Por Mi Diosa

By GilleCR

480K 33.5K 987

Anastasia tendrá que criar a la hija de su mejor amiga, Katherine Kavanagh, quien ha fallecido en un accident... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Extra
Extra II
Extra III

Capítulo 15

8.8K 523 6
By GilleCR

Título: Juegos

POV Anastasia

—Christian, basta.

Aparto sus manos de mis piernas y él ríe. Taylor sólo lo mira extrañado, pero algo divertido. Desde que salimos del Escala, y pudimos sortear al mar de periodistas, ha estado así, sólo besos y manos juguetonas. No le da vergüenza que Taylor esté adelante. Ríe cuando le llamo la atención como si fuera un niño pequeño haciendo travesuras y, por más tonto que parezca, me gusta escucharlo reír. Me gusta el Christian juguetón.

Nunca lo había escuchado reír de esta manera, parece feliz.

¿Me pregunto por qué será?

Llegamos a Grey House y es la misma situación que cuando salimos de su casa, con los periodistas acosando. Esto va a ser horrible. Christian sostiene mi rostro entre sus manos antes de darme un suave beso, al notar mi preocupación, y me susurra al oído que todo estará bien. Asiento creyendo en su palabra y me sonríe dándome un beso en la frente. Taylor sale y da la vuelta para abrirme la puerta.

—¿Quieres que contestemos alguna pregunta?

—Lo que creas conveniente. Sólo quiero que esto se acabe rápido.

Suspira pesadamente y susurra con calma.

—¿Tú quieres estar conmigo, Anastasia?

Sus ojos son suplicantes provocando que mi corazón se acelere.

—Por supuesto que sí —contesto sin dudar.

¿Hacia dónde quiere llegar con esto?

—Anastasia. Si estás conmigo, esto nunca se va a detener. Siempre estarán pendiente de lo que hagamos. —Oh, mierda—. Si quieres, piensa en lo de ser mi novia.

—¿Quieres que me aleje de ti?

Mis ojos escuecen haciéndome sentir estúpida, pero algo así no creo que lo pueda volver a soportar.

—Claro que no, preciosa, pero tampoco quiero complicarte más las cosas.

—Hey... —Lo interrumpo—. Yo ya elegí y te elegí a ti. Sé que nunca me voy a arrepentir de esta decisión.

Sonríe calentando mi pecho y le doy un beso tranquilizador.

—Nunca permitiré que lo hagas. —Mi sonrisa se hace más grande y me besa con ansias. Nos separamos y limpio sus labios que han quedado marcados con mi labial, a pesar de ser de tono natural, se le nota. Me mira a los ojos mientras lo hago—. Gracias, nena.

Me da un fugaz beso y sale del auto ignorando las preguntas que le hacen los periodistas, como si fuera su pan de cada día. No sé si ese "gracias", ha sido por limpiar su rostro o por las palabras que le he dicho, pero se sintió bien el escucharlo.

Rápidamente me aplico un poco de lápiz labial mientras Taylor abre la puerta para mí y Christian me ofrece su mano para salir. Tomo una bocanada de aire para calmar un poco los nervios, pero parece no funcionar. Agarro con fuerza la mano que Christian me tiende y saco un pie antes de sentir los flashes de las cámaras sobre nosotros. Aparto mi rostro para evitar que me cieguen las luces y mi novio me abraza contra su pecho, como si me pudiera proteger de las impertinentes preguntas de estos sujetos.

Caminamos entre la multitud de periodistas y fotógrafos, todos gritando y preguntando desde cosas sin sentido como la orientación sexual de Christian, hasta cosas ofensivas como ¿Por qué una madre soltera como amante, señor Grey?

Idiotas.

Esto, al parecer también le molesta.

Se da vuelta cuando llegamos a la puerta de su empresa, para dirigirse a la multitud de periodistas y sujeta mi mano con seguridad. Mientras que yo levanto la cabeza mostrando dignidad aferrándome a él. Un sujeto que al parecer trabaja para Christian, llama la atención de los periodistas y anuncia que el señor Grey contestará algunas preguntas. Todos guardan silencio inmediatamente y esperan expectantes por las, tan ansiadas, palabras del gran empresario.

