Ashley Clayton | Gossip Girl

4.20: La princesa y el sapo

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Érase una vez en una tierra llamada Upper East Side, una hermosa chica que conoció a una bestia. Pero mientras la bestia se encerraba en una torre de hastío, la chica se encontró con un príncipe. ¿Su nombre? Louis.

Que lastima que por aquí haya una carencia de finales felices. Si yo fuera B, cuidaría mi espalda.
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Como todos los días, desde la Fiesta Rosa, me dirigí al Empire para chequear como estaba Charles. Parezco su madre, pero realmente me preocupa. No ve el sol hace días y lo único que hace es beber y beber. En otro momento diría que es algo usual en él, pero ahora parece distinto. Y mi padre tampoco me da respuestas.

Para la sorpresa de nadie, cuando llegué se estaba sirviendo whisky. Seguía sin vestir, con una barba de días y probablemente sin contacto con la ducha.

— Sabes, no puedo continuar atrasando mis obligaciones para controlarte —dije.

En realidad no me molestaba, ya que yo misma elegía hacerlo, pero quizás así lograría que tuviera consideración por mí y detuviera su auto destrucción.

— Nadie pidió que lo hicieras —refunfuñó—. Puedes desnudarte frente a las cámaras con tranquilidad.

Claramente no funcionó.

— Son las 4 p.m. ¿Por qué sigues en bata? ¿Cómo estás?

— Perfecto —ironizó.

Viré los ojos mientras me acercaba.

— Vamos, Chuck. Sé que lees el periódico. Blair sale con ese príncipe —observé la mesa de billar, donde había decenas de periódicos con la noticia—. No puede ser fácil.

Levanté uno.

𝑨𝑴𝑨𝑫𝑶 𝑹𝑬𝑨𝑳 𝑪𝑶𝑵 𝑷𝑹𝑰𝑵𝑪𝑬𝑺𝑨 𝑫𝑬 𝑳𝑨 𝑮𝑹𝑨𝑵 𝑴𝑨𝑵𝒁𝑨𝑵𝑨

— Ashley, quisiera que mis problemas fueran tan simples como el coqueteo real de Blair.

Está bien, si quiere hablar del otro asunto.

— ¿Has sabido de Andrew? ¿Hay pruebas de que lo que dijo Russell es cierto?

— Nada concreto —me miró, finalmente.

— Es mejor que lo opuesto, ¿no?

— No lo creo. Raina decidió que quiere seguir buscando a su madre, prefería que no lo hiciera.

— Seguro que es importante para ella. Entiendo que no quieras contarle, pero no creo que se detenga ahora.

— Lo único que necesito es que Nathaniel la convenza de que deje de cavar el pasado. Quizás puedas hacerle entender.

— Sí, claro —reí sarcástica—. Dudo que me escuche. Y realmente no quiero interponerme entre su relación. Creerá que lo hago por motivos equivocados.

— Ashley, como amiga, necesito que me ayudes a hacer esto.

Me sostuvo la mirada con seriedad.

— Haré lo que pueda —suspiré, rindiéndome. Si esa era la forma de ayudarlo a estar mejor, estaba dispuesta a las consecuencias—. Y no te preocupes, sé que Blair no terminará con este tipo —tomé los periódicos, debía tirarlos a la basura—. Todos lo sabemos.

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Y como en todos los cuentos de princesas, aparece una reina malvada. Pero resulta, que la ayudante de la reina es a la que B debe temer.
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