Capítulo 20

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Pasé la noche en casa de Evan, al día siguiente, ambos volvimos al castillo a eso de las cinco de la tarde, el sol se estaba ocultando dando paso a un hermoso atardecer de invierno, era magnífico.

Mis padres estaban vueltos locos, se habían enterado que había salido del castillo, no solo por la nota que había dejado en mi habitación, si no, por el chismoso y entrometido de Rex. Tenía ganas de ahorcarlo y enterrar mis dedos en sus ojos ¡Como lo odiaba en este preciso instante!

Recibí la reprimenda de mi vida, a consecuencia de haber salido sin haber avisado con anterioridad y sin su permiso, debía salir con guardias a todos lados, para colmo de males había dos guardias bajo mi balcón y uno bajo las ventanas de mi habitación, tengo más seguridad de cuando llegué aquí ¿Era muy necesario aquella medida drástica? Bueno, quizá sí, pero tenía mis razones para salir de esta cárcel que la hacen llamar castillo.

Tenía permitido salir con Amatista, George, Dmitrei y Odilia, lamentablemente estos dos últimos seguían en el castillo, objeté miles de veces, sus respuestas fueron que, o salía con ellos o me quedaba encerrada en mi habitación hasta que me sepa comportar y haya ganado su confianza, nuevamente.

No me arrepentía de nada, al haber estado con Evan y su familia, me sentí como en casa, sentía que podía ser yo misma, incluso pude hablar sobre mi vida... ¿Pasada? ¿Futura? Bueno, la vida que tenía antes de llegar aquí. No es como que haya dicho con lujo de detalles mi vida anterior, solo fue una pincelada de lo que hacía, insisto, mi intención no era alterar el tiempo contando mi vida, solo quería tener a alguien que me escuche sin que me juzgue o me reprima a cada palabra que diga. Tenía a Amatista, Leda y Daisy, sin embargo, ellas no podían disponer todo su tiempo para mí y escuchar mis quejas e historias.

Al contarles sobre esto, no alteraría el futuro, Amatista dijo que sea como sea, esta época, por nada en el mundo saldría en los libros futuros, los animales de esta época, se extinguirían al igual que la magia. Ahora entiendo porque en los libros de historia no relata nada sobre esto, conservó una gran curiosidad respecto a cómo la vida futura se desarrollaría sin esta época o que haría que esta época nunca haya sido mencionada en los libros.

Evan tuvo un buen cumpleaños, comió pastel y cupcakes hechos por su madre, yo me limité a ser ayudante, ya que no sé cocinar, pero aprendí un poco ya que Sindye me enseñó cómo cocinar un pastel. La pequeña, entusiasmada, me enseñaba sus recetas secretas de los pasteles favoritos de Evan, me hablaba de lo mucho que su hermano adoraba el pastel y, sobre todo, el de chocolate.

Al llegar al castillo, envié a Blanca a que le comprara un regalo a Evan. Al principio no sabía qué regalarle, pero luego recordé que me había comentado sobre un libro de bestias del bosque de Xiomara, siempre había deseado tener ese libro, y una capa de terciopelo. Blanca fue a comprar el libro, y Jenna fue por la capa, yo me quedé con Canela que estaba enseñándome a tejer, saber tejer tenía una ciencia, una ciencia que logré comprender de a poco.

Era el segundo día que yacía encerrada en mi habitación sin poder salir, gracias a las diosas, ni Odilia y mucho menos el imbécil de Dmitrei se habían asomado para hacerme compañía, solamente Amatista había venido a verme. Eran las seis de la tarde, el sol estaba en su punto máximo.

Me iba a lanzar a mi cama para poder dormir, cuando oí dos suaves golpes sobre la puerta de mi habitación, los ignoré, pero la persona que tocó no le importó en lo más mínimo. Rex se asomó por la puerta mientras entraba y la cerraba tras de él ¿Y ahora qué rayos quería?

—¿Qué haces aquí? ¿Vienes a ver que hago para correr a contárselo a mis padres?

—Por favor princesa, no se moleste, solo hice mi trabajo.

Heredera Perdida [Completa]Where stories live. Discover now