—La señorita Anastasia Steele, no es mi amante. Ella es mi novia y no es algo reciente.

—Entonces ¿Por qué ocultarla, señor Grey? —pregunta un sonriente periodista con demasiada malicia—. ¿Se avergüenza de ella?

Siento cómo Christian prensa más su agarre tratando de calmarse. Realmente, son unos idiotas.

—Nunca la he ocultado. Simplemente, no me gusta que se metan en mi vida privada y eso no es secreto para nadie. Gracias por su tiempo —dice con tono neutral y muy calmado, en apariencia.

Me vuelve a abrazar y entramos al edificio dejando al empleado de Christian contestando más preguntas. Que estresante. Pero ya he elegido estar con él y no me quiero separar de su lado por nada del mundo. Él se ha vuelto una persona muy importante en mi vida en tan poco tiempo. ¿Cómo alejarme de su lado, si lo quiero más que a mí misma?

Aunque eso, él no lo sabe.

Todos sus empleados nos observan a nuestro paso, pero solamente basta una mirada de su parte, para que todos corran a hacer sus trabajos. Suelto una pequeña risa y veo que sonríe.

—¿Qué le parece tan gracioso, señorita Steele? —pregunta mientras esperamos el ascensor todavía sin soltar mi cintura.

—Todos corren despavoridos ante tu presencia.

Sonríe con prepotencia y sonrío encantada al ver esa actitud tan propia de él.

—Más les vale. Les pago para que trabajen, no para que recorran los pasillos como si estuvieran en su propia casa.

Las puertas del ascensor se abren y me dejo guiar antes de contestar a su horrible comentario.

—Que intimidante, señor Grey —digo mientras entramos.

—Parece que usted es a la única persona a la que no logro intimidar, señorita Steele. Siempre me desafías.

Me vuelve a acorralar y ahogo un jadeo. Me siento completamente excitada. Desde el primer día, ha tenido esa capacidad de atraerme y me encanta. Pero me gusta aún más, poder disfrutar de todo lo que me ofrece.

—Christian —digo con un hilo de voz.

—Pero sí logro ponerte nerviosa —susurra acercando su rostro y acaricia mi mejilla con su nariz, bajando por mi cuello como si me olfateara y fuera algo de comer. Besa mi cuello y gimo—. Eso es algo.

Aprisiona mi cuerpo con el suyo y yo solo puedo jadear cuando muerde mi oreja.

—Christian —repito sin excito de sonar convincente.

Odio que ría cuando me enciende de esta manera tan descontrolada.

—Dime, nena.

Pasa una mano sobre uno de mis pechos apretándolo y todo mi interior se contrae de placer, deseando tenerlo dentro de mí una y otra vez.

—Estamos en tu empresa.

Lo siento reír y afloja su agarre un poco.

—Muy pronto, Anastasia. Es una promesa —susurra a mi oído y se aleja.

Ya creo que es una gran promesa. Muy lejos de molestarme sus palabras, me excitan. Quisiera que cumpliera su palabra. No puedo engañar a nadie. Me ha gustado su juego del ascensor.

Llegamos al piso de su oficina y me toma de la mano viéndose tan tranquilo como siempre. Nos recibe en la puerta su asistente, Andrea. Tan eficiente como la recuerdo.

—Señor Grey. Señorita Steele —saluda ella muy formal.

—Buenas tardes, Andrea —la saludo de vuelta y ella sonríe.

Christian se limita con un simple buenas, sin siquiera mirarla.

La otra rubia nos mira con su rostro de un color casi rojo cuando sus ojos se posan en su apuesto jefe. Muerde su labio, pareciendo nerviosa. Le gusta Christian.

—La cita con la señora Miles será dentro de veinte minutos. A las cuatro tiene la reunión con la señorita Bailey. Y para mañana tiene la reunión con el director de la WSU.

