Ashley Clayton | Gossip Girl

2.24: Chicas del valle

Me hundí aún más en la incómoda silla de la estación de policía, estirando mis piernas sobre el regazo de Chuck, que se encontraba entre medio de Nate y yo.

Ya habían pasado eternas horas y Serena seguía detenida, dándonos cada vez menos esperanzas de que saldría en un futuro cercano. Estaba a un paso de enloquecer, había escuchado y visto demasiadas escenas que hubiera preferido no presenciar. Tenía sueño, quería ir a mi casa, comer... pero no íbamos a movernos hasta no tener una respuesta adecuada.

— Serena ha estado en la cárcel por más de cuatro horas —se quejó Blair, dando vueltas en el lugar—. Ya ha cumplido más tiempo que Nicole Richie y Lindsay Lohan juntas.

— Ella es una socialité acusada por error de robar un brazalete —resoplé—. Dudo que le estén pegando con una guía telefónica.

— Cuando llamé a Lily, dijo que venía en camino —bufó impaciente—. ¿Dónde está?

— No puedo creer que hizo arrestar a su propia hija —dijo Nate—. ¿Quién hace eso?

— Alguien que seguramente nunca fue arrestado —respondió Chuck.

En ese momento, se escuchó una voz conocida desde la recepción:

— Hola, soy Lilian Bass. Vengo por mi hija, Serena van der Woodsen.

Bajé mis piernas para poder inclinarme, al igual que todos. Ella nos miró, pero prosiguió a ignorarnos completamente. Bueno, al menos ya estaba aquí.

Poco sabía que, después de hacernos sentar nuestro trasero toda la noche, Serena decidiría quedarse en prisión...

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Los que se quejan de los jóvenes de hoy, si nos creen malos, deberían haber visto a nuestros padres.
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*Omnisciente*

Chuck y Nate iban caminando por la calle. Hablaban sobre lo que pasó esos días, además de lo que vendría. Llegaba la noche más esperada e importante de la secundaria: El Baile de Graduación. Todos, sin excepciones, quieren que sea perfecto. A pesar no ser exactamente lo soñado.

— ¿Sabes con quién irá Ashley? —preguntó Nate.

Trataba de lucir desinteresado.

— ¿Por qué, estás teniendo fantasías con tu ex? —cuestionó Chuck divertido.

— No, idiota. Solo quiero saber. Habíamos hablado de ir al baile juntos, y ahora... bueno.

— Probablemente vayamos juntos.

— ¿Pero está bien? —Nate alzó las cejas—. La vi rara últimamente.

— ¿Estuviste observando? —Chuck sonrió.

Nate sacudió la cabeza, irritado.

— No sé para que te preguntó.

— Creo que eres un poco dramático.

— Y con razón. Debo sumar que la graduación no está saliendo como la planeé. La florería perdió el ramo de Blair, alguien compró todas las peonías... y cuando llamé a confirmar mi limusina, ya la habían alquilado para una despedida de solteros en Jersey —contó exasperado.

— Hm, los latidos se aceleran.

— Sí, bueno, el cuarto de hotel fue misteriosamente cancelado y acabo de enterarme que el vestido de Blair fue arruinado.

— Qué trágico —murmuró Chuck.

Nate dejó de caminar, parándose frente a él:

— Debo preguntar.