4.09: Las brujas de Bushwick

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En el Upper East Side, las posibilidades son infinitas. ¿Dom o Krug? ¿Winston o Cartier? ¿Tory o Stella? Eventualmente, hasta la gente que lo tiene todo debe escoger.
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Crucé a mi calle, luego de salir del gimnasio en el que entreno a pocas cuadras. La mañana era tranquila, con un clima agradable y, por supuesto, con muchas chances de que sea arruinada. Que fue justo lo que sucedió cuando me encontré a Dan sentado afuera de mi edificio.

¿Por qué últimamente todos vienen aquí? ¿Hay una organización secreta de la que no soy parte?

De todos modos, lo ignoré y decidí encaminarme hacia la puerta de vidrio como si él no estuviera a centímetros de mí. Y obviamente no logré pasar desapercibida.

— Ash, qué bueno saber que el portero no mentía —dijo levantándose—. Pensé que habías inventado que no estabas en casa para no recibirme.

— Si es así, no estoy en casa —respondí sin mirarlo.

Finn me abrió la puerta y entré rápido, pero sentí a Dan venir detrás de mí a pesar de que no había sido autorizado su ingreso. Aunque ya ha estado aquí antes, y saben que no necesita identificación, puede que en estos días haya pedido estrictamente que le dijeran que no estoy en casa cuando se presentara. Así que, sus suposiciones anteriores no estaban tan erradas.

Y la verdad no tendría problema alguno en que lo escoltaran a la salida de nuevo.

— Sé que lo arruiné, en serio, pero no aguanto esta Ley del Hielo —continuó parloteando mientras me seguía—. Necesito volver a tener a mi amiga. Me has evitado demasiado, ¿no crees?

Sin contestarle aún, me subí al elevador y apreté el botón para cerrar las puertas. Los reflejos de Dan parecen estar aceitados, porque logró entrar antes que las puertas se cerraran. Contemplé empujarlo por un momento, pero no estaba de humor para un escándalo mediático.

— No entiendo para que quieres subir —dije finalmente—. No hay más documentos para que puedas robar.

Dan abrió la boca, pero no supo replicar en el momento. Seguro que no esperaba que siguiera tan enojada, usualmente soy de ceder con menos dificultad.

— Bien, sí, fui un idiota, me merezco tu furia —aceptó—. No debí hacer eso, pero te extraño. Fueron días complicados y me encuentro en una encrucijada. No quiero pelear más... por favor.

Lo miré por fin, justo cuando el elevador se detuvo. Aunque una parte de mí seguía molesta por lo que había hecho, sabía que no iba a estar enojada por siempre. De todos modos, no iba a olvidar lo que había hecho, para nada. Pero podía usarlo como un arma.

Todavía sin darle una respuesta, terminé con el contacto visual para salir del elevador. No se me escapó la expresión curiosa de Dan, aún esperando un veredicto final. Así que me paré del lado de adentro de mi apartamento, sosteniendo la puerta mientras lo observaba. Tomándome unos segundos. Quería verlo romperse la cabeza un poco más.

— Bien —exhalé—. Entra. No confió en ti del todo, pero extraño tu culo paranoico.

— Gracias —suspiró—. De verdad.

Le dediqué una pequeña sonrisa mientras lo veía caminar hacia mi apartamento. Cerré la puerta una vez que entró, dándome la vuelta para enfrentarlo.

— Voy a ducharme ahora, pero están por traer el almuerzo, ¿lo recibes? —pregunté, viéndolo asentir.

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Cuidado, S. Parece que Brooklyn por fin tiene un equipo de nuevo. Y esta vez, incluyeron a una doble.
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Ashley Clayton | Gossip GirlWhere stories live. Discover now