Para ese momento, ya estamos en la oficina de Christian. Me hace sentar frente a su escritorio mientras Andrea sigue recitando su agenda, da la vuelta y empieza a leer unos documentos que su asistente le entrega. Andrea continúa diciéndole su horario de manera profesional. Todo un señor importante.

Cuando está conmigo olvido quién es él para los demás, o tal vez es porque conmigo se comporta diferente.

Me levanto y camino al gran ventanal, mientras ellos siguen con su trabajo.

—Quiero al Charlie Tango para las nueve de la noche en el Escala.

—Muy bien. ¿Algo más, señor?

—Anastasia.

Doy un respingo, estaba escuchando y al mismo tiempo no lo hacía.

—Amm, ¿sí?

—¿Té? —Asiento y me sonríe sorprendiendo a su asistente, pero ella vuelve a tomar su expresión neutra—. Té negro y un café.

—¿Con leche, señor? —pregunta ella con voz monótona.

—No. Que Olivia se encargue.

En ningún momento mira a su asistente.

—Sí, señor —dice y se va rápidamente.

—¿En qué piensas, nena?

Me tiende la mano para que vaya hasta él y obedezco. Me hace sentar en su regazo y le doy un pequeño beso.

—¿Tú crees que me permitan ver a mi hija?

Apoyo mi cabeza en su hombro y cierro los ojos cuando acaricia mi cabello.

—Ya lo averiguaremos.

—¿Cómo sabes que prefería el té?

—Es lo que siempre tomas cuando voy a tu casa.

—Muy observador, señor Grey.

—Así me gano la vida.

Toma mi rostro y me da un suave beso.

Un toque a la puerta llama nuestra atención y Christian da permiso para que pasen, pero cuando me voy a levantar no me lo permite. La rubia número dos, entra con una bandeja y deja las bebidas en el escritorio. En ningún momento levanta la mirada que parece apenada.

—La señora Miles está subiendo, señor.

—Que pase inmediatamente.

Ahora parece que esta irritado. Que cambiante.

—Sí, señor —dice ella y da media vuelta.

—Gracias, Olivia. —Se vuelve y me sonríe apenada antes de salir—. ¿Por qué eres así con tus empleados?

—¿Así cómo?

—Tan frío.

—Les pago para que trabajen, no para que sean mis amigos.

—Nada te quita que les agradezcas.

—Les agradezco pagándoles bien.

Ruedo los ojos y me levanto. Chillo cuando siento que me da una cachetada en mi trasero.

—¡¿Por qué has hecho eso?! —increpo y él sonríe.

—Rodar los ojos es de mala educación, Anastasia.

Su mirada se vuelve oscura y su sonrisa igual, me remuevo un poco incómoda sintiendo un escalofrío recorrer mi cuerpo, trago saliva y siento el deseo de lanzarme a sus brazos. Tomo aire y hago acoplo de mí misma. Por alguna razón, me gusta esa actitud dura y fría.

—Así que, cada vez que lo haga ¿Me darás cachetadas?

Su sonrisa se amplia y levanta las cejas. Evito rodar los ojos y me voy al asiento del frente.

—Buena niña.

Me guiña el ojo y yo niego. De verdad me hace sentir como a una niña.

Pero, ¿por qué mierda me ha gustado que haga eso?

Debo estar loca. ¿A qué mujer le da placer que le azoten como a una niña pequeña que se ha portado mal?

Él sigue trabajando divertido, hasta que tocan a la puerta y entra una mujer de unos treinta o quizás treinta y cinco años. Otra rubia bien arreglada y con apariencia profesional. Otra mujer que se queda mirando a mi hombre más de la cuenta.

Porque él si es mío.

—Cariño, ella será tu nueva abogada.

Se me acerca algo seria, mirándome de pies a cabeza.

—Mucho gusto, Sarah Miles.

Me tiende la mano y se la recibo.

—Anastasia Steele —digo con seguridad y Christian sonríe.

Odio que me miren y me traten como si fuera poca cosa, y si voy a estar con Christian, no me puedo dejar intimidar por nadie.

