Capítulo 18

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Cuatro días habían pasado desde la "amenaza", si así se le puede llamar, de Odilia. No quise alarmar a George contándole lo que me había dicho nuestra adorable prima, la verdad, es que nadie lo sabía, pero me traía muy inquieta, al igual que Dmitrei. Este último seguía sobre mi como una lapa, intentaba arreglar lo sucedido, según él, quería que nos viéramos en privado, varias veces me citó en su habitación para que pudiéramos hablar tranquilos, pero yo no me presentaba a ni una cita que me hiciera.

Cada vez que me lo encontraba, "por casualidad", estaba acompañada, la única vez que me topé con él y estaba sola, fue ayer. Me acorraló en un pasillo diciéndome que tarde o temprano teníamos que hablar, que no podía evitarlo por siempre, a lo que yo le conteste con un "sí quiero evitarte de aquí hasta mi tumba, lo haré". También recalqué que sus amenazas no me asustaban, algo falso. Algunas me aterraban, sólo tengo diecisiete años, él veintidós, por lógica él era mucho más fuerte que yo. Claro está que no le demostraría que me intimida, eso le daría más poder sobre mí.

Estaba planeando salir a dar un paseo para que Eike pudiera tomar aire y pudiera ejercitar sus pequeñas alitas. Y si Dmitrei intentaba acorralarme, nuevamente, le daría la orden a Eike de que se lanzara sobre él, enterrando sus pequeñas manitas en sus ojos, preferiría eso mil veces a que vuelva a poner una mano sobre mí.

A Eike le gustaba que lo sacara a pasear, llegaba a chillar de emoción, me causaba mucha ternura tal acción. 

Una vez en el jardín, me senté en una de las bancas frente a la fuente de agua, observé sobre mi hombro para asegurarme de que mis guardias estaban tras de mí, y así fue, Rex y Louis hablaban por lo bajo, movían sus labios tan rápido que pareciera que no estuviesen hablando.

De mi pequeño morral saqué un libro que se titulaba "Criaturas exóticas de Yeckeown", quería estudiar un poco más la especie de Eike, sabía que su especie era única en todo el mundo, y que sacarlos de su hábitat sin el consentimiento del rey, era ilegal.

Leí que cuando tenían un mes y medio de edad, ponían en práctica el aleteo de sus alas, para así poder volar. No todos lo hacían, ya que sus alas eran sumamente delicadas y tomaba trabajo poder mantenerse levitando, sus alas eran tan frágiles como las de una mariposa.

Intenté buscar sobre si era normal que entendieran a los humanos, pero no decía nada al respecto, algo curioso, ya que Eike daba la impresión de que me entendía, tanto a mi como a otras personas, podría ser que era único e inigualable en su especie.

Después de haber leído sobre los Moinckius, guardé el libro en el morral y extraje otro, uno que me había regalado Amatista para que estudiara más a fondo sobre las criaturas del bosque de Lótusz. El libro tenía una introducción sobre el bosque, el nombre de este era Xiomara, poseía este nombre por la diosa de Lótusz de la flora y fauna. Se dice que la diosa Xiomara protege el bosque, y guía a los viajeros perdidos cuando se pierden en él.

Busqué como capturar a un Ximfuriuxs, sabía que si estaba lo suficientemente desesperada se dejaría ver, pero en el libro también decía que si mis intenciones eran buenas al utilizar el ojo, también se dejaban ver. La otra forma más fácil de encontrarlo, era entonar una canción escrita por la misma diosa Xiomara, creo que optaría por esta opción. Se decía que la canción era tan poderosa, que podías hipnotizarlos, perfecto para mí, ya que requería de su saliva.

Y como olvidar los Chumiuxs, estos salían de los riachuelos a tierra firme cuando el sol estaba en su punto más alto, esto les permitía a los Chumiuxs, tomar sol, creo que estos eran más fáciles de encontrar, excepto por una pequeña cosa, eran viscosos, difíciles de atrapar, solo con una red hecha por lianas se podían capturar.

Heredera Perdida [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora