Ashley Clayton | Gossip Girl

3.17: Bass-tardos sin gloria

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Cada guerra tiene sus armas. Pero en el Upper East Side, las reglas de batalla son simples. No hay reglas.
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De: Serena van der Woodsen
Asunto: Secreto

Envio este e-mail para que recuerden ignorar a Nate y cualquier cosa referida a su cumpleaños hasta la fiesta de esta tarde.

Nos vemos a las 3 p.m.
-S.

Resoplé mientras guardaba mi teléfono dentro de mi bolso. Los correos de Serena habían comenzado a llegar repetidamente hace días, cuando todo este asunto de la fiesta sorpresa surgió. Y aunque al principio no le presté demasiada atención, ya estaban impacientándome.

Me asombré cuando recibí una invitación a la fiesta que Serena organizó en el penthouse de Blair, pero supongo que fue por algo. A pesar de mi disgusto, accedí a ser parte de esta fachada que requería olvidar deliberadamente que hoy, 5 de abril, era el cumpleaños de Nate.

Admito que pensé ir contra la corriente. Actuar como si no hubiera recibido ninguno de los quinientos correos de Serena suplicando que finjamos que olvidamos el cumpleaños, saludando a Nate y arruinando el plan... Pero luego concluí que iba a llevar a cabo una venganza deprimente. Además, la idea de que Nate creyera que nadie recordaba su cumpleaños, al menos por unas horas, resultó más tentadora. Castiguenme por tener un lado inmaduro.

— ¿Es Serena otra vez? —preguntó mi madre. Asentí en respuesta—. Pobre Nate.

— Oh, solo pasará cinco horas pensando que Serena es una mala novia... lo olvidará —viré los ojos, entrando a una tienda de deportes.

Mi mamá fue una pieza fundamental a la hora de decidir si asistir o no a la fiesta, ya que logró convencerme a hacerlo. Y, obviamente, no puedes aparecer con las manos vacías, así que fui obligada a salir de compras con la premisa de encontrar un regalo para Nate. Habíamos estado paseando por la Quinta Avenida durante horas, sin nada que llame mi atención.

— ¿Qué se supone que le deba comprar a mi ex novio, quien encima de todo, sale con mi ex amiga? —pregunté, ojeando conjuntos de básquetbol de los Knicks.

— Cariño, ¿cuánto tiempo más seguirás sin hablarle a Serena? ¿No es suficiente?

— Agradezco tu preocupación, pero elijo no tomar tu consejo —contesté fría, alejándome de la ropa para salir de la tienda.

Era otra búsqueda sin éxito.

— ¿No quieres seguir adelante? —cuestionó corriendo detrás de mí.

— Puedo seguir adelante sin haber perdonado nada —me encogí de hombros.

— Pero de esa forma jamás conseguirás paz.

Se detuvo en medio de la acera, obligándome a hacerlo también. Suspiré mientras veía su expresión consternada.

— Mamá, basta —pedí cansada—. Nate puede que me haya traicionado, pero al menos tuvimos una charla al respecto que, aunque no está ni cerca de mejorar nuestra situación, pude exponer lo que sentía. ¿Pero qué hay de Serena? ¿Se supone que es mi "amiga" e hizo lo que hizo y no fue capaz de considerar por un segundo cómo repercutirían sus acciones en mí? —alcé las cejas—. Critícame, piensa que mi elección es equivocada... pero ahora mismo decido no actuar como si todo estuviera bien.

Mi madre me miró en silencio, sin ninguna emoción proyectándose en su rostro. Es así como me doy cuenta que no va a luchar para que cambie de opinión. Por una vez.