—Muy bien, empecemos —dice ella y nos sentamos en unos sofás de cuero, Christian a mi lado y ella frente a nosotros—. La juez que lleva su caso se toma muy a pecho el tema de los niños y las familias que se hace cargo de ellos. Tenemos algunos puntos a nuestro favor, como son las fotos y el vídeo que me facilitó el señor Grey.

¿Qué fotos?

Christian me susurra que después me habla de ello y asiento no muy convencida, mientras continuamos escuchando a la inmutable abogada.

»Y el que su amiga le haya dado la custodia voluntariamente y en pleno uso de sus facultades, además del desprecio de su familia hacia ella y al bebé en un principio. Tenemos que resolver lo de su situación económica, que no creo que sea un problema —dice mirando a Christian y él asiente dándole la razón, pero a mí no me gusta, no quiero depender de él—. Y a esperar que la juez no vea como inconveniente su relación.

—¿Por qué eso sería un inconveniente? —pregunta molesto.

—Ella es una persona muy tradicionalista, querrá que la niña tenga un hogar estable.

Oh, por Dios... Lo único que no le puedo dar. Un hogar normal y estable.

—¿Es posible que pueda ver a mi hija?

De sólo pensar en que pueda perder a mi bebé o a mi Christian, me hace doler el corazón. Ellos son mi todo ahora, pero si he de elegir, estoy segura por quién lo haría. Ava es lo más importante que tengo y soy lo único que tiene, así los Kavanagh quieran separarnos.

—Ya arreglé eso. Podrá verla todos los días por las mañanas o las tardes, como usted lo prefiera, pero sólo durante media hora diaria. —Que mujer tan eficiente, nada que ver con el otro abogaducho, como lo llamó Christian en aquella primera cita—. Hoy, la coordinadora nos recibirá a las cuatro y media para definir los horarios de visita y la podrá ver.

Christian me pasa un pañuelo y besa mi frente mientras yo limpio las lágrimas que han empezado a salir.

Podré ver a mi pequeña.

—Me retiro. —La mujer recoge su bolso y su portafolio—. La espero en el primer piso a las cuatro.

—Muchas gracias por todo.

Le sonrío y me corresponde de igual manera. La acompañamos a la puerta y se despide dándonos la mano y se va.

Me lanzo a los brazos de Christian quien me levanta tomándome del culo y me pega contra la pared cerrando la puerta con pestillo. Lo tomo del cabello y lo atraigo a mis labios besándolo, sintiéndome feliz. Además, de que me tiene encendida desde que me encontró en la cocina esta mañana.

Me lleva alzada hasta su escritorio sin dejar de besarnos, me apoya en ella y se separa de mí, dejándome jadeando.

—Por fin le daré un excelente uso a mi escritorio —dice mientras se agacha y mete sus manos y su rostro entre mi vestido, enreda sus dedos en el elástico de mis diminutas bragas de encaje negro y las lanza, no sé a dónde.

Se reincorpora y quita la chaqueta y la corbata mientras sonríe. En ningún momento aparta su mirada de la mía, es tan sensual, mientras yo suelto los botones de mi vestido. Ya estoy más que húmeda, y él lo confirma cuando siento sus dedos acariciarme y luego dentro de mí. Sonríe y siento que me humedezco aún más. Cierro mis ojos disfrutando del placer que despierta Christian en mí. Besa mi cuello y gimo mientras quita mi sujetador y lo saca completamente, para luego escuchar como rasga su protección. Suelto un suave jadeo cuando siento que entra lentamente, llenando mi interior.

—Mírame.

Abro los ojos una vez escucho su demanda y me encuentro con esos hermosos ojos grises que se han oscurecido. Empieza a moverse adentro marcando un lento ritmo que me mata y siento que me enloquece aún más cuando toma posesión de mis pechos.

Joder...

Continue Reading

You'll Also Like

159K 22.1K 21
Viajar al Amazonas a pesar de su disgusto le abrió los ojos para darse cuenta que al final... Todavía no era verdaderamente libre. . . . No. 1 en #t...
193K 11K 18
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
592K 79.5K 46
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
187K 15.8K 35
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...