𝐍𝐨 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐢...
Una escuela privada, pero no vida privada. Lo que sea que los estudiantes hacen, va directamente a su blog. La desconocida pero escandalosa Gossip Girl, le da problemas a los...
══════════════════════ Se dice que todos estamos amarrados a la rueda de la fortuna. En ningún lugar es tan cierto como en la siempre cambiante tierra del amor. Mientras una pareja disfruta un alza... otra se hunde.
Pero arriba o abajo, no te pongas muy cómodo. Porque lo único en lo que puedes confiar es en que la rueda sigue girando. ══════════════════════
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Anoche fui a casa de mis padres para cenar y terminé enterándome de algo importante: Lily estaba enferma. Como, seriamente enferma. Por eso mismo decidí no enviarle una de esas deshonestas canastas de regalo pomposo con una tarjeta de "Espero que te mejores pronto", sino pasar esta mañana por su apartamento.
Así descubrí dos cosas: primero, es que William van der Woodsen, padre de sus hijos y su primer esposo, había vuelto a la ciudad. En realidad, había escuchado algo en la discusión de Nate y Serena después del fiasco de Bushwick, pero no tenía idea de que era el doctor de su tratamiento... En segundo lugar, Charles no había ido a visitarla aún. Tampoco me sorprendió demasiado, teniendo en cuenta el proceso de autodestrucción que está atravesando después de la ruptura con Blair, y lo fastidioso que es cuando se trata de mostrar cualquier tipo de emoción humana.
A raíz de eso me dirigía al Empire para interceptarlo. No es que Lily me lo haya pedido directamente, pero pude leer entre líneas como ansiaba mi ayuda para darle un empujoncito a Chuck... Y supe que iba a ser complicado cuando, ni bien puse un pie fuera del elevador, una mujer desconocida, y con ropa desarreglada, me enfrentó.
La ignoré mientras recorría la suite, escuchando el sonido del elevador bajando segundos después. Chuck salió de su habitación justo cuando llegué a la cocina, en su bata y con un aspecto terrible. Mi mueca de desaprobación fue inmediata.
— Júzgame —entrecerró los ojos—. La vergüenza me excita.
Me abstuve de hacer cualquier tipo de comentario.
— Vine a ver si podemos salir —pasé mis dedos por su cabello desordenado, haciéndolo retroceder como un perro asustado. Dejé caer mi mano con un suspiro, pero aún así esbocé mi mejor sonrisa—: Oí que hay un desayuno con los van der Woodsen. Tal vez una pila de waffles te ayude con la resaca.
Un desayuno con los van der Woodsen era lo último que quería para empezar el día. De hecho, pasar un rato con Lily ya había sido muy arriesgado para mi gusto. Estaba la posibilidad de cruzarme a Jenny, con quien aún no había hablado luego de enterarme que había sido carnada para su plan de destrucción de parejas, y luego estaba Serena, que... bueno. Pero si tenía que pasar por esa tortura para que Chuck conversara con Lily, lo haría sin chistar.
— Creo que lo que provoca la resaca es la mejor cura —murmuró, sacando una bolsita de polvo blanco del bolsillo de su bata.
