Ashley Clayton | Gossip Girl

2.05: Serena también resurge

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Cuando las carpas blancas florecen en el Bryant Park, solamente puede significar una cosa: Semana de la Moda.
La época del año en la que cualquier princesa de Park Avenue cambiaría su último bolso Prada por asientos de primera fila para los mejores espectáculos. Y escuchamos que la distribución de asientos del desfile de Eleanor Waldorf los reparte nuestra querida B.
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Después de clases, Chuck y yo fuimos a su penthouse para pasar el rato. Nate estaba con sus abuelos, así que me ahorré verlo estos días. Aunque tuve que revivir la historia para contársela a Charles, que al parecer no tenía idea. 

— ¿Así que ya no son amigos?

— Parece que no, no lo sé —respondí mientras jugaba con un almohadón. Enfoque mi atención en ese movimiento porque de otro modo podría llegar a llorar—. Sabía que iba a arruinar todo. Como siempre.

— Creo que ambos conocemos muy bien a Nathaniel para saber que se le pasará. Como siempre.

Dejé el almohadón en la cama para sentarme derecha. Al final no había sido una buena distracción.

— Esta vez fue distinto —resoplé.

— ¿Es eso o tú no quieres volver a ser su amiga? —frunció el ceño.

— ¿Qué? ¡No! —negué exaltada—. Claro que quiero. Pero no creo volver hacerlo, al menos por ahora.

Me miró alzando las cejas, yo rechacé con la cabeza cualquier idea que se le ocurriera. No quería que empezara a analizarme ahora, ¿no podía simplemente decir algo sarcástico como siempre y hacerme olvidar de todo?

Justo en ese momento escuchamos que golpeaban la puerta, y Dan apareció a continuación.

— Es como la peste... pero en vez de una alimaña, me topo con un humano —se quejó Chuck—. Lárgate, Humphrey. A mi hermana no le gustan los acosadores.

— Es raro, pero vengo a verte a ti —contestó Dan. Entonces me dedicó una mirada—: Y ahora que veo a Ashley, mejora la situación.

— ¿Cómo estás, Dan? —lo saludé sonriendo a lo lejos.

Chuck viró los ojos. Se le estaba terminando la paciencia y Dan apenas había llegado.

— ¿Qué quieres?

— No nos caemos bien —dijo Dan—. Piensas que soy un don nadie aburrido...

— No pienso en ti —Chuck lo interrumpió con dureza.

— Claro que no, pero yo pienso en mí. Y he decidido que debo salir de la comodidad. Experimentar algo nuevo.

Entrecerré los ojos hacia su dirección.

— ¿Quieres unirte a un culto? —cuestioné confundida.

— ¿Eres gay? —preguntó Chuck con el mismo tono.

Dan se quedó boquiabierto. No pude evitar comenzar a reír, era tan fácil bromear con él.

— Eso sería salir tremendamente de la comodidad, pero no —contestó sacudiendo las manos—. Tengo que salir de Brooklyn por una noche. Quiero vivir el mundo Bass-Clayton.

Chuck y yo nos miramos al instante con una pregunta implícita.

¿De verdad quería vivir esa experiencia? No sé si pueda sopórtalo... pero, honestamente, me haría bien salir un poco. Tomar aire fresco. No es propio de mí pasar semanas encerrada en casa, durmiéndome temprano. Ya desperdicié los primeros días de mi ultimo año de secundaria.