más profundidas, moviendo sus manos por mi espalda, llegando al broche del sostén. Entonces caí de espaldas sobre la cama, sus labios siguiéndome sin separarse para respirar.
— Solo tengo diez minutos —avisé, moviendo mis manos por su pecho.
Me robó un pequeño beso antes de volver a enfrentar mis ojos.
— Eso es mucho tiempo —aseguró, para luego unir nuestros labios con más firmeza.
Dejé que me quitara lo que me había puesto por segunda vez... Supongo que diez minutos más no lastiman a nadie.
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A menudo se dice que la verdad no importa. La gente ve lo que quiere ver.
Algunas personas tal vez den un paso atrás y descubran que estaban viendo la misma imagen todo el tiempo. Otras personas tal vez vean que sus mentiras se están volviendo en su contra. Algunas personas pueden ver lo que estuvo ahí todo el tiempo. Y también hay aquellas otras personas, las que huyen lo más rápido que pueden para no tener que verse a sí mismos.
Y en cuanto a mí, yo puedo ver claramente ahora.
XOXO, Gossip Girl.
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