5.17: La dote de la princesa

912 83 25
                                    

══════════════════════
Dicen que deberíamos llevar nuestros secretos a la tumba. Pero en el Upper East Side, los secretos son la única cosa que nunca puedes enterrar. Incluso cuando pensamos que sabemos todo sobre los que queremos, siempre hay algo que esconden.
══════════════════════

Deslicé mi mano por el pecho de Nate mientras nuestros labios se movían juntos.

Estaba recostada sobre su cuerpo extendido en la cama, con una pierna enredada entre las suyas, mientras él tomaba mi rostro con sus dos manos para guiar nuestro beso. Nos habíamos despertado hace un rato en su habitación. Yo llevaba la camisa de su pijama celeste de seda mientras él se limitaba a vestir los pantalones.

Hoy se cumplían dos días desde Coney Island. Ayer los dos estuvimos ocupados, así que esta mañana se siente como una recompensa.

Rompí nuestro beso cuando entendí que Nate no estaba pensando en detenerse.

— ¿No llegas tarde a trabajar? —pregunté a centímetros de su rostro—. ¿O estás interpretando a Vanilla Sky para esconder tu desfiguramiento a tu editorial?

Toqué con un dedo la pequeña herida que tenía en la comisura izquierda de su boca.

— Creí que mis lesiones de lacrosse te parecían sexy, ¿no es así? —cuestionó divertido—. Además había pensado que... como hoy tienes el día libre... podríamos pasarlo juntos —sugerente, me apretó contra su cuerpo—. Tal vez no fue la mejor ida empezar a salir a mitad de semana... tenemos mucho tiempo que recuperar —dijo antes de darme un beso.

Lo miré con una sonrisa picara cuando nos separamos.

— Mm, tendré en cuenta que sea viernes la próxima vez que decida comenzar una relación.

Nate entrecerró los ojos al escucharme.

Con un movimiento drástico, intercambió nuestras posiciones. Solté una risa cuando caí de espaldas a la cama, debajo de él.

— No eres divertida.

— De acuerdo, vamos —le di un golpecito en el pecho—. ¿Por qué no le invitas un desayuno a la chica para empezar?

Su teléfono comenzó a vibrar en la mesita al lado de la cama.

— Bien, dos minutos —dijo quitándose de encima—. Ya regreso. Haré café.

Tomó su teléfono antes de salir de la habitación. Yo aproveché para ponerme un poco más decente, ir al baño. En cuanto a la vestimenta... opté por la enorme bata de Nate. Era cálida y cómoda, no necesitaba más que eso si íbamos a pasar todo el día aquí.

Esperaba que volviera con el café a la cama, pero cuando pasaron unos minutos decidí levantarme para investigar qué ocurría. Lo encontré en la cocina hablando por teléfono, con dos tazas vacías en la mano.

— Bueno, se lo preguntaré, pero no puedo permitir nada —dijo antes de quedarse unos segundos en silencio—. Bien. Adiós.

Colgó, dejando el teléfono sobre la mesa para empezar a revisar las alacenas. Iba a preguntar con quién hablaba, pero la presencia de otra persona me interrumpió.

— ¿Café? —le preguntó Chuck—. Cajón de arriba —informó. Nate lo miró frunciendo el ceño—. Me relaja ver a Anita limpiar.

— No necesitaba saber eso —dije riendo.

Las miradas de ambos cayeron sobre mí.

— Yo estoy un poco ofendido por no haber sabido de esto antes —Chuck nos señaló—. Me hubiera gustado no tener que deducir la situación por Gossip Girl, y tampoco por los posteriores sonidos nocturnos provenientes del cuarto de Nathaniel... Los felicito, de todos modos. Era hora.

Ashley Clayton | Gossip GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora