Afortunado Desastre (LR #2)

By RollitodeSushii

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Sinónimo de "Luce Webber" 1- Desafortunada. 2- Violenta. 3- Sarcastica. 4- Verborreica. ¿Quien diría que trab... More

Cap. 1
Cap. 2
Cap. 3
Cap. 4
Cap. 5
Cap. 6
Cap. 7
Cap. 8
Cap. 9
Cap. 10
Cap. 11
Cap. 12
Cap. 13
Cap. 14
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Cap. 16
Cap. 17
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Cap. 20
Galería
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Cap. 41
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Cap. 43
Cap. 44
Capitulo 45
Capítulo 46
Cap. 47
Cap. 48
Cap 49
Cap 50
Cap 51
Cap 52
Cap 54
Cap. 55
Cap. 56
Cap 57
Cap. 58
Cap. 59
Cap 60
Cap 61
Cap. 62
Cap 63 (CAPITULO FINAL)

Cap 53

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By RollitodeSushii

53. AMSTERDAM

Viajar en avión me hacia la misma ilusión que ser arroyada por un tren, pero Liam había desechado inmediatamente la idea de viajar en barco porque: a) llegaríamos muy tarde b) si me daba miedo viajar en avión, era porque definitivamente no había viajado en barco (según sus propias palabras) y c) Liam odiaba los cruceros mas que nada e el mundo... Además de su lentitud, le hacían sentir terriblemente atrapado y con mis trastornos casi-superados de ansiedad, lo más probable es que intentaría tirarme por proa después de la primera hora.

Así que no quedó mas opción: teníamos que viajar en avión para llegar a Amsterdam.

¿Por qué Amsterdam? ¿Por qué no Chiapas, o Toluca, o Argentina? ¿Qué tenia Europa que no tuviera América?

—¿Estás lista? —preguntó Liam mientras caminábamos hacia las escaleras del avión.

—No. Pero lo estaría si hubieras accedido a noquearme en el avión —así al menos no sentiría la imperiosa necesidad de saltar del avión por claustrofobia—. Aunque si te refieres a los ansiolíticos, seep, están en mi bolsa.

—Tranquila. Será un viaje rápido.

Por como huía la mirada supuse que seguía sintiéndose culpable por la entrevista de su madre. A pesar de que aquel día lo había repetido tantas veces que ya se estaba volviendo mi mantra, lo repetí una vez mas:

—Liam, no es tu culpa.

Y lo repetiría todas las veces que fuera necesario para que Liam volviera a mirarme a los ojos como solía hacerlo antes de que la culpabilidad lo consumiera.

Él se limitó a dedicarme una sonrisa cansada y continuar con el camino hacia el avión.

Katy se había vuelto loca, gritaba improperios por toda la casa e incluso sugirió poner una demanda en contra de Sarah Woodgeth, pues ahora el dinero que tenía era mas del que ella había heredado y podríamos aplastarla en una corte por difamación (de nuevo, en sus propias palabras) Dorian no había hecho más que escuchar todo el relato para, finalmente, darme su apoyo sobre cualquier cosa que quisiera hacer, incluso si incluía quemar su casa por la noche. Quentin había acompañado a Katy en su marcha por la casa gritando palabrería y media.

A fin de cuentas decidí dejarlo pasar. Estaba segura de que Liam iba a encargarse de frenar los daños y, aunque la bomba ya había sido lanzada, todavía se podían minimizar las heridas en los alrededores. Honestamente la idea de usar el dinero de James para hundir a su propia esposa (que no habrá sido la mujer mas amorosa del mundo. Pero él la quería igual), no parecía correcto, no creí que fuera lo que el esperaba que hiciera con el dinero que tanto se esforzó por conseguir.

Así que al entrar al avión, me limité a observar por la ventana, leer un libro y dibujar pequeños garabatos en una libreta, ocasionalmente. James había comprado los boletos de avión tiempo atrás, así que él había elegido los asientos: Liam al frente, junto ala ventana, yo en el asiento justo detrás. Me preguntaba que lo habría hecho elegir esos asientos, ¿por qué junto a la ventana y no al centro? ¿Por qué un vuelo en primera clase? ¿Por qué justo ese día? Conociendo a James, debía tenerlo todo planeado con un propósito.

Y yo tenía que averiguarlo.

*****

Al llegar a Amsterdam Liam me despertó con una ligera sacudida de hombros y una sonrisa burlona adornando sus facciones.

—Es palpable tu ansiedad, el pánico se escuchaba en cada ronquido.

—Que puedo decir —me encogí de hombros y le tendí la cobija verde que la azafata me había prestado. Siguiéndole el juego—. Me dormí de puro miedo.

Rió con simpatía y me tendió la mano para ayudarme a salir.

El aeropuerto de Schiphol era realmente impresionante. Un montón de gente caminaba en todas las direcciones tirando con fuerza de sus maletas y sus hijos. Decidimos (esta bien, yo decidí) hacer una parada en la tienda de golosinas, porque en todo en vuelo yo no había probado bocado y mi humor generalmente caía en picada cuando tenia el estómago vacío.

—¿Y ahora cual es el plan? —pregunté, mordiendo la barra de chocolate que encontré de descuento.

Liam se encogió de hombros.

—Amsterdam es un lugar relativamente pequeño. Las personas aquí no suelen usar mucho los autos, es mas común caminar o usar bicicleta, no es un sitio tan grande y...

—O que los neerlandeses tienen buena condición —señalé tirando de mi única y decadente maleta verde—. No me des tanto crédito, mi condición física cayó en picada cuando azoté la puerta de la oficina militar de mi padre hace algunos años. Debiste ver su cara.

—Bueno, podemos pedir un taxi hacia el hotel Van Gogh y después de comer algo... De comida real —dijo frunciendo el ceño a mi barra de chocolate—, podremos decidir.

—Bien —me limité a responder.

Para Liam no fue difícil conseguir un taxi (¡Que raro!), ni encontrar habitaciones disponibles en el elegante hotel de Van Gogh. Lamentablemente el neerlandés no era mi fuerte, por lo que fue Liam quien se encargó de los tramites que a mi me pasaron de noche. Wendy tenia razón cuando decía que debía enfocar mi tiempo en aprender idiomas en lugar de ver esas estúpidas series de televisión. Bueno, sabia un poco de japonés (por un error de mi maestra de francés), y no era nada mala en el ingles o el español, pero sin duda me había quedado corta en esa ocasión.

Dentro, el hotel estaba repleto de bonitas pinturas de Van Gogh, entre las cuales solo pude identificar a "Los Girasoles de Van Gogh", "La Noche Estrellada", "La noche Estrellada Sobre el Rodano" y mi favorita: "Los Comedores de Patatas". Porque hasta los artistas saben que la comida merece un lugar en todo lugar.

—Listo. Tenemos una bonita vista hacia la calle principal, pero es época de turistas —dijo arrebatándome la maleta de la mano y apresurándose a caminar por delante de mi—, así que tal vez no haya sido una muy buena idea, las calles se ponen un poco ruidosas.

Me había quedado tan embobada con la pintura de La Noche Estrellada, que no lo había sentido acercarse a mi. Iba a decirle que podía cargar mi maleta perfectamente, pero la pintura de unos ojos (supuse que eran los de Van Gogh) me robó la atención cuando dejábamos la recepción. Habían tantos tonos de colores en ella, que no podía dejar de preguntarme cuanto tiempo les habría tomado crear esa puntura, aunque también me preguntaba si aquella era una pintura real o algún sencillo papel impreso en una maquina grande.

Los pasillos, los elevadores, todo estaba lleno de las pinturas artísticas de Van Gogh.

—Solo es un hotel —susurró Liam, inclinándose hacia mi y manteniendo la mirada fija en las puertas del ascensor que se cerraban.

—¿Esas son pinturas reales?

Él asintió. —La mayoría lo son, aunque algunas parecen ser simple tapizado ¿no crees? De todas formas aquí no encontrarás ningún original, la mayoría están en el museo de Van Gogh a pocas calles de aquí. La ventaja que tenemos en este hotel —Las puertas de abrieron, obligándonos a retomar el paso por los pasillos del hotel— es que queda relativamente cerca de todo.

—¿Ya habías venido antes? —pregunté, siguiéndole el paso entre algunos tropezones que me daba por curiosear las impresionantes pinturas en las paredes de hotel.

—Si. Tu habitación es esta —dijo señalando la puerta con el número 250, en cuya pared del frente estaban pintados los ojos de van Gogh—. La mía es la de al lado. Descansa un poco, te veo en el pub en dos horas —dijo antes de acariciar fugazmente mi mejilla con su pulgar y perderse de inmediato dentro de la habitación de a junto.

Me mecí sobre mis talones antes de saludar a Van Gogh con una elevación del mentón y entrar de una vez a mi nueva y temporal habitación.

La habitación era bastante sencilla, una sola cama matrimonial, la pared de la cabecera estaba decorada con una bonita pintura de la obra de "La Noche Estrellada Sobre el Rodano" en donde un montón de estrellas que a mi me parecían mas bien pequeños soles, proyectaban su luz sobre el agua clara, también tenia dos burós de cada lado y Liam tenia razón, una bonita ventana con una vista muy bonita hacia la calle principal.

No imaginaba porque Liam elegiría aquel sitio. La verdades que no se caracterizaba precisamente por su humildad o por ocultar sus ostentocidades, así que no entendía que podíamos estar haciendo en un hotel de tres estrellas. Sin embargo aquello no podía ser mejor. Durante el viaje en avión no había podio sacarme de la cabeza las imágenes de hoteles como el WestCord o el Amadi, que Katy me había mostrado na noche anterior (antes de que le halara sobre el incidente con la revista Celebrity). Aquellas imágenes no habían hecho más que ponerme los nervios de punta, con todas las personas elegantes que se pavoreaban de un lado a otro, principalmente en tiempo de turistas. No podía estar mas agradecida por la sorpresa.

Iba a poder subir los codos a la mesa, beber agua mientras aun tenía comida en la boca y cruzar la pierna en los asientos.

Ah, y usar pantalón.

Aproveché el tiempo para tomar unos vaqueros azules, una blusa a rayas grises y negras sin mangas, correr al baño y darme una rápida ducha, pues aquel calor era consumidor.

Una vez se pude hacer algo por arreglar mi derretido aspecto, me dirigí hacia el pub, donde esperaba que Liam ya estuviera, pues odiaba tener que esperar a las personas y era una persona terriblemente impaciente.

Afortunadamente (o quizá no tanto), Liam ya se encontraba en el pub (que también contaba con el cuadro de los ojos de Van Gogh. Tenía la impresión de que iba a terminar alucinando ese cuadro), conversando con la bonita, rubia y despampanante meseta frente a la barra principal.

La chica sonreía enormemente mientras Liam respondía con amabilidad a sus insistentes preguntas, lo entendí cuando me acerqué lo suficiente.

—¡Me encantaría ir a América! —chilló.

—No es tan interesante —dije, guardándome la sonrisa triunfal que había intentado aparecer cuando la expresión abatida de Liam había cambiado por una de completo alivio, mientras que la de la chica había cambiado a una de completo fastidio—. Hay mucha contaminación y los conductores no respetan a los transeúntes, los libros son mas costosos y definitivamente no tenemos vinos tan deliciosos —concluí tomando un pequeño sorbo de la copa que Liam sostenía entre la manos.

Lamentablemente el vino en Amsterdam si que era diferente, pues al instante solté una breve tos que no hizo mas que provocar la risa de Liam y una ceja elevada por parte de la rubia.

—¿Necesitas ayuda con algo?

—No gracias —A como pintaban las cosas, bien me iría si se limitaba a escupirle a mi café—. De hecho, creo que ya nos íbamos.

—Si, ya nos íbamos —dijo Liam poniéndose de pie y tendiéndole la mano a la rubia—. Fue un gusto conocerte Fatima.

La rubia estrechó su mano y corrigió con amabilidad:

—Es Fabiola.

Casi se me escapa una carcajada al ver a mi jefe sonrojar ligeramente y asentir para marcharse pitando de ahí.

—¿Y bien? —pregunté encogiéndome de hombros al hundir mis dedos en los bolsillos de mía vaqueros— ¿Ahora qué?

—No lo sé, generalmente me limito a caminar por éstas calles, hasta que oscurezca —dijo caminando hacia el frente.

—¿Qué dices? ¿Ya habías venido aquí? —No me di cuenta de lo estúpida que era mi pregunta hasta que no la proyecté. Claro que había ido a Amsterdam, su padre había hecho su fortuna ahí.

Pero Liam asintió y explicó con paciencia:

—Como estudiaba en Londres, los fines de semana buscábamos salir a divertirnos y Holanda, Francia y Bélgica estaban muy cerca en avión.

Vaya. Cuando yo quería salir a divertirme iba a casa de Katy e iniciábamos una pijamada improvisada con Karaoke e invitábamos a un par de amigos para hacer la más interesante. Si nos iba bien, alguien terminaba pagando las pizzas y nos ahorrábamos ese dinero.

—Vaya.

Caminamos en silencio un par de minutos. Las calles eran amplias, pero las casas eran demasiado estrechas, todas tenían una fachada muy curiosa, todas eran de mas de tres pisos, como pequeños edificio particulares muy pintorescos. Las calles estaban completamente limpias y el aroma a césped mojado predominaba en cada calle.

Me habría quedado embomada observando cada fachada y a cada transeúnte en la ciudad hasta que oscureciera por completo, si no hubiera sido porque Liam señaló hacia el frente poco después.

—Este es el bien conocido barrio del Jordaan, y ese canal que ves ahí —señaló la enorme serpentina de agua frente a nosotros— es el canal Brouwersgracht, de noche es aun mas increíble.

¿El canal qué? Seguro que los neerlandeses besaban increíble, porque mover la legua de esa manera para pronunciar semejantes nombres debía fortalecer los músculos de la lengua mejor que hacer un nudo con e tallo de una cereza.

—Vaya —fue todo lo que me salió mientras nos acercábamos a los barrotes que protegían al canal.

El agua proyectaba las figuras de algunos botes que flotaban en las orillas, así como las pequeñas luces recién encendidas de los faros. El atardecer estaba ocultando el sol mostrando a lo lejos las primeras estrellas. Desde mi sitio detrás de los barrotes, el canal parecía verdaderamente profundo, los otros turistas comenzaron a arremolinarse también, pues Liam tenia razón; el canal se veía mucho mejor sin luz, unas luces elegantes adornaban los tres arcos del canal, sobre los que nos encontrábamos y que daba paso a las aguas que se abrían hacia mas calles por detrás.

—Amsterdam es llamado por algunas personas "La Venecia del Norte", por la increíble cantidad de canales que atraviesan la ciudad —explicó sin apartar la vista del frente.

Vaya, y yo que siempre había deseado conocer Venecia, si hubiera sabido que la vida me concedería el deseo a medias, me habrá tomado el tiempo para investigar más sobre Amsterdam, pues lo que sabia era únicamente lo que veía en televisión: la casa de Ana Frank, las casas estrechas, los muchos canales (sin sus nombres, por supuesto), el libertinaje y su amor por las plantas.

—¿Liam?

Liam despegó la vista del frente y se enfocó en mi nuevamente.

Señalé al canal. —¿Como dijiste que se llamaba?

Sonrió con sorna y repitió:

—Brouwersgracht.

____________

N/A: Este es el primer capítulo del maratón :3 Todavía no se cuantos capítulos serán  pero, por si les interesa, los adelantos ya están publicados en la pagina de Facebook "RollitodeSushii"  ahí estaré publicando las zonas de Amsterdam que visiten Liam y Luce  <3 y algunos datos extra :3

El maratón va a ser de un capitulo por día ;)  

Como siempre les recuerdo que pueden seguirme en Instagram como "alexw_rs" y en Twitter como "RollitodeSushii" de verdad me ayudan muchísimo siguiéndome :3

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=] Alex

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