Capítulo 21

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Corría por el bosque que estaba tras de las caballerizas, estaba perdida, me perdí en el momento en que Dmitrei tuvo otras intenciones conmigo.

Había bajado de Luna, y salí corriendo, corrí por un buen rato hasta que me detuve ya exhausta de la carrera que había emprendido, sin rumbo alguno. Me escondí tras un arbusto de un metro aproximadamente, aquí no podría verme, o eso espero.

Saqué la daga de mi bota, permanecí sentada en el suelo, tratando de recuperar el aliento, pero me era imposible. Estaba perdida en un bosque, junto a un imbécil que quería violarme, no sé qué hacer, no sé si esconderme hasta que me extrañen y salgan a buscar, o terminar de recuperar el aliento y buscar la salida. 

Estaba en posición fetal, me mecía suavemente con la esperanza de calmar las náuseas que me atacaban, estaba tan agotada que no me extrañaría caer inconsciente en cualquier momento o simplemente vaciar mi estómago aquí mismo.

Estaba recuperando el aliento cuando escuché una ramita romperse, puse a todos y cada uno de mis sentidos alerta, me aferré más a la daga como si fuera lo que me diera energías y me impulsara a seguir respirando. Hubo silencio absoluto.

Quedé en cuclillas y caminé así, mis muslos ardían por el esfuerzo que estaba haciendo, no me detuve a pesar de que sentía como pequeñas y filosas agujas se clavaran en mis muslos, ignoré todo indicio de dolor. 

Salí de detrás del arbusto, no vi nada por lo que me levanté del suelo, sigilosamente, evitando hacer ruido alguno, hasta intentaba respirar más despacio, temía que mi respiración fuese muy ruidosa y lo atrajera a mi posición.

Intenté hacer mis movimientos lo más sigilosos posible, las lecciones de Evan no solo se basaban en enseñarme a manejar un arma que me ayudaría en situaciones de riesgo, si no, que el sigilo era parte de aprender a defenderse. A veces, la mejor arma que puede salvarte de tu atacante era el sigilo. 

Me calmé pensando en que tenía una ventaja, por mi estatura era más veloz ante mis oponentes, o eso fue lo que dijo Evan.

Me quedé de pie en una pequeña franja de sol, mi daga brilló ante el contacto, permanecí quieta, escuchando, cuando sentí una presencia tras de mí, pero fue demasiado tarde.

Dmitrei hizo que soltara la daga, golpeándome en la muñeca, me empujó haciendo que cayera al césped que le decoraban pequeñas rocas que se incrustaron en mi espalda, haciendo que aullara de dolor. La daga estaba a unos centímetros de mí. Se puso sobre mí, agarró mi muñeca derecha, pero no pudo tomar la izquierda, porque le pegué en la entrepierna, cogí la daga y volví a darle un rodillazo entremedio de sus piernas, a pesar del golpe no se me quitaba de encima, así que sin más le hice un corte en el brazo, nada grave, pero ambos dolores lo distraerían dándome tiempo para liberarme de su agarre que sería más débil al momento de concentrarse en distintos dolores, y así fue. Se apartó, aproveché de correr, para mi mala suerte, me estaba adentrando al bosque, no saliendo de este.

Corrí y corrí, hasta que los pulmones me ardían y la garganta me dolía, volví a esconderme tras un arbusto, no me quedé ahí por mucho tiempo. Caminé entre los arbustos, en la dirección de donde había venido, sigilosamente avancé, la daga goteaba sangre, la limpié con mi capa y seguí avanzando.

Crack, una ramita se acababa de romper. Sin dudarlo, trepé con sigilo a un árbol en el cual estaba apoyada, tenía la daga sujeta con la boca, cargaba mis dientes en ella para evitar que se cayera.

—Vamos linda, salid de vuestro escondite, vamos a divertirnos un poco — Dmitrei no estaba muy lejos.

Me subí a una rama y ahí me quedé, a tres metros del suelo y de una caída que no me dañaría, pero sin duda alguna haría que me tomara unos segundos valiosos para ponerme de pie. En mi nuevo escondite pasaba desapercibida, o eso creo. 

Heredera Perdida [Completa]Where stories live. Discover now