𝐍𝐨 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐢...
Una escuela privada, pero no vida privada. Lo que sea que los estudiantes hacen, va directamente a su blog. La desconocida pero escandalosa Gossip Girl, le da problemas a los...
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Nueva mañana. Ese día lo tenía libre de trabajo, algo que no sucede a menudo, así que decidí ponerme al día con una asignatura pendiente de Columbia, aprovechando una mañana tranquila en casa. Mientras tanto, hablaba con Dan por teléfono.
Su relación con Olivia ya era formal, una vez que descubrió que Vanessa no tenía sentimientos por él, sino que Georgina la estaba amenazando con la verdad de Scott para que ella y Dan volvieran a estar juntos. Una locura. Pero ahora que pasó, se enfocó en su nueva relación con la idola adolescente.
— Acaba de volver de Japón, así que pasaré la noche con ella mañana. Lo malo es que Vanessa dará el brindis para el fin de semana familiar mañana en la NYU, y realmente quería ir y animarla —resopló.
— ¿Por qué no llevas a Olivia? —pregunté, mientras resaltaba una parte del párrafo que estoy estudiando—. Seguro le encantará.
— Estamos empezando. ¿No es muy pronto para conocer a los padres?
— No para Olivia. Ella parece muy tranquila y enamorada de ti —lo escuché suspirar del otro lado—. En serio, Dan. Juega la carta de los padres, le agradas más a la gente cuando conocen a tu familia.
— Bueno, está bien. La invitaré.
Sonreí. Parece que va a ser una gran noche para los Humphrey.
Mensaje de Nate: Estoy abajo.
Y quién sabe, quizás para los Clayton también...
Mensaje para Nate: Ya pedí que te abrieran.
— ¿Qué fue ese ruido? —cuestionó sospechoso.
— Solo un mensaje de texto —murmuré, queriendo deshacerme del tema—. Tengo que colgar —y de Dan también.
Me paré, acomodando la silla hacia adentro de la mesa, para luego juntar mis útiles y empezar a guardarlos en mi estuche.
— ¿Acaso tú y Zac arreglaron su agenda?
Detuve mi maniobra, frunciendo el ceño ante la mención de Zac. Había desistido en hablar con él cuando ignoró mi mensaje de voz. Y además estuve un poco ocupada, no tuve siquiera tiempo para pensar al respecto.
— No exactamente —contesté, volviendo a apilar mis cuadernos simétricamente.
— Bueno, creí que el chico se armaría de valor para dar el primer paso, luego de que me contaras que finalmente en semanas se dignó a sostener tu mirada. Sabemos que es del tipo tímido, así que eso significa algo para él.
— Por un tiempo creí lo mismo, pero luego volvió a tratarme como si fuera Medusa y mis esperanzas disminuyeron —bufé—. No lo sé, Dan, supongo que no le agrado tanto.
